Garamendi se da un mes para decidir el papel de Foment en CEOE
La patronal catalana es la única de las grandes opositoras del reelegido presidente que no le ha votado y los críticos temen una purga
Cuentan algunos de los presentes que tras la victoria de Antonio Garamendi, Josep Sánchez Llibre estuvo esperando su turno para saludarle y felicitarle y el reelegido presidente de CEOE le hizo lo que vulgarmente se conoce como la cobra. Este chascarrillo da la medida de la situación de Foment del Treball dentro de la confederación española de empresarios: descolocada, en fuera de juego.
La patronal catalana apostó fuerte y ha perdido, por lo que su destino dentro de CEOE está solo en manos de Garamendi. El claro ganador de las elecciones de este miércoles se ha dado casi un mes, hasta el 21 de diciembre, para decidir la composición de los órganos de gobierno de la organización, y Foment, que ostenta una de las principales vicepresidencias al ser el mayor socio de CEOE, podría quedar arrinconada.
Este miércoles no acercaron posiciones. No hubo abrazo de reconciliación. Virginia Guinda aceptó la derrota, hizo unas breves declaraciones y se marchó. Y su padrino Sánchez Llibre tuvo que seguir el mismo camino y en una posición más débil que hace diez días por el poco apoyo recibido por su candidata, el 13,5%, y porque el resto de grandes patronales opositoras a Garamendi le dejaron solo.
En el último año, el directivo vasco ha levantado críticas internas por decisiones como apoyar la reforma laboral del Gobierno de Pedro Sánchez. Se le ha llegado a calificar como demasiado cercano al presidente español. Estas acusaciones venían sobre todo de cuatro patronales con mucho peso en CEOE: Anfac, una de las grandes del sector industrial al sumar a los fabricantes de coches; Cepyme, que agrupa a las pymes; la madrileña CEIM y la catalana Foment.
Algunas de estas organizaciones han tratado en los últimos meses, como Foment y también junto a ella, de buscar un candidato para enfrentarse a Garamendi. Pero el 23N se acercaba y no daban con el nombre. De repente salió a la palestra Gerardo Pérez, de Faconauto, también del sector del automóvil, pero la marcha atrás de los agricultores de Asaja, que iban a apoyarle, le hizo desistir. Entonces apareció Guinda, pero era tarde.
Una a una, las patronales críticas empezaron a mostrar su apoyo a Garamendi, y lo hicieron explícita y públicamente. Primero CEIM y Cepyme. El posicionamiento de estas dos organizaciones destruyó al sector opositor y Anfac dio la puntilla a Guinda al evidenciar que ni siquiera la gran industria, a la que decía abanderar, le apoyaba. Todos se reunieron con ella pero no les hizo cambiar de opinión.
Fuentes de la candidatura de la empresaria catalana insistían a menos de una semana para las elecciones de que el apoyo público no era significativo porque el voto era secreto y no exclusivo, es decir que las patronales podían dividir su voto entre los candidatos, y aspiraban al 30%. Sin embargo, el resultado final, con solo 87 votos para Guinda, dejó claro que poco más que Foment y sus socios, que sumaban 55 votos, la apoyaron.
El fracaso de Guinda es el de Foment. La candidata es vicepresidenta y portavoz de esta organización, Sánchez Llibre salió públicamente a darle apoyo y la acompañó en su presentación en Barcelona y la patronal catalana la ha ayudado muy activamente en la corta campaña. Pero no es el de nadie más; el resto de opositores supieron resituarse a tiempo.
El que se mueva no sale en la foto
La posición de Foment en la foto actual de CEOE es clara. Aun así, apuntan fuentes empresariales que no puede ser aislada al ser el mayor socio de la patronal española. Además, Garamendi dio este miércoles un discurso conciliador, apelando a la unidad y a trabajar toda la organización de forma conjunta. Pero existe entre los críticos, pese a haber terminado dando su apoyo al candidato reelegido, miedo a una purga.
Los críticos con Garamendi temen una purga con la excusa de reducir el número de vicepresidencias
Tres de los opositores son vicepresidentes: Gerardo Cuerva, de Cepyme, y Miguel Garrido, de CEIM, además de Sánchez Llibre. Temen que, con la excusa de reducir el número de vicepresidentes, que son ni más ni menos que 11, por cuestiones de eficiencia, se quite de en medio a los incómodos.
Tanto Cuerva y Garrido como Pedro Barato (Asaja) y Gerardo Pérez (Faconauto) son conscientes de que Garamendi sabe que no puede fiarse de ellos, y no saben cómo actuará el 21 de diciembre. En caso de que aplique aquello de que el que se mueva no sale en la foto, desconocen qué foto cogerá: si la de este miércoles o la de la tensas reuniones de CEOE de los últimos meses. Sánchez Llibre, en cualquier caso, sale movido en todas ellas.