Cepsa construirá una nueva planta de biocombustibles en Huelva
Situada en el Parque Energético ‘La Rábida’, producirá tanto diésel renovable como combustible sostenible para aviación
Cepsa construirá una nueva planta de biocombustibles de segunda generación (2G) en Palos de la Frontera, Huelva. La nueva planta, que se ubicará en el Parque Energético ‘La Rábida’, producirá tanto diésel renovable como SAF (combustible sostenible para aviación, por sus siglas en inglés) y supondrá la creación de hasta 1.600 puestos de trabajo, directos e indirectos, durante su fase de construcción, que supondrá una inversión de hasta 1.000 millones de euros.
La construcción de esta nueva planta responde al objetivo de Cepsa de convertirse en esta década en un referente de la transición energética, y liderar la fabricación de biocombustibles en España y Portugal, con una producción anual de 2,5 millones de toneladas, de los que 800.000 toneladas serán de SAF. En el marco de su estrategia 2030, ‘Positive Motion’, Cepsa está impulsando el desarrollo de un ecosistema centrado en acelerar su descarbonización y la de sus clientes, mediante la producción de moléculas verdes, principalmente hidrógeno renovable y biocombustibles.
En su plan estratégico, la compañía ha establecido una ambiciosa hoja de ruta para recortar sus emisiones, situándose entre las compañías referentes de su sector. En concreto, en 2030, reducirá sus emisiones de CO2 (alcance 1 y 2) en un 55% y su índice de intensidad de carbono en un 15-20%, con el objetivo de conseguir emisiones netas cero en 2050. Cepsa quiere ir más allá del cero neto y alcanzar un impacto positivo, aportando valor en las comunidades donde está presente al permitir que sus clientes y otros grupos de interés avancen en la dirección correcta.
Desarrollo y uso de biocombustible 2G
Los biocombustibles 2G serán fabricados a partir de residuos orgánicos, como aceites usados de cocina o desechos agrícolas. Estos biocombustibles fomentan la economía circular, al utilizar para su producción residuos que de otro modo terminarían en vertederos. La utilización de biocombustibles puede llegar a reducir hasta en un 90% las emisiones de CO2 respecto a los combustibles tradicionales, por lo que son un elemento clave para avanzar en la transición energética e impulsar la descarbonización del transporte, especialmente en sectores en los que la electrificación es muy compleja, como el transporte pesado por carretera, el aéreo y el marítimo.
El desarrollo y utilización de biocombustibles contribuye a varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030: ODS 7 (Energía asequible y no contaminante), ODS 8 (Trabajo decente y crecimiento económico), ODS 12 (Producción y consumo responsables) y ODS 13 (Acción por el clima).