Goodman pide construir una segunda planta en la fábrica de Nissan para ampliar la zona logística
La inmobiliaria australiana quiere aumentar los metros cuadrados de la fábrica destinados al uso logístico para garantizar la rentabilidad de su inversión
Alzar una segunda planta. Esta es una de las soluciones que Goodman ha valorado para poder ampliar la superficie logística en los antiguos terrenos de Nissan en la Zona Franca de Barcelona y maximizar la rentabilidad de su inversión. Así lo ha apuntado la representación sindical de los antiguos trabajadores de la automovilística nipona en una reciente asamblea, aunque no han nombrado explícitamente al operador.
La posibilidad de construir en vertical es una de las cuestiones que la inmobiliaria australiana ha trasladado al Consorci de la Zona Franca de Barcelona (CZFB), el propietario de los terrenos. Justamente este intercambio de preguntas y la reformulación de su propuesta que ha conllevado algunos de las respuestas, es el principal motivo de la última prórroga del plazo para presentarse a la adjudicación de la fábrica. Si no hay más imprevistos, los operadores interesados tienen que formalizar sus solicitudes antes del 13 de octubre.
De recibir el visto bueno, el objetivo de Goodman, que se presentará al concurso con el proyecto industrial del D-Hub, es subalquilar el espacio extra que gane con este segundo piso. Dado que se situaría encima del suelo destinado a uso industrial, esto implicaría el desarrollo dos tipos de actividades económicas distintas sobre los mismos metros cuadrados, lo que a su vez requeriría dos licencias. Esta ha sido otra de las preguntas hechas al CZFB.
El concurso se ha redactado con el fin de instalar en la fábrica de Nissan un proyecto industrial potente. Sin embargo, esto ha levantado las críticas de los inmologisticos, que son las compañías que optan a presentarse y decidirán qué actividades se van a desarrollar, por el limitado espacio destinado a la logística, una actividad más rentable y lucrativa.
Concretamente, los pliegues de la adjudicación dividen la nave en diferentes parcelas, que atribuyen unos 309.737 metros cuadrados para uso industrial y 108.765 más al uso logístico. Unos 61.000 metros cuadrados ya se han cedido a Silence, que se prepara para construir un microcoche eléctrico, mientras que los 38.000 restantes son el único espacio que mantiene Nissan, donde desarrolla tareas de I+D+i.
Además, el concurso adjudica 60 de los 100 puntos atendiendo a criterios de índole industrial. Concretamente, la fabricación de coches es la actividad más bien valorada, seguido de proyectos de movilidad eléctrica, de inversión y aquellos relacionados con la sostenibilidad y la transición energética.
Más allá del suelo disponible, otra de las preocupaciones de la inmobiliaria y el consorcio de empresas liderado QEV y BTech es el cumplimiento de los términos estipulados en la documentación para iniciar la actividad. Una de las cláusulas marca en dos años el tiempo límite para poner en marcha el 50% de la actividad, pero temen que un retraso en la concesión de licencias de obras dificulte este despliegue, sobre todo para el operador logístico, según informó el CEO de QEV, Joan Orús, en una entrevista con este periódico.
El hub mantiene sus previsiones
En este sentido, y según la parte sindical; la última prórroga y estas posibles obras podrían retrasar el inicio de la actividad logística en la planta. Por su parte, el hub de la descarbonización mantiene sus previsiones y, de ganar el concurso, prevén empezar a producir en Nissan a mediados de 2023. Su objetivo es ensamblar 100.000 coches eléctricos una vez lleven tres años instalados en la fábrica.
También con estos plazos, las compañías catalanas quieren absorber a 1.000 de los 1.300 ex-trabajadores de la automovilística. Mientras esperan el fin del concurso, una treintena de estos empleados ya ha empezado a trabajar en Silence un mes y medio después de recibir la luz verde para instalarse en la Zona Franca. En total, contratará entre 140 y 150 personas procedentes de Nissan.
Aparte de Goodman y el D-Hub, la participada de Merlin Properties y El Port de Barcelona, Cilsa, se ha mostrado interesada en presentarse a la adjudicación junto a Mecalux, una empresa catalana de soluciones de almacenaje.