La dirección tripartita de Freixenet se pone tiquismiquis
Pedro Ferrer, Enrique Hevia y Eudaldo Bonet empiezan a remover cajones para dejar la compañía a punto para la venta
El cambio en el mando de Freixenet, que ha pasado de un consejero delegado a una dirección tripartita, compartida por las tres ramas familiares, no ha tardado en notarse en el seno de las cavas. Los nuevos directores han empezado a moverse para conocer al dedillo todo cuanto se mueve, se hace y se factura.
Freixenet anunció el pasado miércoles 14 un cambio de rumbo. Su consejero delegado, Pedro Ferrer, fue sustituido por una comisión directiva ejecutiva formada por tres personas: Enrique Hevia, Eudaldo Bonet y el propio Pedro Ferrer. Un representante de cada rama familiar para buscar una solución consensuada al problema interno de la compañía: no se concreta la venta y sus resultados son discretos.
A pesar de que los Ferrer, contrarios a la venta, son la rama familiar con mayor participación en la compañía (42%), quedaron en minoría en el nuevo triunvirato gestor de las bodegas: Hevia y Bonet quieren vender y, además, son muy críticos con la gestión hecha por Pedro Ferrer en los últimos años.
Por ello, han empezado ya a remover cajones. Fuentes cercanas a la compañía explicaron a Economía Digital que a los pocos días del cambio empezaron a pedir más información de la habitual a los directivos y profesionales de la compañía. Papeles, contratos, tarifas, etc.
Venta y desconfianza
Estos movimientos tienen dos lecturas. La primera de ellas, la más obvia, es que se están preparando para la venta, por lo que quieren conocer al detalle el estado de la compañía y ver si pueden hacer ajustes que la hagan más atractiva. Una especie de auditoría interna. El principal problema de Freixenet es su baja rentabilidad: con 529 millones de facturación, sólo ganó 2,35 millones el año pasado.
La segunda lectura es la desconfianza entre los máximos directivos de Freixenet. Enrique Hevia fue el primero en alzar la voz contra la gestión de su primo y poner a la venta el 29% que comparte con sus hermanas. Desde la vicepresidencia, su campo de acción se reducía a las finanzas, mientras que ahora tiene acceso a todo.
Este cambio en la dirección, a pesar de que no se ha notado a nivel de despachos –cada uno sigue en el suyo–, está inquietando en las oficinas de la compañía. Hasta ahora, todos los directivos tenían claro a quien reportaban, mientras ahora se cruzan las órdenes y les piden papeles que nunca les habían pedido.
Candidatos
Freixenet cambió de dirección después de que fracasara el último intento de compra de José Ferrer Sala, propietario del 42% de las acciones. Hevia y Bonet quieren buscar una vía alternativa, sea Henkell u otro grupo internacional. El problema es que, si los Ferrer no venden y tampoco lo hacen ni José Luis Bonet ni su hermana Pilar, el comprador no tendrá la mayoría.
A pesar de ello, cada vez suenan más candidatos para entrar en el accionariado de Freixenet. A la alemana Henkell, la única que ha presentado oferta formal, podrían sumarse la japonesa Suntory y la francesa Vranken Pommery, según publicó El Confidencial. Este fabricante de champán, no obstante, factura bastante menos que la primera cava catalana.