La nueva norma de emisiones de la UE costará más de 3.500 millones anuales a la automoción española
La Euro 7 encarecerá la producción de los coches diésel en 2.629 euros y en 1.862 en el caso de los de gasolina
La automoción europea lleva meses dando el grito al cielo sobre los efectos de la nueva normativa Euro 7 destinada a rebajar las emisiones contaminantes de los vehículos de combustión. El propio Wynne Griffiths, CEO de Seat y presidente de Anfac, ya alertó de que podría provocar perdidas de empleo, cierres de fábricas y el encarecimiento del precio de algunos vehículos, por una propuesta que apenas tendría repercusión, antes de la entrada en vigor en 2030 de la prohibición de la venta de coches que no sean cero emisiones en la comunidad.
Ahora, nuevos informes ponen datos a este impacto. En España, podría costar alrededor de 3.719 millones de euros anuales a Volkswagen, Renault, Ford, Stellantis y Mercedes, las automovilísticas que tienen factorías en el país, según los cálculos hechos por Economía Digital a partir de los datos de un estudio elaborado por la consultora Frontier Economcis para Acea, la patronal europea de los fabricantes de vehículos.
Según este informe, la fabricación de un coche o furgoneta térmico se incrementará en una media de 2.000 euros si, finalmente, la Comisión Europea aprueba su nueva normativa. En España, en 2022 se fabricaron 1,86 millones de vehículos diésel y gasolina, por lo que una simple multiplicación dejaría esta factura de más de 3.500 euros para las fábricas automovilísticas nacionales.
Eso sí, esta cifra podría bailar tanto hacia arriba como hacia abajo, en primer lugar, porque la producción de automóviles en 2022 estuvo lastrada por la crisis de los chips, por lo que se espera que en los años venideros evolucione al alza. Además, incluye los 150 camiones diarios que ensambla Iveco en su centro de Madrid. En el caso de los vehículos pesados motorizados por diésel, los costes extra alcanzan los 12.000 euros por unidad.
Inversiones en I+D
Concretamente, el citado estudio calcula que producir un turismo o furgoneta de gasolina será 1.862 euros más caro con los requisitos de la Euro 7, aunque admite que pueden diferir dependiendo de los componentes utilizados por cada fabricante. Por su parte, producir un diésel será 2.629 euros más costoso, aunque a diferencia de la otra modalidad, la cantidad podría variar dependiendo del tamaño del vehículo.
Estos gastos extra provendrán, básicamente, de la inversión en I+D para el desarrollo de la nueva tecnología que sirva para adaptar los motores a los nuevos límites de emisiones que estipule la Unión Europea. Alcanzarán los 400 euros por vehículo de gasolina y los 900 por coche diésel. El otro gran factor que incrementaría los costes es la reformulación de los catalizadores y la instalación de cajas de cambio automáticas, dos medidas que podrían necesitar 800 euros por automóvil de gasolina y 1.100 por unidad fabricada propulsada por diésel.
La Comisión Europea estima que el aumento de los costes de fabricación será de entre 180 y 450 euros para turismos y furgonetas y de 2.800 euros para camiones y autobuses, por lo que los cálculos de la consultora dejan entrever que esta cifra podría ser entre cuatro y diez veces más alta.
200 euros más en los BEV
Por otro lado, los eléctricos puros tampoco se van a librear del incremento de costes de producción. Según Frontier Economics, la nueva normativa sumará 200 euros al precio de fabricación de un BEV en costes materiales y de inversión.
En los próximos años, las fábricas españolas profundizarán en la electrificación de sus fábricas, por lo que la producción de vehículos térmicos ya empezará a disminuir en los años venideros, antes incluso de amortizar las inversiones realizadas para adaptar sus modelos a la nueva normativa. Concretamente, Seat espera dejar atrás los coches de combustión en 2028, Stellantis quiere hacerlo un año antes, Renault lo deja para 2030 y Mercedes, con un plan más ambicioso, espera cesar la producción de térmicos en 2025, justo el año que entraría en vigor la Euro 7 para los turismos y furgonetas.
Por ahora, Francia, Italia, República Checa, Bulgaria, Hungría, Polonia, Rumanía y Eslovaquia ya se han posicionado en contra de esta normativa, ya que la consideran demasiado ambiciosa y poco realista para las compañías del sector. La normativa todavía se está negociando en la Eurocámara, por lo que enganchará con la presidencia española del Consejo Europeo. El sector del automóvil ya ha pedido al Gobierno parar dicha normativa, aunque el ejecutivo todavía no se ha pronunciado en ese sentido.