Los retos de Iberdrola en un año decisivo: venta de renovables, cogeneración y compra en EEUU

La compañía de Sánchez Galán tiene un 2023 lleno de retos, aunque algunas cuestiones las tiene más encarriladas que otras

Iberdrola

Ignacio Sánchez Galán, pte. de Iberdrola

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Iberdrola ha tenido un 2022 bastante movido. Aunque realmente solo ha sido el caldo de cultivo de la verdadera trascendencia que tiene para la compañía que preside Ignacio Sánchez Galán este próximo ejercicio. Una rotación de activos muy profunda marcará un nuevo perímetro para la energética. 

Para empezar el año, y sacudirse cuestiones no corporativas, Iberdrola por el momento sigue estudiando qué hacer con el impuesto a las grandes empresas energéticas que ya ha entrado en vigor. Sánchez Galán advirtió de que la vía legal era una opción. No obstante, todavía no se conocen los detalles. Por eso, la compañía se centra en cerrar objetivos abiertos; algunos con relativa complicación. 

Ante este contexto, el primer punto caliente que debe abordar la energética es la desinversión en el negocio renovable de España. En concreto, según ha trascendido en diversos medios, Iberdrola -a través del ‘Proyecto Romeo’-, pondrá en el mercado un 49% de este negocio que supone 1,2 GW de capacidad ‘verde’, en su mayoría tecnología fotovoltaica. 

Por lo que ha trascendido, sin que haya ninguna confirmación oficial, el principal candidato para hacerse con estos activos sería el fondo Norges. La idea es cerrar esta operación en la primera parte del año, y centrarse en el negocio eólico, donde Iberdrola es una de las grandes potencias mundiales. De esta manera, junto a su socio, conseguiría el pulmón financiero necesario para potenciar la parte solar. 

El total de la operación se sitúa sobre los 1.200 M€, aunque está por determinar si finalmente el fondo nórdico es el único oferente y no hay alguna variación. Con todo, parece que Iberdrola tiene la situación bajo control y, lo más importante, en el marco temporal que se ha marcado la propia energética. 

Un frente menos amable 

También en clave de desinversión, y de forma menos fluida que la venta parcial de las renovables, Iberdrola tiene bastante atascado el negocio de sus centrales de cogeneración. La compañía de Sánchez Galán tiene puesto el cartel de ‘se vende’ a este negocio desde 2018. Hace cuatro años la energética explicaba que metía dentro de su plan de rotación de activos las 19 centrales que tiene con este tipo de tecnología. Pese a todo, no ha sido hasta la pasada primavera de 2022 cuando ha vuelto a acelerar la operación, aunque de nuevo pueden aparecer problemas en el camino. 

En concreto, hace unos meses que la compañía presidida por Ignacio Sánchez Galán había contratado los servicios de Lazard para relanzar la venta de su negocio de cogeneración en España. La potencia instalada de estas plantas llega casi a los 300 MW, y en 2021 produjeron casi 2.000 MWh, un 11% más que en 2020. Pese a todo, Iberdrola considera que ha llegado el momento de deshacerse de ellos. Las estimaciones del valor de mercado que se vienen haciendo desde 2018 calculan una potencial venta de 200-300 M€

Hasta estos momentos, al menos, sí parecía haber un importante apetito inversor entre distintos fondos y empresas productoras. Pero si se alarga la situación puede que ese interés sea a la baja. Y es que uno de los principales problemas que vive el sector es la incertidumbre regulatoria, ya que muchas plantas están cerca del final de su vida útil y aún no saben si se decretará una extensión que permita recibir retribución a la operación durante más años. Las plantas de cogeneración están sometidas a un régimen específico durante su vida útil de 25 años que les otorga el derecho a cobrar una prima estatal.  

Por lo que respecta a Iberdrola, analistas del sector estiman que los activos de la energética ya están en estado maduro, con lo que están cerca del final del periodo primado. De hecho, este es uno de los factores a la hora de calcular el precio del activo en una hipotética venta. No obstante, también tiene mucho peso la calidad de las plantas y el nivel de inversión que necesitan, la capacidad de gestión a la hora de operarlas, así como la viabilidad del cliente industrial al que se suministra, que finalmente es quien compra la energía. En todo caso, todo está en el aire. 

La megacompra de EEUU 

Por lo que respecta a la gran compra de la compañía, Iberdrola está cada vez más cerca de hacerse con la empresa estadounidense PNM. Los factores que juegan a favor se acumulan. Ya no solo depende del optimismo que mostró el presidente de la energética, Ignacio Sánchez Galán, en la pasada junta general de accionistas -y que se confirmó en la pasada presentación a inversores-. Y es que personas con poder en la toma de decisiones, como la gobernadora de Nuevo México, reiteran su apoyo para que la operación salga adelante. Además, también existe la inversión millonaria de Avangrid -la filial de la eléctrica en EEUU- para mejorar la competitividad y acceso de las tarifas y desarrollar el empleo local.  

Aunque hay que recordar que la historia de Iberdrola con PNM ha sido complicada. Todo arrancó en el otoño de 2020 con el anuncio de la compra. Una adquisición que superaba los 3.600 millones de euros, y que junto a la deuda se disparaba por encima de los 8.000 M€. Una de las grandes operaciones de la energética española. Pero todo se truncó a finales de 2021.  

La operación de PNM siempre ha sido mucho más que una cuestión corporativa. En primer lugar, se trata de una decisión estratégica y medioambiental por parte de la energética americana que debe adaptarse a las exigencias de emisiones y sostenibilidad que hay planteadas a nivel regional y nacional. Por tanto, era esencial conocer cuáles eran los planes de desarrollo renovable de la filial de Iberdrola.  

Por otra parte, había cierta inquietud local sobre la posibilidad de que directivos cercanos a la comunidad -algo esencial en EEUU- pudieran intervenir en la futura compañía resultante. Por ejemplo, la política de dividendos, y cómo retornaba parte de la inversión a las ciudades donde opera la compañía era algo esencial.  

Ante este escenario, con el principal escoyo resuelto, Avangrid ha recibido hace pocos meses un nuevo espaldarazo. La gobernadora de Nuevo México, Michelle Lujan Grisham, ha vuelto a manifestar su apoyo a que salga adelante la operación, según se recoge en diversos medios locales. 

Con este escenario, parece que 2023 será el año en que la operación tome un rumbo más claro, y se puede conocer con más certeza parte del futuro de la compañía en Estados Unidos, que ya de por sí es bastante interesante.

Raúl Masa

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