Iberdrola señala el peligro de las renovables: un 38% menos de producción por falta de lluvia y viento
Los primeros meses del año han sido un castigo climático para las renovables y cuestionan su dependencia la próxima década
El debate sobre el futuro energético está más vivo que nunca. Y las tensiones de precios generadas tras la invasión de Ucrania por parte del ejército ruso han metido más presión a las diferentes posturas enfrentadas. Aunque finalmente los datos, y su tozudez argumental, son los que tienen más peso. Así se ha reflejado en las cuentas trimestrales de Iberdrola, que muestran la volatilidad de las energías renovables.
Y ese precisamente es el gran debate en estos momentos. La apuesta de futuro parece clara: las energías renovables. Son pocos los foros públicos donde se ponga en duda esta cuestión. Sin embrago, el presente, y eso hace referencia a la próxima década, tiene diferentes planteamientos abiertos. Sobre todo por lo que respecta al uso del gas natural en los ciclos combinados y, principalmente, en la capacidad de las renovables para aguantar el peso de la generación eléctrica.
En este sentido, según las cifras que ofrece Iberdrola del primer trimestre de 2022 en España, su generación de electricidad cayó un 18,9% en el total de su mix energético. Poniendo el foco en la producción renovable, que arrastra esa cifra, el resultado es peor: redujo un 38,5% con respecto al periodo anterior.
Quitando el aumento de energía solar, que en Iberdrola todavía es pequeño, la eólica y la hidráulica han pegado un bajonazo en la primera mitad del año con una reducción en su producción del 11% y el 59%, respectivamente. Los motivos, según explican fuentes conocedoras de la situación, es puramente climático. En concreto a una eolicidad muy escasa en los primeros meses del año, así como muy escasas precipitaciones al principio del año.
Esta situación tiene un reverso muy peligroso. En este mismo periodo, el primer trimestre de 2022, la producción de electricidad con ciclos combinados de gas aumentó un 112% en España. Es decir, para suplir la energía renovable Iberdrola ha introducido en el sistema de manera masiva una tecnología que tiene elevadas emisiones de CO2. El problema es que no existe otra alternativa.
Habrá que estar atentos a la evolución de los próximos trimestres, así como de otras empresas productoras, para saber si se trata de un fenómeno aislado, o si es una tendencia que, en determinadas épocas del año la capacidad renovable es menguante. Básicamente porque eso obligaría al Gobierno a tener que adoptar algunas medidas concretas para abordar esa próxima década.
Iberdrola en resultados
Por lo que respecta a las magnitudes económicas, Brasil y Estados Unidos han sido el motor; mientras que España se ha visto fuertemente afectada por al caos energético que se ha vivido durante los últimos meses. Así, la compañía obtuvo un beneficio neto de 1.058 millones de euros en el primer trimestre del año, un 3% más que en el mismo periodo del ejercicio anterior.
Este gran impulso ha tenido un denominar claro: los mercados internacionales, especialmente Estados Unidos y Brasil, informó la compañía. En el lado opuesto se sitúa España, donde su beneficio registró una caída del 29%, hasta los 337 millones de euros, menos de un tercio del total del grupo, afectado por los altos precios de la energía que no ha traspasado a sus clientes a precio fijo acordados previamente.
En este sentido, señaló que el 80% de la energía vendida a sus clientes de mercado libre está a precios que se sitúan entre la mitad y un tercio inferior a los precios de la tarifa regulada.
Este contexto se ha visto marcado por un alza de los precios mayoristas inusual desde que el ejército ruso invadió Ucrania. Desde entonces el Gobierno español ha trabajado contrarreloj por intentar paliar la situación. Pero no ha sido lo suficiente para que Iberdrola haya sufrido el impacto en sus cuentas en el mercado nacional.
Las magnitudes de Iberdrola
El resultado bruto de explotación (Ebitda) de Iberdrola a marzo creció un 5%, hasta los 2.951 millones de euros, gracias a ese buen comportamiento de sus negocios internacionales.
Con estos números hasta marzo, la compañía ratificó su previsión de beneficio neto para este ejercicio entre 4.000 y 4.200 millones de euros y un suelo del dividendo de 0,44 euros por acción.