El pozo sin fondo de Freixenet
Sus bodegas secundarias y las exportaciones a Francia lastran el resultado del líder del cava, que no termina de despegar
El cava no está para fiestas. Esta misma semana el sector ha presentado sus datos, nada halagüeños. Está estancado, como muestra la caída de sus ventas en España y en los principales mercados europeos, y a nivel global aguantan por poco, con 245 millones de botellas. Lo único que salva al sector es que crece, moderadamente, el producto premium, lo que eleva ligeramente la facturación global de las bodegas.
El líder del mercado es un fiel reflejo del estancamiento del sector. Freixenet cerró el ejercicio 2015-2016 con unas ventas de 529 millones, un 5% más que en el ejercicio anterior, que fue negativo. En cambio, el beneficio siguió estancado alrededor de los dos millones de euros (2,39), con lo que el margen apenas mejoró, lo que hizo saltar por los aires el intento de paz entre las tres ramas familiares propietarias de las cavas.
Mirando en detalle las cuentas del grupo Freixenet afloran algunas de sus debilidades. Tiene casi un tercio de sus sociedades en pérdidas. En concreto, diez de 36 empresas que consolida, según las últimas cuentas cerradas por la compañía. Entre los rojos del grupo encontramos tanto algunas de sus múltiples bodegas como parte de las exportaciones.
La debilidad de Freixenet: tiene casi un tercio de sus empresas en números rojos
Pese a que vende más en el extranjero que en España, y las exportaciones salvaron la cifra de ventas en el último año, la rentabilidad en el mercado exterior sigue siendo una de las asignaturas pendientes de Freixenet. Un cambio en la estrategia en Alemania, intentando subir precios, lastró las ventas en uno de sus principales mercados en el año anterior, el 2014-15.
Ya consolidado, este cambio no le ha ido mal. En el último ejercicio, obtuvo un beneficio de explotación de 2,8 millones en Alemania. Pero la actividad exterior del líder del cava tuvo un gran agujero negro: Francia. La competencia del champán sigue siendo demasiado para una marca –no Freixenet sino cava– que no goza del valor internacional de su competidor galo.
Freixenet France perdió 695.000 euros, con unas reservas negativas de 5 millones fruto de pérdidas anteriores. En el Reino Unido también tuvo pérdidas, aunque inferiores, y casi anecdóticas en Italia. Mercados más lejanos como el estadounidense y el australiano arrojaron cifras positivas.
Las marcas en rojo de Freixenet
Como otras grandes bodegas, la compañía de las familias Ferrer-Bonet-Hevia vende cava bajo varias marcas, aunque Freixenet es la única rentable. Sus otras marcas son un pozo sin fondo de pérdidas. Especialmente una: Castellblanch. Sus números son muy negativos, aunque en parte sus malas cifras pueden deberse a las operaciones con otras sociedades del grupo.
Las bodegas Castellblanch, que están en las mismas instalaciones de Sant Sadurní d’Anoia (Barcelona) que Freixenet, perdieron 2,9 millones en el último ejercicio. Su resultado de explotación, el que refleja el balance de la actividad de la empresa sin tener en cuenta factores contables, financieros o fiscales, todavía fue más rojo: 4 millones de euros.
El patrimonio de esta bodega ha ido bajando en los últimos años como consecuencia de tener que absorber las pérdidas que va sufriendo. Castellblanch acumula un lastre de 15,7 millones en sus cuentas como consecuencia de pérdidas anteriores. En el año precedente, el resultado todavía fue más negativo: 3 millones.
Freixenet tiene otras dos marcas en números rojos: Segura Viudas y René Barbier. Las pérdidas de la primera rozan el medio millón de euros, aunque, como Castellblanch, acumula pérdidas millonarias de otros ejercicios (12,9 millones). René Barbier perdió solo 168.000 euros pero acumula pérdidas de más de 8 millones. Sigue sin ganar dinero también con su negocio de venta directa, muy incipiente y residual todavía para el grupo.
El agujero negro de Freixenet: sólo la bodega Castellblanch pierde 4 millones de euros
Estos datos hacen referencia al ejercicio cerrado el 30 de abril de 2016. A un mes para el cierre de los siguientes resultados, las perspectivas no son mucho mejores. Fuentes cercanas a la compañía explicaron a Economía Digital que no se prevé una mejora de ventas significativa. La evolución de Freixenet está siendo como la del sector. Cuesta mucho crecer en España y fuera, la competencia del prosecco italiano está haciendo mucho daño.
Sí se espera, no obstante, que crezcan algo más los beneficios, como fruto del cambio de gestión. Como consecuencia de la guerra entre las familias Ferrer Noguer, propietarias del 42% de Freixenet, y Hevia Ferrer (29%), y de la venta frustrada de la compañía, Enrique Hevia tomó el mando tras destituir a Pedro Ferrer y sustituirlo por una dirección tripartita en la que Hevia, con el apoyo de Eudaldo Bonet, lleva la voz cantante.
La obsesión de Hevia cuando era vicepresidente financiero ya era la rentabilidad, y la falta de la misma le llevó a decir basta y abrir el melón de la venta. Desde que tomara el mando, en diciembre, lo está llevando a la práctica, con un mayor control de los gastos. El objetivo es hacer Freixenet rentable para poder venderla o empezar a ganar dinero suficiente como para volver al dividendo.