La banca perdonará 150 millones de deuda a Eroski por la venta de Caprabo
La cadena vasca cumple con la exigencia de la banca de desinvertir además de estar dentro de los límites financieros marcados en la última refinanciación
La venta de Caprabo no solo supuso una inyección económica para Eroski. La cadena vasca se comprometió hace dos años con la banca a acometer desinversiones para devolver una deuda que rondaba los 1.500 millones de euros. De lograr un inversor para la filial, las entidades le prometieron dos cosas: desbloquearían 200 nuevos millones de euros sin intereses que no se deberían devolver hasta 2027 y le perdonarían 150 millones durante los vencimientos anteriores.
La compañía que preside Agustín Markaide se muestra convencida de que podrá activar la cláusula de la refinanciación. Hoy el pasivo de la firma es ya de 1.203 millones de euros, aunque 200 millones corresponden al bono firmado con los acreedores. Para confirmar que se le condonan otros 150 millones eso sí deberá esperar a tener la confirmación oficial en enero de 2022.
Según informan desde la compañía, para obtener la dispensa el primer paso es afrontar el pago de los 347 millones de euros que vencían en 2021. Las cuentas semestrales de la firma muestran que ya solo quedan 206 millones a devolver; una cifra que no debería ser problemática tras la venta del 50% de Caprabo al inversor checo Daniel Kretinsky. Por ello era tan urgente para la cúpula de la firma vasca acometer la venta de la filial catalana en los primeros meses de este año.
Hacer frente al vencimiento de 2021 no era el único requisito impuesto por los acreedores. «El grupo tiene que acreditar haber realizado desinversiones para atender el pago de la cuota», advierten las mismas fuentes. Tras deshacerse de varios inmuebles a lo largo de la campaña catalana y haber dado entrada a un socio en Caprabo, la empresa cree dar por descontado este punto. «Además, tenemos que cumplir los ratios financieros exigibles y alcanzar unos fondos propios determinados», añaden.
La organización da así por seguro que al menos podrá descontarse buena parte de los 150 millones de euros a los que aspira teniendo en cuenta el desarrollo del negocio a lo largo de los últimos meses.
Eroski tiene tiempo hasta 2024
Tras salvar el pago de 2021, Eroski afronta ahora un horizonte despejado hasta 2024. Para 2022 y 2023, el acuerdo firmado con la banca contempla apenas pagos por 31 millones de euros cada año. Los vencimientos se dispararan eso sí en 2024, con una cuota de 701 millones de euros a devolver. De conseguirlo, para 2027 le esperan otros 200 millones de euros que deberá devolver sin intereses.
Aunque siempre cumplió con los pagos firmados, Eroski tiene un problema añadido: la banca vendió la deuda a fondos de inversión, mucho más duros que las entidades tradicionales a la hora de ejecutar los acuerdos si se incumplen las ratios financieras previstas. Banc Sabadell inició el adiós de la banca tradicional a la compañía. En marzo de 2020 le siguió BBVA y en octubre hicieron lo mismo Caixabank y Bankia En total: 800 millones de los comprometidos.
Los fondos tienen la posibilidad de convertir la deuda de Eroski en participaciones
Sus nuevos acreedores son fondos como Sculptor Capital o Davidson Kempner, que compartirán mesa con los acreedores españoles que todavía restan, como Banco Santander, Kutxabank y Caja Laboral.
Los fondos cuentan así con la posibilidad de “convertir una parte de la deuda pendiente por las participaciones (…) considerando a efectos el valor calculado por expertos independientes”, señalaba la empresa en su última presentación de resultados antes de asegurar que las entidades no podrán adquirir las sociedades por un precio inferior al mercado.
Eroski gana un 12,5% menos
Este viernes, Eroski hizo públicos los resultados del primer semestre de 2021. La organización sufrió una caída de los beneficios del 12,5% y las ganancias se quedaron en 42 millones frente a los 48 millones de euros del mismo periodo del año anterior.
La recuperación del negocio de viajes y gasolineras no fue suficiente para compensar la vuelta a la normalidad del negocio de alimentación, que durante la primera mitad del año pasado funcionó a una velocidad extraordinaria por el coronavirus.
De este modo, Eroski cerró el mes de junio con una facturación de 2.248 millones de euros, una cifra prácticamente idéntica que la de 2019 pero un 6,8% inferior que la del año pasado.