Japón da por hecho el cierre de Nissan Barcelona
El fabricante de coches abandonará la fábrica de la Zona Franca y repartirá la producción por las plantas europeas de su aliado Renault
Tras meses de incertidumbre, la decisión parece tomada: el próximo día 28 de mayo, Nissan apretará el gatillo y comunicará la decisión de cerrar su fábrica de Barcelona, que funciona bajo mínimos desde hace más de un año. El paulatino adiós de los modelos ensamblados en la fábrica y la crisis del fabricante japonés en Europa ya hacían esperar los peores presagios desde que la marca dijo que revelaría el futuro de la instalación «antes de las vacaciones de verano».
Según el japonés Nikkei, Nissan repartirá los modelos que todavía fabrica en Cataluña, la furgoneta eNV200 y la pick up Nissan Navara, por las plantas europeas de su socio Renault. Así, la instalación echará el cierre tras cerrar el último trimestre trabajando al 27% de su capacidad, muy lejos de los niveles de rentabilidad necesarios.
El adiós fue aprobado este jueves por el consejo de administración y se enmarca dentro de una reestructuración global de la compañía, que recortará su tamaño en un 20%. Y el negocio europeo será de los grandes damnificados, pues la organización concentrará sus inversiones en Japón, Estados Unidos y China, tres mercados que suponen casi el 70% de sus ventas.
Sí se salvará de la quema la otra gran fábrica de Nissan en Europa, la de Sunderland (Reino Unido). Inmersa en multitud de especulaciones desde la aprobación del brexit, el centro no solo permanecerá abierto sino que se encargará de producir vehículos para Renault en el archipiélago británico.
Con medidas como la de poner a Renault de sostén en las operaciones europeas, Nissan aspira a recortar costes por valor de 2.500 millones de euros para contrarrestar el descenso de ventas. En el último ejercicio, cerrado en marzo, el descenso fue del 13% hasta los 4,79 millones de automóviles
Nissan Barcelona, en huelga indefinida
A la espera de que se oficialice el cierre, la plantilla del centro de la Zona Franca y sus dos satélites, Sant Andreu y Montcada –las tres en Barcelona–, frenaron la producción de un pedido de 1.700 pick up de Mercedes con una huelga indefinida por la ausencia de futuro de la instalación.
La respuesta de la filial española fue presentar un nuevo expediente de regulación de empleo (ERTE) con el coronavirus como argumento, algo que el comité de empresa niega. Por ello, lo ha llevado a los tribunales con una demanda por vulneración del derecho a la huelga.
Tras la publicación, el comité de empresa emitió un comunicado en el que exigía «el desmentido inmediato» de la información por parte de la empresa. «De no ser así, Nissan demostraría que, una vez más, se está riendo de sus trabajadores y las administraciones catalanas y españolas».
La crisis viene de lejos. Desde mucho antes de la pandemia. “La fábrica de Zona Franca (Barcelona) ya no es rentable y tendrá un excedente de personal a partir de mayo”, dijo a los sindicatos el presidente de Nissan Europa, Gianluca de Ficchy, en enero. Los ratios de actividad están ya muy por debajo de las 60.000 unidades anuales que el ejecutivo fijó como suelo para la instalación catalana hace un año, cuando llegó a Barcelona para anunciar un expediente de regulación de empleo (ERE) para 600 personas que, cuando se complete, dejará el número de trabajadores en alrededor de 2.400.
Antes de verano, De Ficchy prometió que presentaría un plan de futuro para la planta . Y en el horizonte solo había dos alternativas: una adjudicación o el cierre. Según la prensa nipona, la segunda opción fue la escogida.