Fhaus se fija en Tesla para revolucionar el mundo de la vivienda
El family office holandés invierte 30 millones en la inmobiliaria catalana, que abarca toda la cadena de montaje de un hogar
Inmobiliaria. Quizás no es el término exacto, pero es el que más se le ajusta. Aún así, Fhaus es algo más que una compañía dedicada a la compraventa de viviendas. Abarca todo el proceso productivo, desde la selección del inmueble hasta las reformas y el diseño. Y todo de la mano del cliente final, con capacidad de decisión durante todo el camino. «Igual que un día Tesla decidió dejar de fabricar baterías para diseñar el coche entero, nosotros queremos dejar de ser un parte y convertirnos en el todo», señala Carlos Infantes, el consejero delegado.
Todavía bajo la piel de una startup, la firma ha captado 30 millones de euros de un fondo holandés. Con los tipos de interés por los suelos, son muchos los que giran la vista de nuevo al ladrillo. Y el family office lo debió ver muy claro aquí. Fundada en 2013, pisó el acelerador hace dos años y, por el momento, sólo ha vendido cuatro casas. «Ahora todo se acelera», advierte el dirigente. «Tenemos diez promociones en Barcelona y una en Madrid«, ilustra. El objetivo, duplicar la actividad en Cataluña y alcanzar la decena de activos en la capital.
Cansados de arañazos
Para Infantes, el salto tiene un motivo, no es un capricho para hacer algo diferente. Quiere hogares para la sociedad de la información. «La industria inmobiliaria todavía vive en el paradigma industrial, solamente se habla de producto, de materiales, de acabados, todo llega prefabricado al cliente, al que sólo le queda sentarse en un sofá que le han puesto allí», lamenta. Qué lejos quedan los tiempos en los que Paco ‘el Pocero’ era la imagen del promotor inmobiliario al uso.
Durante la entrevista, utiliza en varias ocasiones el símil entre la vivienda y una segunda piel. «Cansados de tantos arañazos, de mirar un piso y pensar que podría estar mejor, nació Fhaus». Y vuelve a Tesla: «Tenemos un gran equipo de colaboradores, que no trabaja de espaldas como sucede en la mayoría de empresas. Los arquitectos, diseñadores y agentes son las diferentes baterías que construyen el coche».
La mano del cliente
Sin embargo, surge la duda: ¿Hasta dónde llega la personalización? «Está claro que no es total», admite. Fhaus ofrece una variedad de estándares para que el cliente escoja. Pero, ¿qué pasaría si un comprador se atreviera con unas paredes amarillo chillón, una moqueta de leopardo y convertir una estancia de dos habitaciones en una de cuatro? «Es curioso, nunca nos ha pasado. Eso sí, jamás pondríamos el volante del coche en el techo», avisa. «Sabemos lo que no puede ser, y siempre se lo diremos al usuario.
El público al que se dirigen generalmente está compuesto de ejecutivos «que viven en la aldea global». Trabajadores de compañías que tanto pueden estar en Londres como en Nueva York o Singapur. Los precios rondan los 1.200 euros el metro cuadrado.
El mercado barcelonés, caliente
Infantes declina hablar de otra burbuja inmobiliaria, pero sí aprecia como el mercado inmobiliario de Barcelona sube de temperatura, especialmente en el segmento del lujo. Sin embargo, tiene en cuenta dos particularidades: «En primer lugar, había un déficit muy grande en este sector, lleno de pisos muy buenos pero ya viejos y de otros, de nueva construcción, que no alcanzaban las expectativas de los clientes.
En segundo término, «la distribución de la ciudad hace que la zona prime se reduzca a apenas 15 o 20 manzanas». Fuera del Eixample, nada más. En este aspecto, reconoce que Ada Colau les ha echado un cable. «La moratoria hotelera ha puesto la mordaza a un depredador», agradece.
¿Y la internacionalización?
Con la inyección de capital, Fhaus acelera los planes y ya ha adquirido algunos inmuebles antes de la llegada de un posible comprador. «Tenemos ya una cartera que ofrecer al usuario extranjero para facilitarle las cosas», justifica.
Con las arcas llenas, saltar a otras capitales de Europa es ya una posibilidad. «Será cosa de, como mucho, un par de años», emplaza. El foco está puesto en Ginebra y Londres -un mercado complicado-. «Tenemos muchos contactos en ambas ciudades que nos ayudarán a replicar el modelo que tenemos en España», celebra.