Foment y Cecot siguen en pie de guerra
Gay de Montellà solicita a Abad un gesto para apaciguar la tensión entre ambas patronales e integrarlo en los órganos de gobierno
El presidente de Foment del Treball, Joaquim Gay de Montellà, y el de la asociación de Terrassa Cecot, Antoni Abad, han intentado en las últimas horas limar las asperezas que se produjeron entre una y otra organización durante las pasadas elecciones a la patronal catalana. Sin éxito, al menos de momento. Abad sigue fuera del sanedrín de vicepresidentes de Foment y del comité ejecutivo de la gran patronal catalana.
Poco antes de que Gay de Montellà sucediera a Juan Rosell, Abad declinó formar parte de la decena de vicepresidentes de Foment. ¿La razón? El empresario metalúrgico aludía a unos supuestos pactos con Rosell que le convertirían en el vicepresidente primero, una especie de primus inter pares, lo que hubiera dejado su camino expédito para lograr después la presidencia de la patronal.
Tras una discusión en la que participaron además otros vicepresidentes, y ante la postura firme de Abad, Rosell optó por dejarle fuera de las vicepresidencias y del comité ejecutivo. Así, la Cecot ahora sólo está representada en la junta directiva de Foment de la que forman parte más de 70 empresarios de diferentes sectores, territorios y gremios asociados.
Encuentro infructuoso
Gay de Montellà y Abad mantuvieron un encuentro la pasada semana tendente a mejorar las relaciones entre ambas entidades patronales y explorar las posibilidades de que Cecot recupere un papel más destacado en la cúpula directiva de Foment. Las conversaciones, no obstante, siguen marcadas por resquemores mútuos.
De hecho, la dirección de Foment ha avisado a Abad que su actitud expansionista fuera de su territorio natural (Cecot tiene su sede y tradición en Terrassa) incomoda, y no poco, al resto de organizaciones territoriales y sectoriales catalanas adscritas a Foment. Cecot, por su parte, insiste en que ellos no van a la captura de socios directos fuera de su demarcación. Sí que admiten, no obstante, que gremios y pequeñas asociaciones integradas y gestionadas desde la propia Cecot puedan colisionar con sus equivalentes integrados en Foment.
¿Dinámica propia o sobrevaloración?
La diferencia radica, fundamentalmente, “en la dinámica propia” de la Cecot, en palabras de su secretario general, David Garrofé. Lo que causa “respecto o temor” de la patronal vallesana es su “volumen” y su independencia de funcionamiento (incluso fuera de Catalunya). Unas características que habrían derivado en las quejas de las patronales provinciales y comarcales que forman parte de Foment del Treball.
En ese escenario, Gay de Montellà le solicitó a Abad un “gesto claro” para que en el seno de Foment se entienda que Cecot no compite con la organización a la que pertenece. De hecho, salvo en lo relativo a la representatividad institucional, que Cecot no tiene reconocida, y las diferencias de tamaño y filosofía, la institución terrasense se ha ido configurando como una pequeña cúpula más especializada en el ámbito de las pymes. “Lo que sucede es que está sobrevalorada en su representatividad y sus atribuciones”, asegura una fuente de Foment que solicita anonimato en su análisis.
Cerrar o trasladar las instalaciones de Barcelona, situadas en el 22@, donde Cecot ha concentrado sus actividades de incubadora de empresas, innovación y emprendeduría podía ser un gesto suficiente a decir de la cúpula de Foment. Pero eso no convence a los dirigentes de Cecot. Garrofé esgrime que el tema de la localización de esos servicios no es relevante y que en algunos de esos proyectos participan por indicación de la Generalitat.