Grupassa Restaura despide a toda su plantilla y deja facturas sin pagar desde enero
Este lunes los trabajadores del negocio de rehabilitación ha encontrado la persiana bajada en las dos oficinas de las calles Balmes y Aribau de Barcelona
En su regreso de las vacaciones los trabajadores de Grupassa Restaura se han encontrado con una sorpresa desagradable: una carta de despido general. Según han explicado a Economía Digital, al llegar a las oficinas del negocio de rehabilitación del grupo inmobiliario echaron de menos los rótulos de ambos establecimientos, situados en las calles Balmes y Aribau. Dentro, les esperaban unas cartas de despido en las que la dirección de la compañía “informa de que ya no necesitaran más nuestros servicios y que no podremos cobrar ningún tipo de indemnización porque la caja está vacía”.
Esta decisión también afecta a los industriales que trabajaban habitualmente con el grupo. Aseguran que ellos han conocido la noticia a través de los ya ex trabajadores y que los teléfonos de contacto que usaban no están en servicio o derivan “a un contestador y mueren allí”. Asimismo, afirman que no les han abonado ninguna factura desde principios de año. “Pagaban a 120 días y desde enero iban aplazando los pagos”. Una realidad que no era demasiado alentadora, “pero no esperábamos que desaparecieran de un día a otro”.
Para conseguir que la inmobiliaria se haga cargo de las deudas de esta franquicia, intentan coordinarse para presentar una causa común e iniciar un proceso legal contra Grupassa Restaura. Desde la inmobiliaria madre han declinado hacer ninguna consideración sobre la más que probable denuncia colectiva. Tampoco han querido dar ningún detalle sobre los motivos del cierre repentino.
Interiorismo desde los años 90
El estudio de interiorismo de Grupassa empezó a funcionar en 1990, aunque hasta finales de la década no se franquició como línea de negocio propia. Empezaron con la oficina situada en el número 161 de la calle Aribau y en 2009 inauguraron otro establecimiento cerca del original, en la esquina entre la calle Balmes y Córcega. En el plan de negocio original querían tener hasta cinco centros en la capital catalana y sus alrededores, aunque nunca completaron la hoja de ruta.
Trabajaban con presupuestos cerrados para sus clientes y tenían casi todos los servicios externalizados.