Los Ferrer vuelven al ataque por Freixenet
Los Ferrer ultiman una nueva oferta, esta vez de la mano de un socio, para comprar la participación del resto de la familia y recuperar el control de Freixenet
Vuelven los movimientos accionariales a Freixenet. La familia Ferrer, propietaria del 42% del líder del cava, ya ha intentado dos veces comprar el resto de acciones –o al menos hasta superar el 50%– a las otras dos ramas familiares, y ya ha iniciado su tercer intento. Esta vez no irá sola sino de la mano de un socio que ponga entre 150 y 180 millones para convencer al resto de accionistas de vender.
Los Ferrer Noguer, liderados por el presidente de honor, José Ferrer, de 91 años, y su hijo Pedro Ferrer, hasta hace seis meses consejero delegado, ultiman una nueva oferta por el 100% de la compañía, valorada en unos 550 millones de euros, según han explicado fuentes cercanas a las cavas. Las familias Bonet Ferrer (29%) y Hevia Ferrer (29%) tienen la voluntad de salir y esperan la oferta, que puede concretarse antes de un mes.
Este es el tercer intento de los Ferrer. En los dos primeros, el escollo había sido la financiación bancaria. La familia propietaria del 42% de Freixenet había conseguido el ok de la banca, pero con unas condiciones que suponían que, a la práctica, perdiera parcialmente el control, ya que exigían dejar la gestión en manos de profesionales ajenos a la familia. También pedían activos que aseguraran la inversión. Finalmente, la oferta no convenció a los vendedores.
Los Ferrer ya intentaron comprar el 100% de Freixenet en 2016 pero fracasaron y perdieron el control
Tras este intento fallido, Enrique Hevia, el miembro de la familia que lideró las críticas a la gestión de los Ferrer y que abrió la caja de los truenos de la venta, se alzó con el poder con una doble maniobra: convenció a los Bonet, con los que suman el 58% de las acciones, de que era necesario un cambio en la dirección con la participación de las tres ramas familiares, con lo que Eudaldo Bonet y él mismo fueron nombrados, junto con Pedro Ferrer, consejeros delegados solidarios. Pero uno de los tres tenía que tener más peso, y con el apoyo de Bonet, Hevia fue nombrado presidente ejecutivo.
Después tomar el control, en enero, Hevia no tardó en dejar su sello. El nuevo máximo directivo de Freixenet empezó a fiscalizar todo lo que se hacía en la empresa, nombró a su sobrino, Diego Jiménez, director general, y despidió a la directiva estrella de los Ferrer, Silvia Carné. Sus funciones pasaron a manos de Diego Jiménez Hevia, que ahora cederá parte de sus funciones. Todo ello con el objetivo de hacer a la compañía más rentable y revalorizarla de cara a la venta.
El nuevo intento de los Ferrer por Freixenet
Si antes ya lo habían intentado, estaba claro que tras perder el control, los Ferrer tenían una motivación extra para quedarse con una compañía que siempre han considerado suya. José Ferrer Sala fue el único varón de los cuatro hijos del matrimonio Ferrer Sala, fundador de Freixenet, y su familia tuvo el poder desde que sus padres le cedieron el testigo hasta finales del año pasado con su hijo Pedro.
Esta rama familiar bloqueó el intento de venta de la compañía, iniciado hace año y medio por Enrique Hevia, que fue a buscar a Henkell para que presentara una oferta. La multinacional alemana la presentó, pero se encontró con el bloqueo de los Ferrer, que se cerraron en banda a vender su 42%, y la división entre los Bonet, lo que no permitía a la oferta superar el 50%. Por ello, se retiró, pero podría reaparecer.
Los Ferrer han buscado un socio financiero para presentar una oferta, mientras Henkell podría volver
Ahora los Ferrer, para poder mejorar la oferta, han ido a buscar un socio. Las fuentes consultadas hablan de un fondo de inversión, que aportaría el dinero que necesitan a cambio de una participación en la compañía. El control de la gestión, en cualquier caso, quedaría en manos de los Ferrer. O volvería a ellas, mejor dicho.
¿Podría haber puja? Quién sabe. Las mismas fuentes explican que, si vuelve a abrirse el melón de la venta, Henkell podría volver a entrar. Con una buena oferta, los Bonet optarían por vender, por lo que los Ferrer en solitario no podrían frustrar la operación con la compañía alemana. No obstante, de momento la opción que está sobre la mesa es que los Ferrer se hagan con la mayoría y cambien de socios.