España es incapaz de exportar con éxito sus franquicias
Lizarrán, 100 Montaditos, La Tagliatella y DIA sufren un revés al intentar llevar el modelo comercial español al mercado internacional. Zara y Mango son dos de las honrosas excepciones
La franquicia española ha fracasado en su intento por exportar las marcas extendidas por España. Salvo las grandes marcas consolidadas como Zara y Mango y alguna honrosa excepción como Llao Llao, que por los momentos exporta con éxito, el modelo español no suele tener éxito con otros mercados y gustos.
Además de los conflictos con franquiciados en Brasil y Argentina, DIA tuvo problemas en Turquía y China, Lizarrán y La Tagliatella tropezaron en Francia y 100 Montaditos reculó bruscamente en su expansión estadounidense tras cerrar buena parte de las tiendas.
La ambición de las marcas españolas en lograr una rápida internacionalización les ha hecho minusvalorar los riesgos de saltar las fronteras, explica el consultor José Aragonés, socio de la consultora T4 Franquicias.
«Hay una mala planificación de lo que llamamos International Market Selection o, lo que es lo mismo, hay una improvisación en la internacionalización», detalla el consultor con más de 20 años en asesoría de franquicias.
Costes de transporte
Buena parte de las franquicias cometen el error de depender de producto transportado de España para sus ventas en los países donde pretenden expandirse. Dentro de la Unión Europea, el proceso es fluido, pero fuera los costes de aduanas y permisos encarecen el producto y lo hacen poco competitivo en muchos casos.
En Estados Unidos, 100 Montaditos, la franquicia española de Restalia, llegó con grandes perspectivas y un fuerte plan de expansión. Hace poco más de un año la cadena tuvo que aplicar el llamado Chapter 11, una modalidad similar a la de suspensión de pagos en España para reestructurar el negocio.
«El mercado estadounidense de franquicias es mucho más exigente y competido que el español. El éxito en España no garantiza los mismos resultados en el mercado local, más aún cuando las franquicias llegan con planes sobredimensionados», explica Adrián Felix, abogado especializado en franquicias del despacho Carlton Fields con sede en Miami.
Costes infravalorados
Al exportar el modelo de negocio, una de las prácticas habituales de las marcas es infravalorar los costes de instalación y operativos fuera de España. Fue el caso de La Tagliatella, que cerró operaciones en Estados Unidos, China, India y sólo cuenta con un pequeño reducto –buena parte de ellos descontentos— en Francia y Alemania.
«Han subestimado los costes de personal, que en Francia, incluidos los gastos de Seguridad Social, son entre 35% y 45% más elevados que en España», explica un franquiciado francés aquejado por las pérdidas y los números rojos.
«Los costes operativos son muy superiores al que nos habían dicho. El gasto de la comida supera el 30%. El de lavandería de manteles y pañuelos de tela en España es del 1,5% pero no calcularon que en Francia se dispararía hasta el 3%», añade.
El caso de DIA
Además de las quejas por falta de rentabilidad por parte de algunos franquiciados de DIA (en España un nutrido grupo se ha querellado contra el supermercado), la cadena ha tropezado fuera de España con un inconveniente imprevisto: un franquiciado puede ser considerado empleado en Francia y en Argentina, con lo cual la compañía ha tenido que hacer frente a indemnizaciones imprevista.
Un juzgado de Ruan (Francia) condenó a DIA a finales en septiembre pasado a indemnizar con casi 8.000 euros a un franquiciado al considerar que su figura es equivalente a la de un trabajador, además de otros pagos y conceptos.
Pero el conflicto con esta cadena de supermercados ha bajado en ese país según explica la abogada francesa especializada en franquicias Anne-Cécile Bonnoit del despacho SCP Bourgeon Meresse Guillin Bellet. «Desde que DIA vendió las tiendas a Carrefour la conflictividad ha bajado de forma notable. Los problemas han desaparecido».