Freixenet cambia de manos por el divorcio en Dr. Oetker

La batalla familiar en Dr. Oetker termina con el gigante alemán partido en dos. La cavista es ya propiedad de los hijos del tercer matrimonio del empresario mientras que Damm se queda en manos de la otra rama

Vista de la entrada de la bodega Freixenet, en Sant Sadurní d’Anoia. EFE/Susanna Sáez

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Apenas tres años después de que el enfrentamiento entre las tres sagas de Freixenet terminase con el aterrizaje de Henkell en el accionariado, otro conflicto familiar afecta a su capital. Las hostilidades esta vez se producen en Alemania, en el seno de la familia Oetker, y ha terminado con la división del gigante Dr. Oetker en dos partes. La rama rebelde se ha quedado con el líder del cava. La parte conservadora mantendrá el 25% de Damm, también participada con el conglomerado germano. 

Dr. Oetker hizo oficial la pasada semana su escisión en dos partes. Los cinco hijos surgidos de los dos primeros matrimonios de Rudolf-August Oetker, fallecido en 2007, –tenían el 62,5% del grupo– se quedaron con el negocio de las pizzas congeladas y la cervecera Radeberger, la mayor de Alemania, lo que sumará unas ventas acumuladas de 5.000 millones de euros. Los tres retoños nacidos en el tercer matrimonio –con el 37,5% restante– tendrán el negocio hotelero, la colección de arte y los espumosos Henkell Freixenet. 

A los segundos no se les permitirá usar la marca Dr. Oetker, algo que sí podrán mantener los primeros. Utilizarán por ello el nombre Geschwister Oetker y con sus participadas agruparán alrededor de 2.000 millones de euros de facturación. 

El cambio para Freixenet no será solamente estético. La familia Oetker posee el 50% del capital del grupo –la familia Ferrer tiene el 50% restante–, pero todas las fuentes consultadas señalan que son quienes ejercen el mando a pesar del empate en el capital. Ostentan mayoría en el consejo de administración y en el comité ejecutivo. 

El rostro de sus principales accionistas será ahora diferente. Y aunque todavía no hicieron públicos sus cambios en la hoja de ruta de la empresa, en el sector se les tiene por más transgresores que sus hermanos mayores. Un portavoz de la firma aseguró que «no afectará a la estrategia de la participada».

Además, el líder del cava perderá a su presidente, Albert Christmann. El hasta ahora consejero delegado de Dr. Oetker se quedará con los cinco hermanos que hasta el momento ostentaban la mayoría del gigante alemán. Consultada por Economía Digital, la empresa con sede en Sant Sadurní d’Anoia (Barcelona) declinó hacer comentarios. 

Demetrio Carceller y Albert Christmann abandonan el consejo de Henkell Freixenet

A la espera de conocer la identidad del nuevo presidente de Henkell Freixenet, Geschwister Oetker sí explicó el que será su organigrama directivo. En él estarán dos de los tres hermanos: Alfred y Ferdinand Oetker. Quedará alejada de la gestión Julia Oetker. En el mismo comité, formado por siete miembros, estará Andreas Brokemper, actual consejero delegado de Henkell Freixenet y la persona que gestiona el día a día de la compañía.

Según explico el nuevo conglomerado en un comunicado, Alfred Oetker será la persona que liderará la división de bebidas, por lo que posiblemente será el nuevo presidente de la cavista. Sin embargo, las fuentes consultadas por Economía Digital aseguran que ninguno de los hermanos Oetker visitó todavía Sant Sadurní y a finales de octubre no se había presentado todavía al resto de los accionistas.

Otro de los que dirá adiós al consejo de Freixenet será Demetrio Carceller, presidente de Damm y socio de Dr. Oetker en la cervecera. El dirigente saldrá de la empresa con la nueva división después de tres años en los que figuraba como hombre de consenso en el órgano decisorio entre los Ferrer y los Oetker. Sus negocios con la firma alemana eso sí lo llevaban a alinearse con los intereses germanos, a los que representaba a la práctica.

Damm se queda en Dr. Oetker

Carceller separa así sus caminos de Freixenet tras tres años de compartir socio. Con la nueva división, Damm se quedará bajo el paraguas de la nueva Dr. Oetker, por lo que el directivo ya no estará vinculado con la cavista ni sus accionistas. Carecía por ello de sentido que se mantuviera en el consejo de administración una vez se produjo la escisión.

La cervecera española seguirá vinculada a los cinco hermanos mayores debido a que el conglomerado alemán vehicula su inversión en la firma a través de la cervecera Radeberger. Como explicó Economía Digital, el grupo germano incrementó su participación desde el 25,02% al 25,34% a lo largo de 2020.

El avance se debió principalmente a que parte del dividendo de 62,9 millones aprobado en la último junta de accionistas se pagó en acciones. Además, también se realizaron varias adquisiciones de acciones en autocartera que apuntillaron el crecimiento.

El enfrentamiento en el seno de la familia Oetker

Al igual que entre las distintas sagas históricas del líder del cava catalán, la convivencia en el accionariado del conglomerado alemán no fue sencilla desde el fallecimiento de Rudolf-August Oetker en 2007. Los ochos hijos se enfrentaron por obtener más protagonismo, por lo que se establecieron dos bandos: los cinco descendientes de los dos primeros matrimonios frente a los tres retoños de su última esposa. Una década después, la situación se tornó insostenible.

Mientras las dos primeras ramas de la familia se repartían los puestos de mayor responsabilidad del consejo, los terceros contaban apenas con un sillón raso. El enfrentamiento por la distribución de las butacas –también hay independientes— llegó incluso a los tribunales.

Pero el sector joven de los Oetker no limitaba sus reclamaciones a la representación institucional. Hace cuatro años, los hermanos mayores apostaron por poner la gestión en manos de un ejecutivo ajeno a la familia y, por primera vez en 125 años de historia, nombraron un consejero delegado externo. El fichaje de Albert Christmann fue en contra de la voluntad de la tercera rama, que quería recuperar el puesto para una persona de la saga.

Con el 12,5% en manos de cada uno de los ocho hijos, el G3 tenía escaso margen de maniobra frente al dominio del G5 –así se autodenominaron los dos bandos–. En verano se sentaron las bases del acuerdo de una división que se hizo oficial este mismo mes de noviembre.

Carles Huguet

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