Ficosa renegocia 230 millones de deuda
La empresa de componentes catalana ya está en conversaciones con Sumitomo Bank alargar una lÃnea de crédito que vence el próximo mes de julio
El rescate japonés de Ficosa no llegó sólo gracias a Panasonic. Si la firma nipona se hizo con el 49% del capital de la compañía en 2015, llegó de la mano de un balón de oxígeno por parte de Sumitomo Bank, que le prestó 230 millones de euros para hacer frente a sus obligaciones. Un lustro después, el crédito llega a su fin, por lo que los responsables financieros de la firma catalana ya se han puesto manos a la obra para renegociar los vencimientos del pasivo.
Fuentes de la empresa de componentes que dirige Xavier Pujol explican a Economía Digital que actualmente se está en conversaciones con Sumitomo Bank para alargar el pago de la línea de crédito. Sin embargo, añaden que también se ha abierto la vía de firmar con otras entidades que ofrezcan mejores condiciones.
A falta del cierre del año pasado, en diciembre de 2018 Ficosa había utilizado 142,2 millones de euros de la línea de crédito. Además, ya advertía: “no se prevén dificultades de cara a la próxima renovación de esta línea de financiación antes de su vencimiento final, ya sea con ésta o con otra entidad financiera”. Con seis meses de margen para la fecha límite, la decisión todavía no está tomada.
Ficosa sólo aspira a mejorar sus cifras en 2020
Según las últimas cuentas depositadas en el Registro Mercantil (2018), la empresa especializada en la fabricación de retrovisores ganó 17,6 millones y facturó 1.191 millones frente a unas ganancias de 20,3 millones y unas ventas de 1.201 millones en el ejercicio precedente. El descenso llegó motivado por la fortaleza del euro frente a las monedas latinoamericanas y un incremento de las inversiones, que alcanzaron los 100 millones.
Para 2019 está previsto que las cifras se repitan y no será hasta este 2020 cuando los números mejoren, una vez asentados los nuevos productos desarrollados durante los últimos años.
No obstante, el propio Xavier Pujol ya asume que los objetivos económicos establecidos en el plan de negocio no se van a cumplir. El dirigente admitió en una entrevista concedida a El País que los 1.750 millones de facturación previstos para 2023 no se alcanzaran. «El mercado de la automoción cayó un 3,5% en 2018 y en 2019 lo hará entre el 5% y el 6%; además, las marcas han retrasado algunos lanzamientos de coches eléctricos, lo que también nos ha afectado», justificaba en diciembre.
La crónica de un enfrentamiento familiar que desmontó la cúpula de Ficosa
La compañía de piezas de automóviles nació en 1949 de la mano de Josep Pujol y Josep María Tarragó, suegro y yerno. No obstante, la sucesión fue complicada y tras la muerte de Tarragó, en 2009, la rama de los Pujol ganó peso en la gestión. El desencadenante de la crisis: el despido de Josep María Tarragó hijo, entonces vicepresidente, en 2011.
La salida acabó en los tribunales y Xavier Pujol, primo de despedido, fue acusado de falso testimonio. Apartados del mando pero con el 44% del capital, los Tarragó sacaron los trapos sucios de la empresa para airear su precaria situación económica. En 2012 ya advirtieron de la necesidad de un socio y una inyección de capital de entre 50 y 100 millones para pagar la deuda acumulada.
Antes, la Generalitat ya había servido de balón de oxígeno cuando, en 2009, el Institut Català de Finances le concedió un préstamo participativo de 20 millones que no convirtió en acciones a pesar de no ser devuelto. Hubo más: pocos años más tarde fueron 50 millones los prestados. Tampoco se retornaron. Así, en 2015, la institución catalana entró al capital con una participación del 20%.
De este modo, el gobierno (20%) y los Pujol (31%) encontraron en Panasonic (49%) el aliado ideal para despedirse de los Tarragó. La firma japonesa tardó apenas dos años en hacerse con el porcentaje de la Generalitat para hacerse con el control total de Ficosa.