Gobierno y Generalitat ponen el futuro de las fábricas de Nissan en manos de Enrique Bañuelos
QEV Technologies, participada por el polémico empresario del ladrillo, es la gran apuesta y tiene un mes para definir su proyecto, del que dependen tres fábricas
Enrique Bañuelos es un empresario que aparece y desaparece, como hizo con Astroc en el boom del ladrillo y, unos años más tarde, con Barcelona World. Que se lo pregunten, si no, a Artur Mas. Ahora ha vuelto a salir a escena al ser accionista de QEV Technologies, la empresa que lidera el hub de la movilidad eléctrica, el proyecto del que depende el futuro de las tres fábricas de Nissan en Barcelona.
La mesa de la reindustrialización de Nissan decidió este miércoles apostar por el hub, que promueve la empresa catalana de movilidad eléctrica QEV Technologies, junto con la consultora Improva y BTech, que fabricará una pick up eléctrica que recuperará la mítica marca española Ebro y que será similar a la Navara, que ya se fabricaba en las mismas instalaciones.
Pero el proyecto hay que terminar de definirlo y de ello dependen el resto de interesados por las instalaciones de Nissan en la Zona Franca de Barcelona, Sant Andreu de la Barca y Montcada. Gobierno, Generalitat, Consorci de la Zona Franca y sindicatos, que forman la mesa, han dado algo de un mes a QEV Technologies para que concrete su proyecto, según han explicado a Economía Digital fuentes de la mesa.
La firma dirigida por Joan Orús y participada por Enrique Bañuelos presentó inicialmente un proyecto para la fábrica de la Zona Franca, que se descartó al apostar por la china Great Wall Motors (GMW) para dicha instalación, la mayor de las tres que tenía Nissan en Cataluña y que ha dejado de operar.
Por ello, QEV redimensionó su apuesta para ir a la planta de Sant Andreu de la Barca, bastante más pequeña. La espantada de GWM convirtió su hub en favorito y pisó el acelerador para presentar su proyecto, otra vez para Zona Franca, antes de la reunión de la mesa de este miércoles. Lo logró pero quedan flecos por definir.
El Gobierno y la Generalitat han convocado el 21 de enero la siguiente reunión de la mesa, para cuando esperan poder estudiar con todo detalle la propuesta. QEV y los promotores del hub deben especificar qué espacio necesitan de la fábrica de la Zona Franca para que las administraciones puedan elegir un proyecto complementario si, como se prevé, no la ocupan toda.
Hay varios proyectos en el cajón esperando su momento. La logística es el complemento favorito para el espacio que quede sin ocupar, y hay dos grandes postores: la mayor socimi española, Merlin, que cotiza en el Íbex 35, y la inmobiliaria australiana Goodman. Pero también cuentan con un plan B por si finalmente el hub no prosperara: la belga Punch.
Esto es por lo que respecta a la planta de la Zona Franca, pero están pendientes las otras dos. Inicialmente, Silence, que produce las motos eléctricas de Seat y Acciona entre otras, era la favorita para Montcada, pero ahora está por ver si el hub, el proyecto prioritario, necesita esas instalaciones. Lo mismo pasa con las de Sant Andreu.
El ‘hub’ de la movilidad eléctrica debe concretar qué espacio de la fábrica de Barcelona necesita y si usará las de Montcada y Sant Andreu de la Barca
Dependiendo de las necesidades de QEV Technologies, BTech y el resto de fabricantes que puedan ir al hub, entre los que podrían encontrarse, además de BTech, Volta Trucks, Tevva, Inzile, la productora de baterías Vale Mobility y la de pilas de hidrógeno Sisteam, podrían usar Montcada como planta para proveerles de materiales como la chapa de los vehículos. Podría terminar siendo una planta de estampación, aseguran las fuentes de la mesa consultadas.
Así, todo el futuro de la antigua Nissan, y su plantilla, que a priori estaría asegurada a dos años vista, está pendiente de cómo concrete su proyecto el hub de la movilidad eléctrica, por lo que está en manos de una empresa participada por el empresario más polémico del boom del ladrillo, que tiene aproximadamente el 20% de QEV Technologies. Pero no es un accionista más, parece destinado a controlarla como gran financiador del hub.
Bañuelos, héroe y villano del ‘boom’ del ladrillo
Bañuelos era un jovencísimo empresario admirado hace 15 años, cuando la hasta hacía poco desconocida inmobiliaria Astroc dio el salto al parquet. Multiplicó por 11 su valor en bolsa y era la envidia de todo el sector y el empresariado, pero algunos informes empezaron a alertar de que algo no cuadraba y de que estaba corriendo demasiados riesgos, y su valor se hundió.
Astroc terminó absorbida por Aisa y Bañuelos, defenestrado y huido de España. Años más tarde se supo que estaba en Brasil haciendo otros negocios y reapareció en España al lado de Artur Mas. Era finales de 2012 y Cataluña había perdido la batalla por Eurovegas con Madrid, que terminaría también por perderla. Como alternativa, el Govern de CiU se inventó BCN World.
Ese proyecto, también de hoteles, casinos y ocio, situado en Tarragona, tenía un gran promotor: Veremonte. El hombre detrás de esta empresa no era otro que Bañuelos. Mas no dudó en apostar por él, y en la foto salió también Isidre Fainé, presidente de La Caixa, propietaria de los terrenos en los que tenía que ubicarse.
Dos años después, Bañuelos, a quien no se volvió a ver por Barcelona pues delegó todo en un directivo catalán, Xavier Adserá, desapareció. Veremonte no ejerció la opción de compra de unos terrenos y renunció al proyecto, dejando tirado al Govern, aunque ya estaba en duda por la falta de consenso en Cataluña y un procés que puso el foco en otras cuestiones. Ahora, con Pere Aragonès de presidente, vuelve Bañuelos. La cuestión es: ¿cuánto durará?