El vicepresidente de Iberdrola y BBK se refuerzan en el accionariado de la energética
Dos consejeros de la compañía dan un espaldarazo a Ignacio Sánchez Galán en un momento complejo para la organización
Iberdrola vive una situación compleja. Sus negocios iban viento en popa y el mercado así lo veía, pues su cotización en bolsa este año, con la excepción del traspiés por el decreto del Gobierno que luego quedó en casi nada, era positiva. Pero finalmente, el caso Villarejo, que no pasaba de ser un problema reputacional poco importante para los inversores, ha terminado impactando en su actividad con el veto a su mayor compra en los Estados Unidos.
En este contexto, dos accionistas con representación en el consejo de administración han tomado la iniciativa en las últimas semanas y han dado un espaldarazo a Ignacio Sánchez Galán y al rumbo de la mayor energética española. Lo han hecho como se hacen estas cosas: poniendo dinero. En concreto, comprando acciones y reforzando así su posición en el capital de Iberdrola. Los movimientos son previos al veto, pero los reguladores ya habían dado aviso de que la operación no les gustaba.
Juan Manuel González Serna, vicepresidente primero de la compañía y coordinador del consejo, y Xabier Sagredo Ormaza, presidente de BBK, son los dos consejeros que han movido ficha en las últimas semanas apostando por la compra de acciones de Iberdrola pese a que se encuentran prácticamente en máximos desde mediados de septiembre, cuando la expectativa de hachazo por parte del Gobierno hundió su cotización.
González Serna, propietario del grupo Siro, conocido por ser el proveedor de galletas de Mercadona, posee más de medio millón de acciones de Iberdrola, ya sea a título personal como a través de otra de sus empresas, Pastas la Carolina, a la que a principios de año traspasó todos los títulos de la energética que tenía en Siro.
A finales de noviembre dobló la apuesta y, según consta en los registros de la CNMV, Pastas La Carolina compró 63.000 acciones más, con una inversión de 636.000 euros. Un mes antes, el 27 de octubre, González Serna compró más de 2.200 acciones a título personal.
Algo más importante que las empresas del galletero de Mercadona –relación, por cierto, que no pasa por su mejor momento– en Iberdrola es la fundación de las antiguas cajas vascas, BBK, que controla actualmente Kutxabank. Y eso que hace a penas año y medio que entró en la energética, en un intento por diversificar sus participaciones.
Entre el 27 de octubre y el 19 de noviembre, la Fundación Bancaria BBK ha comprado 620.000 acciones de Iberdrola, a un precio de entre 10 y 10,13 euros por acción, por lo que ha desembolsado más de 6,2 millones de euros. Este martes, Iberdrola cerró a un precio de 10,06 euros.
Iberdrola, luces y sombras
Estos movimientos se producen en un momento de turbulencias para la mayor energética española. La subida del precio de la luz y la cruzada del Gobierno contra las eléctricas puso a Ignacio Sánchez Galán en el centro de la polémica. En realidad, en buena parte se puso él, al ser la voz del sector que más clara y reiteradamente se posicionó en contra del hachazo, finalmente matizado.
Pese a todo, o gracias a ello, los resultados de Iberdrola en el tercer trimestre fueron positivos, y la compañía vive volcada en ser líder en la transición energética. Es la que más renovables tiene en España, pero además, a nivel internacional no para de invertir, especialmente en eólica marina, negocio que estudia segregar y sacar a bolsa.
Pero también está el caso Villarejo. Galán está imputado desde junio y a principios de este mes e supo que tendrá que declarar el próximo 18 de enero. Eso no dejaría de ser un pequeño contratiempo, sin importancia aparente para los inversores –no parece perjudicar a la acción–, si no fuera por lo que ya le ha costado en los Estados Unidos.
El pasado jueves, la Comisión de Regulación del estado de Nuevo México rechazó por unanimidad la compra de la empresa local PNM Resources por parte de Avangrid, la filial de Iberdrola en los EEUU, por la mala reputación de la compañía por los supuestos encargos a Cenyt, la empresa vinculada al ecomisario Villarejo.