Iberia vuelve a volar a América al ralentí
Las restricciones impuestas para el transporte de pasajeros procedentes de la mayoría de países impiden a la compañía retomar la actividad como pretendía
El regreso de Iberia a América se produce a fuego lento. Una vez comprobado que las previsiones iniciales eran demasiado optimistas y que sus planes en el largo radio no se podían cumplir, la compañía se conforma con volar a ocho destinos del continente este mes de julio a la espera de un agosto que se revisa «semana a semana».
Las restricciones existentes en el transporte de pasajeros entre España y los territorios fuera del espacio Schengen provocaron que Iberia tenga reducida a su mínimo alcance la operativa transoceánica. De hecho, los vuelos siguen siendo rentables debido a que viajan con las bodegas llenas de carga, pues solo en la conexión con Montevideo (Uruguay) se permiten los desplazamientos turísticos. No obstante, este martes llegó el primer vuelo procedente de la ciudad uruguaya, protagonizado por viajes familiares o de trabajo, no vacacionales.
En el resto de aviones viajan pasajeros españoles o europeos, residentes legales y viajeros que cumplan los requisitos establecidos por la Unión Europea –estudiantes o personal diplomático, por ejemplo–. Así, la filial de International Airlines Group (IAG) solo conecta Madrid con Nueva York, Miami, Chicago, Ciudad de México, Montevideo, Santiago de Chile, San José de Costa Rica y Quito. El único destino que alcanza las cuatro frecuencias semanales es la capital mexicana.
En agosto, Iberia aspira a recuperar algunos destinos en los que ahora solo puede realizar vuelos de carga
Para el mes de agosto, certezas casi ninguna. La compañía que todavía dirige Luis Gallego advierte de que los planes se revisan semana a semana, pero de momento solo está previsto que se incorporen a la red San Juan de Puerto Rico, Guatemala y El Salvador. La esperanza, que algunos de los países levanten las restricciones y se pueda retomar algún grado de operativa.
En el horizonte están La Habana, Ciudad de Panamá, Bogotá, Lima y Buenos Aires, donde hasta ahora solamente se operan vuelos de carga y de repatriación.
Con la operativa de largo radio bajo mínimos, Iberia optó por racionalizar el uso de su flota con tal de reducir gastos. La semana pasada anunció que aparcaría 13 aviones de fuselaje ancho en el aeropuerto de Ciudad Real debido a la caída de la demanda provocada por la pandemia. La instalación regional tiene unos costes «sensiblemente inferiores» a los de Barajas, justificó la compañía en un comunicado.
La medida se une al adiós anticipado de los Airbus A340-600 y la renegociación con el fabricante de aviones del calendario de entregas de los A350 y los A320neo apalabrados antes de la llegada de la Covid-19. Y es que según explicó el propio Gallego, la aerolínea quemaba 200 millones de euros mensuales de caja durante los primeros meses del coronavirus.
Camino a una Iberia más pequeña
Tras el virus, IAG dibuja una Iberia más pequeña. «Seremos más pequeños, pero seremos, algo que no está claro vayan a poder decir otras aerolíneas», señaló Gallego en una entrevista concedida a El País. Las estimaciones de la industria es que el tráfico aéreo no recuperará los niveles de 2019 hasta, como pronto, 2023.
«La compañía será más pequeña, lamentablemente, con la capacidad adaptada a la demanda. Tendremos menos aviones, menos frecuencias, menos destinos», añadió.
Antes, en las jornadas empresariales organizadas por la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) a mediados de junio, el dirigente ya había hecho público su diagnóstico. “Es imposible resistir con un porcentaje de costes fijos tan elevado; al inicio de la crisis nuestra obsesión fue asegurar la liquidez y la caja, por lo que suprimimos los gastos no esenciales, aplicamos un expediente de regulación de empleo (ERTE) para toda la plantilla y obtuvimos un crédito de 750 millones avalado por el Instituto de Crédito Oficial (ICO)”, resumió Gallego. Pero a continuación añadió: “aunque sea de ayuda, todo esto no será suficiente”.
Por ello, el Gobierno impulsa un fondo de 10.000 millones de euros para rescatar empresas viables afectadas por la crisis. Y entre las candidatas al balón de oxígeno, Iberia tiene un puesto privilegiado, visto como otros países acudieron a la ayuda de sus aerolíneas: Lufthansa recibirá 9.000 millones, Alitalia será nacionalizada y los Ejecutivos de Francia y los Países Bajos aportarán 6.000 millones a la ampliación de capital de Air France-KLM.
En este caso, el dinero público podría servir para impulsar la compra de Air Europa, encarrilada antes de la pandemia por un precio de 1.000 millones de euros e inmersa ahora en un mar de dudas debido a la nueva realidad del sector aéreo.