Juvé y Camps demuestra que nadie compra cava si no es Navidad
La cavista de la familia Grifols sólo logra el 25% de las ventas en el primer semestre del año y acaba un ejercicio de transición en pérdidas
Son sólo unas cuentas semestrales. Y son sólo las cifras de Juvé y Camps, la tercera empresa del sector, a años luz de Freixenet y Codorníu. Sin embargo, los resultados del primer semestre de la cavista esconden una cruda realidad: todavía es un producto claramente estacional que concentra la mayor parte de sus ventas en Navidad; una losa para competir con bebidas como el champagne o el prosecco.
En sus cuentas, la compañía propiedad de la familia Grífols admite unas pérdidas de 2,3 millones de euros y una facturación de apenas 5,8 millones entre enero y junio de 2018. Las cifras –si bien no se pueden comparar– quedan lejos de las ganancias de 1,5 millones y las ventas de 23,6 millones de euros del ejercicio 2017.
La principal razón es que con la entrada de la saga catalana, primera accionista de la farmacéutica Grifols, la cúpula decidió hacer un cambio contable y pasar a cerrar los ejercicios en junio, en lugar de en diciembre, como es habitual en la mayoría de empresas españolas.
No obstante, la facturación se queda lejos del 50% que debía ser a tenor del periodo temporal que abarcan las cuentas. La explicación se encuentra en el mismo documento depositado en el Registro Mercantil: «Estos resultados son consecuencias de un volumen muy reducido de ventas correspondiente al primer semestre del año natural fruto de la conocida estacionalidad a la que está sometido el sector».
Así, Juvé y Camps admite que solamente el 25% de las botellas comercializadas entre enero y diciembre se venden en los primeros seis meses del año. Un golpe de realidad para la industria, que se esfuerza en desestacionalizar el consumo de esta bebida y alejarla del tradicional brindis navideño.
Desestacionalizar el cava: una obsesión también de Freixenet y Codorníu
El sector se centró en los últimos años en conseguir asociar el espumoso a la gastronomía y el ocio. De hecho, incluso pidió fondos a la Unión Europea y el Gobierno de España para vender la idea tanto en la Península Ibérica como en algunos de sus principales mercados europeos como Reino Unido y Alemania.
A esta campaña se sumaron en los últimos años tanto Freixenet como Codorníu. La primera, líder del sector, abandonó esta Navidad su clásicas burbujas para tratar de vincular el cava con las celebraciones incluso en la playa en su tradicional anuncio.
Mientras, Codorníu hizo lo mismo ya en 2016 con el spot Algo maravilloso va a pasar protagonizado por Leonor Watling. «Queremos romper los tópicos y desestacionalizar el consumo, muy concentrado en las celebraciones navideñas», decían los responsables durante su lanzamiento.