Endesa pide 6.000M a Enel mientras Meloni amenaza con frenar el negocio fuera de Italia
«Racionalización de la presencia internacional»; esa es la única sombra de Enel que se cierne sobre la gestión de José Bogas en la eléctrica española
La Junta General de Accionistas que celebra Endesa el próximo día 28 de abril rezuma un extraño aire de calma-tensa. La revolución ejecutada en la dirección de su dueña italiana Enel que, pese a previsible, ha removido ciertos cimientos, deja un aroma de intranquilidad por los planes que pueden traer para la eléctrica española Flavio Cattaneo (CEO) y Paolo Scaroni (presidente). Todo ello cuando la energética azul pedirá inversión a sus dueños, y éstos -quizá- tengan otros planes.
En principio, tanto el CEO de la compañía, José Bogas, como la propia Endesa, no deberían tener mayores sobresaltos en la Junta General de Accionistas ni en adelante -pese al revuelo propiciado por la prensa española-. Tal y como ha contado ECONOMÍA DIGITAL, la energética española ha hecho bien los deberes en los últimos años; se encuentra en plena ejecución del ‘plan estratégico’; y los anteriores gestores de Enel han reseñado en público el gran comportamiento de la eléctrica azul. Pero todo se debe armar con cautela. Y no por qué vaya a ver un potencial movimiento de sillas, sino por lo que se puede obligar a hacer a quienes están en esas sillas.
Para ello habrá una relativa ‘prueba de fuego’ en la votación vinculante sobre uno de los puntos de la Junta. En concreto, el número 12 que hace referencia a diversas operaciones financieras.
En principio, no habrá problemas, pero el contexto es diferente al pasado mes de noviembre cuando, en junta extraordinaria, se acordó pedir financiación a Enel por valor superior a los 5.000 M€ que, finalmente, se acerca más a los 6.000 M€, según ha publicado El Economista debido a la suma de una nueva partida de GNL.
Y es que, hace unos meses, no existía el fuerte ‘runrún’ que ha llegado con la nueva cúpula en torno a un concepto: «Racionalización de la presencia internacional«. Bajo esta premisa, y con la mirada atenta de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, todavía están por ver los nuevos derroteros que cogerá Enel.
Endesa, tranquila; pero…
Ante este escenario, todas las miradas apuntan a la dirección de Endesa -y los posibles movimientos que pueden darse-. Hace unos días, cuando se conocieron los cambios en Enel, desde la eléctrica española se apresuraron a enviar un mensaje de tranquilidad enfundado en tres motivos: Bogas renovó mandato el pasado ejercicio; el ‘plan estratégico’ está recién empezado; y la energética es la ‘niña bonita’ del grupo. Y, como colofón, se añade que la salida de Francesco Starace era lógica.
Aunque precisamente algunos movimientos del propio Starace son los que, ahora, siembran toda la incertidumbre. O, mejor, dicho, la corrección que se puede llevar a cabo de los planes que tenía sobre la mesa Enel.
En concreto, una de las obsesiones que tenía la compañía era reducir deuda, que se eleva sobre los 60.000 M€. Para ello, en el ejercicio 2023, había planes de desinversión que superaban los 11.300 M€. Sin embargo, ahora, tal y como se desprende de los análisis que hacen los medios italianos especializados, la presión para desapalancar Enel es una prioridad. Y no solo eso.
Cattaneo tiene el mandato, impuesto o autoimpuesto, de fortalecer el propio mercado nacional. Es decir, Italia pasará a configurarse como una de las prioridades -más todavía- dentro de la propia Enel. Esto, sumado a esa racionalización de la presencia internacional, pone el foco sobre Endesa y sus movimientos en España.
Por ahora el mercado no contempla movimientos relacionados con rotación de activos que pueda afectar a líneas de negocio como las redes eléctricas o las divisiones de infraestructuras. Sin embargo, a nadie se le escapa que son activos muy valiosos de los que Enel podría echar mano para descapitalizar la compañía y reducir deuda.
Y aquí vuelve a emerger la figura de José Bogas y, en concreto, hasta qué punto pueden tener plena confianza en el directivo español si, llegado el momento, toca desinvertir. Ese será el pulso que el propio Gobierno italiano, máximo accionista de Enel, quiera echar con su propia filial, Endesa.