De Iberdrola a Enagás: el ‘Ibex energético’ aborda el tsunami regulatorio y los cambios de silla
Las grandes empresas energéticas del Ibex 35 afrontan un 2023 con buena salud en la caja, pero importantes retos en otros aspectos
Los resultados económicos que van a presentar las empresas energéticas del Ibex 35 en las próximas semanas serán buenos. Pese a la crisis, los impuestos y demás ‘palos en la rueda’, los números serán abultados. Pero lejos del foco financiero, las compañías tienen diversos frentes abiertos. Da lo mismo el tamaño, caso de Iberdrola; o de la actividad, como Red Eléctrica, el denominador común es de cierta inestabilidad.
Sobre la mesa existen cuatro exigencias empresariales: regulación y legislación; el nuevo impuesto que ha introducido el Gobierno; las operaciones empresariales; y la gestión corporativa y de buen gobierno. Todos, en mayor o menor medida, se ven afectados. Iberdrola, Naturgy, Repsol, Endesa, Acciona Energía, Redeia (Red Eléctrica), Enagás y Solaria tendrán un 2023 agitado.
La compañía que hace póker en todos los aspectos es la energética presidida por Ignacio Sánchez Galán. Con los problemas transversales de todo el sector a nivel de regulación, donde está completamente abierta la reforma del PVPC, Iberdrola también será una de las más afectadas en el cobro del nuevo impuesto del Gobierno.
En cuanto a las operaciones, recientemente se ha hecho efectiva el acuerdos con Norges Bank y, aunque de momento en una fase muy incipiente, ahora mismo tiene sobre la mesa la venta de una cartera de activos por los que espera recaudar cerca de 700 M€. Por último, Iberdrola tiene pendiente la renovación de su presidente, con la correspondiente polémica sobre la ausencia de un CEO que tanto agrada a los fondos que invierten en las empresas.
Un escalón por debajo -en el grado de preocupaciones- se encuentran Naturgy y Repsol. Ambas compañías, que por ahora han salvado la estocada regulatoria del fondo de sostenibilidad -que les obligaba a subir precios-, tiene abiertos sus propios frentes. La empresa presidida por Francisco Reynés mantiene su plan de escisión completamente parado. O en marcha, pero a bajas revoluciones, como proclama la gasista. El resumen es que de momento no se mueve nada.
En cuanto a la compañía dirigida por Josu Jon Imaz, al margen de la investigación que está llevando a cabo la Comisión Nacional de los Mercado y la Competencia (CNMC) sobre las grandes petroleras por ‘tirar los precios’ durante 2022, la gran duda de gobierno corporativo es la continuidad del presidente, Antonio Brufau.
Por último, en esa cuestión de gobernanza, en Endesa también están alerta. Tal y como publicó ECONOMÍA DIGITAL hace unas semanas, los cambios de gobierno en Italia pueden provocar un tsunami en Enel, dueña de la eléctrica española, que termine por afectar de alguna manera al CEO, José Bogas.
Movimientos de todo tipo
En otro tipo de movimientos, pero vaivenes a fin de cuentas, Red Eléctrica y Enagás pueden ver reformulados sus consejos o puestos de mayor solera -caso de la presidenta Beatriz Corredor-. Es año electoral, y con compañías participadas por el Estado. La ingenuidad abandona el Ibex 35 en esta clase de conjeturas. Por lo tanto, cabe esperar cualquier circunstancia. Aunque, en todo caso, serían cambios que llegarían para 2024.
También lejano en el tiempo, Redeia -a través de Red Eléctrica-, seguramente será protagonista en la reforma del mercado eléctrico europeo que ha propuesta la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera. Y es que, si todo sale adelante, se necesitará la figura de una suerte de supervisor que se encargue de las subasta por diferencia de las renovables y otros aspectos técnicos del nuevo plan. Además, el gestor del sistema tendrá un año muy intenso con la entrada en escena de miles de MW renovables en el sistema.
En el caso de la compañía dirigida por Arturo Gonzalo, su preocupación en estos momentos pasa por la vida más allá del gas. Es decir, su misión está descrita y retribuida como gestor técnico del sistema de gas español, pero con el hidrógeno llamando a las puertas, también tiene que demostrar ante sus accionistas, que al final son los que mantienen la confianza, que la compañía va más allá. De ahí su fuerte irrupción en el ámbito de los gases renovables.
Un mercado que cambia
Por lo que respecta a Acciona Energía y Solaria, centrados en la producción eléctrica, sus frentes vienen dictados por los movimientos regulatorios y los cambios que se quieren aplicar. Ambas compañías están muy centradas en la ampliación de su capacidad instalada. Aunque todo se ve afectado por los precios, así como los topes, cambios de tarifas y demás que vienen impuesto por real decreto.
Por ejemplo, sobre la gestión de renovables, la promotora se ha congratulado por los últimos trámites aprobados. «La consecución de estos permisos ambientales contribuye a lograr nuestro plan estratégico de alcanzar 18 GW en 2030. Estos proyectos serán claves para seguir liderando la transición energética, tan necesaria en el contexto actual», asegura Enrique Díaz-Tejeiro, presidente de Solaria.
En este ámbito, cada uno mantiene su propia guerra. Es decir, los problemas son compartidos, pero las sensibilidades de negocio son muy distintas. Iberdrola y Endesa, por ejemplo, quieren poner el foco en la electrificación. Un choque frontal con Repsol, cuyo negocio comercial crece de manera accidentada. Sin embargo, como gran compañía energética, cada vez tiene más solvencia.
Por su parte, Naturgy, con un ojo en la negociación con Argelia para los nuevos cobros del gas importado, tiene que volver su alma cada vez más ‘verde’, pero a su vez, es en el gas donde reside su gran fortaleza como negocio. Así, con una transición energética que afecta a todos por igual, 2023 será un año marcado por los movimientos legislativos y regulatorios de los que nadie podrá escapar.