Guerra sindical en Iberia: 13.000 trabajadores sin convenio
La lentitud a la hora de proponer de la aerolínea y desavenencias entre los representantes de la plantilla obligan a Iberia a prorrogar el convenio cada mes
Cuando el 31 de diciembre de 2017 expiró el último convenio colectivo en Iberia, pocos pensaron que quince meses después el nuevo marco laboral todavía estaría lejos de ser una realidad. Los acuerdos no acostumbran a ser rápidos en la compañía aérea y, si bien los pilotos ya alcanzaron un pacto, los 13.000 trabajadores de tierra siguen a la espera de que se resuelvan las discrepancias avivadas por las pugnas sindicales y la lentitud de la aerolínea.
La filial de International Airlines Group –que también engloba a British Airways, Vueling y Aer Lingus— declina realizar comentarios. No obstante, fuentes sindicales explican a Economía Digital que, tras agotarse el año de ultraactividad –como se define el periodo de negociación entre convenios–, el marco laboral se prorroga mes a mes desde la entrada de 2019.
El retraso llega por una amalgama de motivos que surgen desde ambos lados de la mesa de negociación. Después de llegar a un pacto con los comandantes aéreos el pasado verano, todos pensaban que el sí quiero se daría antes de acabar el año, pero se tiran los platos a la cabeza.
Tras casi una veintena de reuniones, todavía no hay acuerdo en materia salarial
Desde uno de los sindicatos minoritarios lamentan la lentitud con la que la aerolínea dirigida por Luis Gallego presenta las propuestas. «Con casi una veintena de reuniones a la espalda, la proposición salarial la desvelaron la semana pasada», explican.
Sin embargo, la idea de la cúpula de Iberia dista mucho de las aspiraciones de los sindicatos. «Es muy difícil vender la propuesta a los afiliados cuando, en términos netos, la subida de la que se está hablando es del 1%», añaden las mismas fuentes. Según los cálculos de la plantilla, haría falta una subida del 5,16% extra para recuperar las condiciones perdidas en 2013.
La sensación que recorre la mesa, sostienen, es que todo el mundo anda pendiente de como el brexit puede afectar al conglomerado aéreo. Centrado en demostrar que su accionariado es europeo, el grupo podría incluso perder algunos de sus derechos de vuelo de zanjarse sin acuerdo la salida del Reino Unido de la Unión Europea.
El conflicto sindical
No obstante, las desavenencias reinan en el lado de la mesa que ocupan los sindicatos. Al contrario de lo que sucede en la mayoría de grandes compañías, el comité está muy atomizado y, más allá de Comisiones Obreras y UGT, tiene voz y voto CGT, Asetma, CTA, Somos Sindicalistas y USO.
Así, se juntan diferentes sensibilidades en la negociación, que ven que ninguna tiene mayoría para imponerse sobre los demás: desde el tradicional pactismo de los sindicatos hegemónicos a las mayores aspiraciones de los alternativos.
«Además, UGT tiene una crisis interna que la tiene atada de pies y manos», dicen fuentes del comité de empresa. Sin embargo, secretario del Sindicato Aéreo de UGT, José Manuel Pérez Grande defiende: «El Consejo del Sindicato Aéreo de UGT, máximo órgano consultivo interno, se ha reunido en varias ocasiones a lo largo de esta negociación, manifestando una posición clara de todos sus miembros en cuanto a los objetivos de la negociación».
Y por si no fuera suficiente, una dificultad añadida se vislumbra en el horizonte. El próximo mes de octubre se celebran elecciones; unos comicios que todos comenzaron ya a jugar y ante los que no pueden presentarse con la imagen de haber cedido en demasía a favor de la aerolínea.