Josep Font se encomienda a su hijo para resolver la guerra de Bon Preu
Abel Font asume las funciones de su padre con el objetivo de rebajar las tensiones con su tío, Joan Font, que avanza con la partición de la empresa en dos
En pleno conflicto judicial, el menor de los hermanos Font da un paso atrás en la gestión de Bon Preu. Josep Font, de 63 años y enfrentado a Joan en los tribunales por el futuro de la cadena de supermercados, dejó su puesto de subdirector general a finales de diciembre en manos de su hijo Abel Font; una medida a la desesperada para evitar que su pariente rompa la compañía en dos como pretende.
El cambio se publicó el pasado 4 de enero en el Registro Mercantil y afecta a las tres sociedades del Universo Bon Preu: Bon Preu Holding, Bon Preu SA y Gesdip SA –dedicada al negocio inmobiliario–. “Es una medida para tratar de restablecer la comunicación entre ambas partes”, explican a Economía Digital fuentes del entorno del dirigente.
Las mismas voces confían en que las relaciones mejoren al apartarse Josep Font de la interlocución, pues su relación con Joan era también pésima a nivel personal. De hecho, en las reuniones mantenidas semanalmente por parte de la cúpula de la empresa, los dos hermanos ni siquiera se dirigían la palabra.
Josep Font deja la resolución de la guerra de Bon Preu en la nueva generación
Ahora será tarea de Abel Font rehacer los puentes necesarios para que Joan Font no parta Bon Preu en dos, tal y como amenaza por las diferencias en la retribución que deben percibir los dos administradores. Por el momento, no ha existido ninguna reunión oficial entre ambos, pero se espera que se produzca esta misma semana.
Según informó el Ara, el nuevo subdirector general es licenciado en Administración y Dirección de Empresas y desde 2015 dirige Turtle Capital & Investments, una firma con inversiones en empresas como Housers, Wetaca, Stayforlong y Aticco.
Fuentes del sector señalan a Abel como el heredero natural de la empresa al ser el más preparado en el campo de la dirección de empresas. Josep tiene dos hijos, aunque el relevo ya queda claro. Mientras, Joan, de 68 años, tiene otros dos descendientes, que optaron por otros caminos profesionales alejados del mundo empresarial.
La guerra judicial en Bon Preu
El enfrentamiento de Joan y Josep Font saltó a los juzgados después de que el menor de ambos interpusiera una demanda contra el mayor con tal de ejercer el derecho de separación y vender su porcentaje. La magistrada Marta Cervera, del juzgado de lo mercantil número 8 de Barcelona, desestimó las peticiones y abrió la puerta al siguiente mecanismo previsto en los estatutos de la firma para la resolución de conflictos: la separación en dos, algo que el número dos quiere evitar a toda costa.
La razón es que la juez no atisbó alguno en las valoraciones que se hicieron para saber el precio que debería pagar Joan. A lo largo de la batalla, ambos bandos encargaron sus propias valoraciones antes de ejercer el derecho de separación de socios, previsto en los estatutos de la empresa. La primera, solicitada por Josep, fue realizada por Mazars y fijó un precio de 960 para toda la empresa. A su vez, Joan pidió un informe a Faura-Casas, que marcó el precio en sólo 380 millones.
Ante las diferencias, el vicepresidente acudió a Grant Thornton, que disparó el precio de Bon Preu hasta los 1.100 millones. En cambio, el presidente tocó el timbre de KPMG, que situó la compañía en 600 millones. Eso sí: avisó de que en caso de venta, el valor del 50% sería sólo de 210 millones. Al haber una diferencia superior al 25% entre las distintas valoraciones, todas quedaron invalidadas.
La batalla se encuentra ahora en la Audiencia Provincial.