Las gasolineras ‘low cost’, en pie de guerra contra los ayuntamientos por supuestos favores a Repsol y Cepsa
Las estaciones de servicio automáticas han roto el ‘statu quo’ del sector; así, pese a un recorrido accidentado, esperan que con los nuevos cambios políticos se modifiquen las cosas
El pasado 28 de mayo las elecciones locales dejaron un importante reguero de cambios. Ante este nuevo contexto, las gasolineras automáticas, también conocidas como ‘low cost’, esperan que los nuevos ayuntamientos pongan menos trabas a sus negocios, y se acaben los supuestos tratos de favor hacia las empresas tradicionales como Repsol o Cepsa.
La lucha entre los que llegan nuevos y los que siempre estuvieron ahí viene de lejos. Por ello, desde la Asociación Nacional de Estaciones de Servicio Automáticas (Aesae) lo único que piden a los nuevos gobiernos municipales es que no pongan trabas artificiales a la implantación de nuevas gasolineras automáticas, y protejan la libre competencia en un sector donde predomina el oligopolio.
Desde esta asociación, donde destacan marcas como Petroprix, Ballenoil o Bonarea, insisten en que, aunque el crecimiento de las estaciones de servicio automáticas es bueno, muchas empresas del sector se ven afectadas por las trabas municipales a la hora de abrir nuevas gasolineras automáticas en ciertas localidades españolas. Este impedimento, que en muchos casos es o bien burocrático o bien por trabas injustificadas, provocan el retraso en las aperturas y en consecuencia mayores precios para el consumidor.
En estos casos, lo que se pretende es prohibir la instalación de nuevas gasolineras que estén a una distancia determinada de edificios, distancia que no exigen a las estaciones tradicionales y que no existe en la normativa nacional competente en la materia de seguridad. Esta restricción obliga a las estaciones automáticas a implantarse en el extrarradio de los núcleos urbanos, donde hay menos circulación de vehículos.
Unos favores difíciles de explicar
El problema de esta situación es que no tiene una explicación clara. Sobre todo, porque nunca hay razonamientos motivados para los rechazos. Así lo explica a ECONOMÍA DIGITAL el presidente de Aesae, Manuel Jiménez Perona. Señala que los motivos no son fáciles de exponer, pero los resultados sí: Repsol, Cepsa y BP se benefician de estas restricciones.
Jiménez Perona recuerda que las estaciones de servicio automáticas están dotadas de sistemas de CCTV, extintores automáticos, cumplen los requisitos de la normativa nacional y prestan una atención personalizada remota durante el horario de funcionamiento de la estación. Además, los tanques donde se almacena el carburante son de doble pared evitando filtraciones al suelo y cualquier tipo de incidencia en la estación. No hay ningún motivo, entiende, para que se pongan tantas trabas.
O, si existe motivo, y alguien tiene beneficio directo, tampoco lo comprende. Lo único claro que tiene el presidente de Aesae es que, con estas medidas, los únicos que pierden son los consumidores.
Razones económicas de peso
La cara visible de las gasolineras ‘low cost’ trae a coalición los datos de ahorro que aportan algunas organizaciones de consumidores: más de 350 €/año cuando se usan estaciones de servicio automáticas.
Reconoce que puede parecer una cifra pequeña, pero Jiménez Perona invita a reflexionar sobre otras partidas donde se puede alcanzar este ahorro en las economías domésticas. Además, recuerda que la gran mayoría de las gasolineras ‘low cost’ son usuarios con rentas medias y bajas. Por lo tanto, aislar en las ciudades estos establecimientos no beneficia a nadie. A nadie excepto a la competencia.