General Motors y Ford temen el fin del diésel
Los fabricantes americanos se desmarcan del discurso oficial y muestran su preocupación sobre los efectos del fraude de Volkswagen en el mercado
La crisis de las emisiones de Volkswagen, con su último capítulo del martes, ha sido el tema del día en las jornadas sobre automoción que se celebran en el IESE de Barcelona, que reúnen a los más altos directivos de las fábricas de España. En las ponencias han evitado el tema y se han limitado a hablar de su libro, pero en los pasillos VW era la comidilla, y más después de la ausencia de última hora de Luca de Meo, flamante presidente de Seat.
Por primera vez desde que saltó el escándalo en septiembre, algunos fabricantes se han atrevido a mostrar públicamente su preocupación por cómo puede afectar al mercado del automóvil, y más concretamente al diésel, la crisis de VW. Pero han tenido que ser los fabricantes americanos los que se hayan desmarcado del discurso oficial de «esto se resolverá y no afectará al sector». Casualidad o no, fue precisamente en EEUU donde se destapó el fraude y sus fabricantes, antiguos líderes mundiales, no pasan por su mejor momento.
Anfac prevé una mejora del mercado
Este es el discurso que ha tenido, por ejemplo, la patronal de fabricantes Anfac, que ha abierto el encuentro del IESE. Su presidente, José Luis López-Schümmer, que es también presidente de Mercedes-Benz España, se ha mostrado seguro que Volkswagen «sabrá resolver correctamente» el problema y ha añadido que no tendrá efecto en el mercado: «No conozco a nadie que decida no comprar un vehículo por ese problema puntual».
Las previsiones de Anfac también son de un mercado sin efecto VW: los fabricantes prevén cerrar el año con 1,035 millones de matriculaciones y subir en 2016 por encima de los 1,1 millones. También prevé pasar de los 2,6 a los 2,8 millones de coches fabricados en España y de 2,1 a 2,3 millones los coches exportados.
Los americanos, rebeldes
Los máximos responsables de General Motors y Ford, los mayores grupos automovilísticos americanos, han tenido su turno después de una larga e improvisada pausa causada por la ausencia del presidente de Seat, que iba justo delante en el programa. Ambos se han limitado en sus ponencias a predecir el futuro del automóvil, pero la cosa ha cambiado cuando han tenido que responder las preguntas de la prensa.
Antonio Cobo, director general de General Motors España, y José Manuel Machado, presidente de Ford España, han coincidido en afirmar que el diésel es una tecnología avanzada y limpia, y más por supuesto la de sus respectivas marcas, pero también han mostrado su preocupación ante un posible descenso de las ventas de diésel.
Preocupación por unas ventas ya a la baja
«Nos preocupa que el diésel, que es un mercado muy importante, se ralentice. Nos preocupa el impacto que pueda tener, sobre todo como puede afectar a la gente», ha admitido Machado, que ha asegurado que el diésel «es una de las tecnologías por las que hay que seguir apostando». «Me preocupa que alguien lo pueda utilizar para atacar a un pilar de la industria», como es la tecnología diésel, ha coincidido Antonio Cobo.
Y es que se juegan mucho, ya que los motores de gasóleo suponen una parte muy importante de las ventas de coches, sobretodo en Europa. De hecho, en España ya se ha notado un descenso del diésel: los datos de matriculaciones de octubre mostraron un descenso de 3,3 puntos de la cuota de mercado de los automóviles de gasóleo, del 63,7% en septiembre al 60,4% en octubre, la cifra más baja de todo el año con diferencia. Habrá que ver si este cambio se consolida o ha sido simplemente una primera reacción.
Analizando el alcance de la crisis del CO2
El llamado dieselgate surgió en septiembre, cuando EEUU hizo público que había encontrado emisiones extremadamente altas de NOx en coches diésel del grupo VW. El gigante alemán admitió el fraude, lo cifró en más de 10 millones de coches en todo el mundo y reorganizó su cúpula.
Pero cuando todavía no ha encontrado a los responsables ni ha iniciado el plan de reparaciones, otro escándalo ha saltado: hay 800.000 coches más con emisiones más altas de lo debido, pero esta vez de CO2. La noticia, conocida el martes por la tarde, obligó al presidente de Seat, Luca de Meo, a suspender su presencia en la jornada del IESE este miércoles.
De Meo debía atender reuniones «en el más alto nivel» respecto al nuevo escándalo de emisiones. En concreto, el grupo está analizando el alcance del caso y si afectaría a Seat. De momento, ni Volkswagen ni su filial española han dado más detalles.