Iberdrola, Enagás y Cepsa, entre las más beneficiadas con las ayudas del cuestionado hidrógeno verde
El Miteco acaba de otorgar 200 M€ de ayudas directas al H2; y todavía se prevén muchas más
La relación de la industria energética con el hidrógeno verde renovable es extraña. Todos señalan que hay ecos de ‘burbuja’ en su desarrollo, pero nadie quiere quedarse rezagado. Lo mismo sucede con el propio Gobierno de España, que apenas hace dos años consideraba que le quedaba un largo recorrido y, sin embargo, acaba de ejecutar 200 M€ en ayudas.
En concreto, el Ministerio para la Transición Ecológica ha resuelto la concesión definitiva de 200 millones en ayudas para impulsar iniciativas innovadoras y generadoras de cadena de valor en hidrógeno renovable en el marco el Proyecto Estratégico para la Recuperación y la Recuperación Económica de Energías Renovables, Hidrógeno Renovable y Almacenamiento (PERTE ERHA).
Los beneficiarios son 19 proyectos presentados a la convocatoria de ‘H2 Pioneros’, para iniciativas integrales de consumo local de hidrógeno en sectores de difícil descarbonización, y otros 18 proyectos presentados a las convocatorias 1 y 2 del programa ‘H2 Cadena de Valor’, para mejorar la capacidad en instalaciones de ensayo y fabricación, y el diseño de vehículos propulsados por hidrógeno, respectivamente.
Algunas de las empresas que aparecen en la lista de beneficiarios de las ayudas son Iberdrola (23 M€); Cepsa; (30 M€); o la filial renovable de Enagás (7,5 M€). Se trata de compañías que, de una u otra manera, quieren sumarse a la fiebre renovable a través del hidrógeno.
¿Debería ser tan grande la apuesta?
Como ha contado ECONOMÍA DIGITAL, las dudas sobre el hidrógeno son muchas y están fundamentadas. Tanto por el elevado coste actual para su transformación; la baja demanda real que se espera, y la propia incertidumbre que genera todo eso.
Estas circunstancias debería ser suficientes para reevaluar todo el paquete de ayudas públicas al hidrógeno, que se estima en más de 1.500 M€. De hecho, el propio Gobierno, en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), la primera versión que se hizo hace un par de años, estimaba que había otras tecnologías como el propio biogás que, en estos momentos, estaba más desarrollada.
Es más, en este PNIEC, y a falta de la nueva revisión que deberá estar lista para antes de verano, se trataba al H2 como una tecnología a largo plazo. Se asumía que faltaban muchos aspectos regulatorios por cerrar, así como la complicada gestión del suministro. Algo que, en estos momentos, sigue sin estar solucionado.
De hecho, algunas empresas de gran tamaño, como Endesa, han manifestado por boca de su máximo responsable que todo lo relacionado con el hidrógeno representa una cierta «burbuja». Es decir, que hasta los propios implicados restan importancia al actual momento de esta tecnología. Y, lo más importante, tampoco transmiten que sea una prioridad para las ayudas económicas en estos momentos.
A la espera de actualizar
Por si fueran pocos los condicionantes, también tiene mucho la opinión de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). En este caso, y a falta de un pronunciamiento más actualizado, el regulador emitió hace un par de años un informe donde dejaba constancia, también, de la inmadurez de esta tecnología.
Asumía en un informe público que «se valora positivamente el establecimiento de planes específicos para la penetración de gases renovables [entre los que se incluye el H2], si bien convendría hacer referencia a la consideración de criterios de eficiencia desde el punto de vista de un análisis coste beneficio, en los casos en los que se prevea una regulación por incentivos a su producción o a su inyección en la red de distribución».
Por ello, esgrimía el regulador en su informe, se debe tener en cuenta que el coste en el tratamiento del biogás y del hidrógeno es todavía elevado. De este modo, la CNMC «recomienda acompasar los objetivos anuales de penetración en la venta o consumo de gases renovables en la red de gas natural a la evolución tecnológica».
Para terminar de poner en jaque la llegada masiva de esta tecnología, el informe añadía que el objetivo es «evitar el encarecimiento del coste del gas para los consumidores o que -de igual modo- la medida se tradujese en la importación de estos gases desde las instalaciones de producción de otros países europeos al objeto de cumplir dichos objetivos».
Por último, la CNMC recordaba que en relación con las potenciales medidas de apoyo que se tomen con respecto al gas renovable, éstas debían «ampliar su alcance para que contemple todo el biogás producido y convertido en energía renovable, ya sea por su utilización ‘in situ’ en la producción de calor o electricidad o por su conversión e inyección en la red de gas natural para su posterior consumo».