¿Auténtico cerdo de bellota? Las trampas de los grandes ganaderos
Los ganaderos del auténtico cerdo de bellota denuncian las trampas de los grandes productores para bajar los costes y engañar al consumidor
Los ganaderos españoles que cumplen estrictamente con la norma del cerdo ibérico han disparado las alarmas por las últimas cifras de sacrificios de cerdos ibéricos.
En una de las peores montaneras (la temporada de otoño-invierno en la que los cerdos ibéricos o cruzados salen al aire libre a engordar a base de hierba y bellotas), el sacrificio de animales ha aumentado hasta los 720.000, según las cifras del la asociación interprofesional del cerdo ibérico, Asici.
Y la lógica de los ganaderos denunciantes es aplastante: no hay bellota para tanto cerdo. Las cifras no salen, a juicio de los productores, que denuncian malas prácticas generalizadas en el sector. Y la fotografía que acompaña esta noticia forma parte del fraude: cerdos ibéricos que comen pienso en el campo en una temporada en la que, por falta de lluvia, hubo poca hierba, escasa agua y bellotas de baja calidad.
Los peores años de montanera
La falta de controles estrictos, unidos a una época sin lluvias, hacen que el fraude y la picaresca se extienda entre los productores.
“Es imposible que se haya cerrado la temporada con 720.000 cerdos ibéricos de bellota. Estoy convencido de que la mayoría han sido complementados con pienso. Yo lo veo entre los productores vecinos de los cerdos de denominación de origen que yo produzco. La forma habitual de acometer este fraude es ingresar a los cerdos en la montanera ya gordos y alimentados con pienso. Otra picaresca habitual consiste en colocar una tolva con pienso en las fincas para que los cerdos se alimenten cuando no hay suficientes bellotas”, explica Francisco Espárrago, ganadero y presidente de la marca Señorío de Montanera.
Las cifras no salen a ojos de los productores. El año pasado, en una de las peores montaneras que se recuerde, se registró una cifra de unos 700.000 cerdos de bellota. “Lo del año pasado fue de escándalo pero este año tampoco salen las cuentas. Me parece una cifra extraña”, explica Juan Luis Ortiz, portavoz de la Denominación de Origen de Los Pedroches.
Las picarescas
Los fraudes en el campo para abaratar los costes de la cría del cerdo ibérico de bellota son cada vez más conocidos. Una de las tácticas es dejar en el campo a cerdos por encima del peso fijado por ley.
La normativa establece que el cerdo debe tener entre 92 y 115 kilos en el período que sale al campo a ganar, como mínimo, los últimos 46 kilos a base de hierbas, bellotas y tubérculos. Pero si el cerdo sale más tarde y con más kilos, el coste de manutención será más económico.
El veterinario Vicente Rodríguez, de la Universidad de Córdoba, admite que este año ha sido uno de las peores montaneras que se recuerden en los campos españoles y, por ello, los cerdos han tenido grandes dificultades para alimentarse de bellota.
Cerdos comen pienso en medio del campo donde se supone que son alimentados con bellotas.
Controles laxos
Y la escasez favorece la trampa. Pero, oficialmente, la asociación interprofesional del sector, encargada de ciertos controles sobre los cerdos, asegura que la calidad de la bellota ha aumentado este año en relación al otro. También asegura que la interprofesional no hace ningún tipo de controles. Simplemente verifica que los datos vertidos en el sistema por productores y certificadores de calidad sean correctos.
Las inspecciones son realizadas por empresas privadas que pagan los propios ganaderos y que –según algunas denuncias– son avisados sobre las visitas e inspecciones con antelación.
«Seguramente hay fraude como en todos los sectores», dice un productor
Precisamente, la falta de control es la causa del crecimiento del fraude, según explican algunos ganaderos. Pero otros productores no creen que el fraude sea generalizado. “Seguramente hay fraude como en todos los sectores pero creo que el 90% de las empresas certificadoras hacen bien su trabajo”, explica Domingo Eíriz, representante de Jamones Eíriz.
El resultado final de la actual temporada verá la luz en tres años cuando los jamones de los cerdos sacrificados en los últimos meses salgan a la venta.