Bon Preu se queda sin cuentas por la guerra entre los hermanos Font
La cadena de supermercados no logra aprobar sus números por el enfrentamiento que mantienen los dos hermanos Font, accionistas al 50% de la empresa
Si Bon Preu había logrado mantenerse al margen de la guerra fratricida que enfrenta a sus dos accionistas hasta el momento, las consecuencias afectan ahora al devenir de la compañía. Tras años de enfrentamiento soterrado entre Joan y Josep Font, la matriz del grupo de supermercados no logró aprobar sus cuentas por culpa de la retribución percibida por el mayor de los hermanos.
Según publica este lunes el Registro Mercantil, Bon Preu Holding SL –la cabecera de la compañía de distribución— no aprobó las cuentas anuales de los ejercicios 2015, 2016 y 2017. Fuentes cercanas al grupo explican a Economía Digital que la negativa se debió a un incremento de sueldo de 580.000 euros para Joan Font, presidente de la empresa, aprobado de manera unilateral por él mismo.
Además, el incremento de los emolumentos llega de la mano de la política de no distribuir dividendos a los accionistas. De este modo, la combinación de ambos factores provocó que el meno de los hermanos, el vicepresidente Josep Font, se negara a dar el visto bueno a los números del grupo.
Al carecer de un consejo de administración, estar partida al 50% exacta y gobernada por dos administradores solidarios, el bloqueo es todavía insuperable. Mientras, el conflicto se dirime en los tribunales después de que el juzgado de lo mercantil número 8 de Barcelona autorizase a dividir el conglomerado empresarial en dos partes. El procedimiento ya está camino de la Audiencia Provincial.
Los números de Bon Preu
Tampoco ha aprobado todavía las cuentas del ejercicio 2017/2018 la filial Bon Preu SA, que aglutina la práctica totalidad del negocio de la empresa. En este caso, Joan Font es el representante de Bon Preu Holding –el accionista único de la sociedad–, por lo que no tiene la obligación que rendir cuentas ante su hermano.
Las últimas cifras presentadas son las del ejercicio 2016/2017, cerrado el 28 de febrero. Los beneficios alcanzaron los 37,2 millones de euros, el 3,5% más que en el año fiscal anterior. No obstante, nada fue a parar al bolsillo de los accionistas, pues la totalidad de las ganancias fue destinada a reservas voluntarias.
El buen resultado llegó acompañado de un crecimiento en las ventas: de 985,3 millones a 1076,8 millones de euros, el 9,4% más. Y es que a pesar de la guerra entre Joan y Josep Font, la facturación de la empresa avanza año a año.
La guerra judicial en Bon Preu
El enfrentamiento de Joan y Josep Font saltó a los juzgados después de que el menor de ambos interpusiera una demanda contra el mayor con tal de ejercer el derecho de separación y vender su porcentaje. La magistrada Marta Cervera desestimó las peticiones y abrió la puerta al siguiente mecanismo previsto en los estatutos de la firma para la resolución de conflictos: la separación en dos.
La razón es que la juez no atisbó alguno en las valoraciones que se hicieron para saber el precio que debería pagar Joan. A lo largo de la batalla, ambos bandos encargaron sus propias valoraciones antes de ejercer el derecho de separación de socios, previsto en los estatutos de la empresa. La primera, solicitada por Josep, fue realizada por Mazars y fijó un precio de 960 para toda la empresa. A su vez, Joan pidió un informe a Faura-Casas, que marcó el precio en sólo 380 millones.
Ante las diferencias, el vicepresidente acudió a Grant Thornton, que disparó el precio de Bon Preu hasta los 1.100 millones. En cambio, el presidente tocó el timbre de KPMG, que situó la compañía en 600 millones. Eso sí: avisó de que en caso de venta, el valor del 50% sería sólo de 210 millones. Al haber una diferencia superior al 25% entre las distintas valoraciones, todas quedaron invalidadas.