Lo que se juegan Iberdrola, Endesa, Naturgy y Repsol en los recortes de Ribera

La ministra tiene la difícil tarea de contentar a las grandes eléctricas con las medidas que vaya a tomar, aunque no será nada sencillo

Teresa Ribera. EFE/Juan Carlos Caval

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El Gobierno trabaja a contrarreloj para conseguir que los elevados precios de la electricidad en el mercado mayorista no tengan tanto impacto sobre las economías domésticas y las empresas. Desde esta semana la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, ya tiene una guía sobre la que tomar medidas concretas después de que Bruselas hiciese públicas las posibilidades que tiene cada Estado miembro para desarrollar sus planes de contingencia. Pero ahora toca un difícil encaje para que las grandes compañías del sector queden a gusto. Endesa e Iberdrola tienen ciertos intereses comunes que, en principio, no son iguales a los de Naturgy, y, a su vez, pueden chocar con los de Repsol.

El punto de partida no es sencillo. En primer lugar estas cuatro grandes empresas compiten por los mismos clientes en el negocio residencial de la luz y el gas. Algo, como ha publicado ECONOMÍA DIGITAL, que ya las ha llevado a elevar el ritmo de la guerra comercial, sobre todo en esta tensión de precios. Por lo tanto, Endesa, Iberdrola, Naturgy y Repsol son, ante todo, competidores por un pastel que se contrae debido a los pequeños comercializadores que también se juegan su negocio.

Pero es que la también hay cuitas pasadas. Naturgy abandonó hace meses la patronal de grandes compañías eléctricas Aelec. Una asociación donde se han quedado solos los grandes, ya que Repsol y las de menor tamaño se agrupan en Acie, como comercializadoras independientes para tener su conexión propia con el Ministerio. Y eso no es todo. Hace más de un año, Aelec y Sedigas, la patronal de empresas gasistas -donde están también Repsol e Iberdrola-, se enzarzaron en una disputa pública a cuenta del futuro del gas y las centrales hidráulicas, donde cada uno guarda sus propios intereses.

Con estas fichas, Teresa Ribera tiene que montar un puzle que se ha encontrado con un primer aviso desde el sector eléctrico alertando sobre el gas como principal problema. No falta razón. El actual sistema marginalista está vendido al gas, única tecnología junto a la nuclear que tiene disponibilidad constante, pero cuyos costes están disparados tras la invasión de Ucrania por parte del ejército ruso.

En este contexto, Endesa e Iberdrola, que también se benefician con sus renovables por la casación de precios del gas -lo que hace que cobren lo mismo por los megavatios puestos en el ‘pool’ ya sean de solar/eólica o gas-, a su vez sufre por el sistema porque ellos también compran energía a ese precio tan caro, sobre todo la compañía dirigida por José Bogas. Además, esos altos precios del gas distorsionan sus proyectos renovables y les abocan a que años más tarde tengan que ajustar precios y devolver lo que ahora están cobrando.

Y qué pasa con la nuclear y la gasista

Con respecto a la energía nuclear, de nuevo Endesa e Iberdrola son los principales protagonistas. En este sentido, se benefician de esa casación de precios tan altos, puesto que la nuclear es una tecnología, según argumentan los expertos del sector, que con un precios sobre los 60 €/MWh ya podría ser rentable. Y aquí el conflicto es con la propia ministra que no ve con buenos ojos esta situación, calificada como ‘beneficio caído del cielo’, y sobre la que el Gobierno trabaja para modificarlo.

Al lado opuesto se encuentra Naturgy. Compra energía cara en el ‘pool’, y eso no le beneficia en el guerra eléctrica residencial, pero son ellos quienes controlan precisamente ese flujo de gas, puesto que se trata de la principal compañía en el negocio del gas natural licuado (GNL), que ahora mismo se ha vuelto esencial para el funcionamiento energético. Es caro, pero esencial. De ahí que la compañía presidida por Francisco Reynés pase de puntillas por la problemática del gas que las eléctricas se encargan de señalar.

Y por último aparece en la ecuación Repsol. Mirando para otro lado por la cuestión petrolera que tanto le beneficia, pero de la que el Gobierno no puede tomar partido, lo que le afecta también es el precio del gas. Por eso ha salido su consejero delegado, Josu Jon Imaz esta misma semana a pedir que se revise el sistema marginalista basado en el gas. Para su negocio energético estos precios supone elevar los gastos en la compra de energía, y además ellos no son grandes productores de energía, al menos por el momento.

Así son las cartas marcadas con las que Teresa Ribera debe llevar a cabo las medidas de forma urgente. Lo primero será con el recorte a los ‘beneficios caídos del cielo’, donde Endesa e Iberdrola elevarán su queja como ya hicieron el año pasado. Querrán que la opción sea sacar el gas del ‘pool’, o bien topar su precio. Algo que iría contra los intereses de Naturgy, cuya entrada de gas a estos precios le beneficia. Mientras que Repsol busca energía barata, sea como sea, dado que su guerra está en otros lugares hasta que gane enteros en el negocio de la generación.

Raúl Masa

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