Fitch alerta a la Abertis de Florentino Pérez y los Benetton sobre su alta deuda
La agencia de calificación mejora el rating de Atlantia pero no revisa el de la concesionaria española, a la que pide rebajar la deuda por debajo de 6,5 veces su ebitda
Abertis cerró 2021 con una deuda de 7 veces su ebitda, ratio considerada alta, y este año lo rebajará en hasta tres décimas, si sigue con la mejora del negocio observada hasta el tercer trimestre. Pero este esfuerzo no es suficiente para Fitch. La agencia de calificación de riesgo ha puesto el límite a la participada por los Benetton y Florentino Pérez en una ratio de 6,5, sostenida en el tiempo, para mejorar el rating de Atlantia –matriz de Abertis–, lo que incide decisivamente en la nota de la propia concesionaria.
Fitch ha revisado la nota del grupo italiano Atlantia, que si bien lo ha mantenido en BB, ha cambiado la perspectiva de negativa a estable. Estas modificaciones suelen ser previas a futuras mejoras del rating. Respecto a Abertis, el informe llama la atención por lo que dice y por lo que no dice: así como en abril, fecha de la anterior modificación, también informó del rating de la española, esta vez no lo ha incluido. Pero sí que habla de Abertis, y lo hace para alertar de algunos riesgos y ponerle deberes.
Concretamente, pone como uno de los riesgos de Atlantia sus dificultades de acceso al cash de Abertis, pero, sobre todo, advierte acerca de su deuda. De hecho, señala que si el grupo controlado por la familia Benetton y el fondo Blackstone quiere mejorar su rating, algo para lo que ha dado ya un paso al pasar de perspectiva negativa a estable, aunque aun tiene que pasar a positiva, una de las cosas que tiene que hacer es tener mejorar la ratio de deuda neta respecto a ebitda en Abertis por debajo de 6,5.
Una mejora de la calificación de Atlantia podría conllevar también un incremento de la calidad crediticia para Abertis, si bien por ahora no hay noticias. Es posible que lo haga en las próximas semanas, en ocasiones lo ha hecho, pero las fuentes consultadas no han podido aclararlo. Lo que sí está claro es que la empresa española, que tiene peor rating que su matriz pese a representar dos tercios de su negocio, tiene una mancha con la deuda.
Los propios accionistas son conscientes de ello. A finales de noviembre, Atlantia, ACS y Hochtief aprobaron una inyección de 1.000 millones en Abertis para reforzar su estrategia de crecimiento inorgánico. Con ya 4.000 millones en caja, la concesionaria dirigida por José Aljaro busca oportunidades en Estados Unidos, Chile y Puerto Rico con un cheque de 5.000 millones. Pero si los Benetton y Florentino Pérez soltaron esos 1.000 millones fue porque Abertis no puede tirar de más deuda.
Hay que subrayar que es la primera inyección que hacen los accionistas de Abertis desde la opa; hasta ahora, todo el flujo de dinero había sido en la dirección contraria, de la participada a sus propietarios por la vía del reparto de beneficios y un macrodividendo extraordinario de 10.000 millones que Atlantia, ACS y Hochtief se regalaron para recuperar buena parte de la inversión de la opa –cabe decir, endeudando más a Abertis, porque esos 10.000 millones no salieron de su caja sino de un crédito.
Los objetivos de deuda de Abertis
La empresa que preside Marcelino Fernández Verdes no puede endeudarse más por varios motivos. El primero, ya comentado, es su alto nivel de apalancamiento. El segundo es que ese nivel no es solo una cifra o una estadística, sino que los inversores y la banca lo tienen en cuenta a la hora de prestar dinero, con lo que cuanto más endeudada esté la compañía, más caro le saldrá financiarse y refinanciarse.
El tercer motivo es que Abertis tiene unos objetivos de desapalancamiento que, de momento, no está cumpliendo. En concreto, de 5,2 veces su ebitda en 2024. Con las propias previsiones de beneficio bruto de explotación de la empresa, para ello necesita reducir su deuda neta en más de 3.500 millones, hasta bajar de los 20.000 millones de euros.
Entre el último trimestre de este año y 2023 le vencen 2.500 millones que tiene intención de refinanciar, aunque probablemente a tipos más altos, pues la caja es para crecer. Por lo tanto, toda reducción de la deuda la fiaría a los 2.700 millones que vencen en 2024. Aun así, el objetivo parece difícil de alcanzar. Al menos, los accionistas no quisieron hinchar más el globo.
Pero es que además, como alerta Fitch, mantener la deuda alta significa peor calificación, lo que equivale también a peores condiciones de crédito, pues el rating es la Biblia para los financiadores. Por tanto, no es solo un objetivo interno y una exigencia de la agencia de calificación, sino también una necesidad financiera.