Gay de Montellà amplía su poder en el empresariado catalán
La reestructuración de la cúpula de Fepime convierte al presidente de Foment de Treball en el hombre fuerte de las patronales
Joaquim Gay de Montellà tiene el poder empresarial catalán. Esta semana ha conseguido poner punto y final a las discrepancias que existían entre las dos organizaciones que conforman la gran patronal catalana: Foment del Treball y Fepime. “Más del 80% del tejido industrial de Catalunya es de pymes, ¿a quién se le ocurre diferenciar las patronales? En el fondo, todo es lo mismo”, señala uno de los allegados al empresario en declaraciones a este medio. Los objetivos de ambas organizaciones son los mismos. Más, desde que la crisis se llevó por delante la verdadera vía de financiación de los agentes sociales: los cursos de formación. Pero en la organización con sede en la céntrica Vía Laietana de Barcelona existía una bicefalia que era difícil de gestionar.
Gay de Montellà aterrizó en Foment del Treball sin poder poner un pie en la organización centrada en las pymes. Al frente de Fepime había hasta la fecha a uno de los pesos pesados en la representación empresarial catalana, Eusebi Cima (en la imagen). El empresario de Terrassa echó un pulso a la gran patronal a la hora de pedir más voz y voto en la toma de decisiones. Se fue a los tribunales en el último tripartito para reclamar representatividad empresarial. Un título que le daba derecho a tener presencia propia en los principales foros de decisión y diálogo organizados por los agentes sociales.
Cuando el primer Ejecutivo de Artur Mas (CiU) había llegado a la Generalitat llegó la sentencia del Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC); y dolió en la cúpula de Foment: Cima se llevaba el gato al agua y conseguía un nuevo reparto de la representantividad. Los agentes empresariales pasaban de dos a tres (Foment, Fepime y Pimec). Y quien perdía era la organización dirigida por Gay de Montellà.
Derecho a decidir
La discrepancia más sonada se dio en uno de los puntos más candentes de la situación actual en Catalunya: el envite nacionalista. Mientras Foment ha reclamado el pacto fiscal y ha impulsado la denominada vía de Navarra, Cima llevaba a Fepime a respaldar la consulta del 9 de noviembre impulsada por CiU y ERC. La organización fue la única gran patronal que firmó el Manifest del Far (Manifiesto del Faro) al lado de las cámaras de comercio catalanas y otras asociaciones empresariales territoriales.
Pero la deriva nacionalista de esta organización ha llegado al final. Gay de Montellà ha encontrado en los estatutos de la organización el principal apoyo para remodelar la cúpula. Cima no podía optar a la reelección, y quien podía tomar su testigo y continuar con una política parecida a la del empresario de Terrassa debía elegir entre quedarse en la patronal territorial que lideraba o coger las riendas de la institución dirigida a las pymes. Finalmente, Antoni Abad decidió quedarse en Cecot, un enclave que le permite una mayor protección y seguridad que la hermana menor de Foment del Treball. También optó por quedarse en su territorial la elección favorita de Gay de Montellà para quedarse con la gestión de Fepime, Manuel Rosillo (líder de la Aeball, la organización empresarial del Baix Llobregat).
Elección de consenso
Finalmente, la figura de consenso escogida ha sido María Helana de Felipe (en la imagen). Es la primera mujer al frente de una gran organización empresarial catalana pero necesita el apoyo de Foment, por lo menos en esta etapa de su mandato, señalan desde su entorno. Especialista en auditoría, su principal handicap es que no tiene experiencia en la dirección de patronales. Nunca ha estado al frente de una territorial, una base que muchos consideran clave para ejercer el liderazgo patronal.
La primera interlocución de Felipe ante la asamblea de Fepime dejó claro el cambio de rumbo político de la organización. La nueva presidenta dejó claro que está “ni con unos ni con otros” y que a partir de ahora, en el envite nacionalista, sólo apoyarán los pasos que se den “en el marco de la Constitución”.
Elecciones de Foment
Apagado el fuego de Fepime, Gay de Montellà tiene que pasar otro examen antes de finales de año: las elecciones de Foment del Treball. El empresario mantiene públicamente la ambigüedad sobre su futura candidatura, aunque en foros privados admite abiertamente que quiere concurrir a la elección. El ejecutivo es prudente y antes de dar el paso adelante quiere tener claro que no se econtrará con oposición, como ocurrió en las últimas elecciones en la patronal catalana.
El lobby que se enfrentó con Juan Rosell, Femcat, se ha desactivado en la práctica en los últimos años, señalan fuentes del entorno de este foro. De nuevo, la única nota disonante es la de Antoni Abad, quien también es más partidario de las tesis de CiU que la actual cúpula de Foment, que camina entre la postura de Unió y la del PP.
Gay de Montellà esperará a después del verano, indican desde su entorno. Quiere unas elecciones tranquilas que afiancen su poder patronal, revalidado por la vía de la gestión de las crisis.