El verdadero conflicto económico de los Sánchez Vicario
Un complejo entramado financiero que intentaba pagar la menor cantidad de impuestos subyace en la demanda de Arantxa contra su padre. El marido de la tenista, José Santacana, se negó a firmar un contrato prematrimonial y saldó casi todas las deudas después de casarse
La última desgracia pública de Arantxa Sánchez Vicario ha surgido como consecuencia de su primer infortunio: la reclamación de Hacienda que soportó por haberse domiciliado en Andorra, como casi todos los grandes deportistas españoles de la época, para ahorrarse impuestos en España.
Después de que la Agencia Tributaria comenzara a investigar las cuentas y movimientos de la tenista, su padre y abogados construyeron con sumo cuidado una estructura de sociedades en el exterior y ejecutaron inversiones destinadas a evitar un nuevo disgusto con la Administración. La fortuna de la campeona estaba bajo sospecha.
Los asesores dieron la orden de que la deportista no tuviera ni una sola propiedad en España. Y la directriz se cumplió a rajatabla: Arantxa Sánchez Vicario, dueña de un patrimonio inmobiliario de 17 millones de euros antes de casarse, no figura oficialmente como propietaria de ningún inmueble.
Sociedades inmobiliarias
El piso donde vive el matrimonio Sánchez Vicario, en la avenida Diagonal de Barcelona, fue registrado por Inmuebles Inversiones Ciudad Diagonal (IICD); el espectacular chalet de Formentera, los aparcamientos en Sant Just y la finca de S’Agaró son propiedad de SFG Investments, y la residencia donde vive con su esposo está a nombre de Euroilles Inversiones. Arantxa tiene poderes (no oficializados en el registro mercantil) en todas las sociedades.
La tenista también dispone de sociedades en Uruguay y cuentas y fondos de inversión en Andorra, Suiza y Luxemburgo, que siempre fueron administrados por el padre y el exabogado Buenaventura Castellanos a quienes ha acusado de apropiación indebida y administración desleal en un juzgado de Andorra.
El recién llegado
Emilio Sánchez tenía carta blanca para decidir las inversiones y, aunque contaba con asesores y gestores en varios países, cometió errores de calado, según comenta el círculo de Arantxa. El más sonado y el que comenzó a agrietar la relación con su hija fue una inversión en la estadounidense estafa piramidal de Madoff.
El 13 de febrero del 2006, el padre retira del Banco de Luxemburgo 3,5 millones de euros de una cuenta que servía de contraaval a un depósito del Banc Sabadell para hacer frente a una posible sanción de Hacienda. Emilio asegura que no se percató, pero ese movimiento desencadenó una demanda del Banco de Luxemburgo a Arantxa que terminaría por costarle dos millones de euros en intereses.
Centralizar un patrimonio disperso
El padre dijo que su intención era centralizar el dinero en Suiza, para evitar dispersiones, pero desvió 2,2 millones de dólares a la estafa piramidal de los fondos Madoff, cuyo desfalco se confirmaría en diciembre de 2008.
El entorno de los padres asevera que el deterioro de la relación de Arantxa con el resto de la familia tiene un detonante: su marido, José Santacana. Carismático y de trato amable, supo ganarse el amor de Arantxa muy rápidamente.
“Trabajaba con el subastero Guindulain y le pedía prestados coches de lujo, Ferrari y Porsche, para ir a buscar a Arantxa al aeropuerto con un ramo de flores. La conquistó enseguida”, explica un investigador contratado por los padres para averiguar el pasado empresarial del entonces pretendiente.
‘Gigoló’ en potencia
Santacana es un encantador nato. Aficionado al cine, lucía coches de alta gama y un barco entre su círculo de amistades en Port Ginesta, donde tenía una vivienda que perdió con las deudas pero que luego volvió a recuperar en una subasta. “Estaba rodeado siempre de chicas muy voluptuosas. Salió con una de las Sexbomb (grupo de chicas con discutidas cualidades vocales pero con cuerpos esbeltos)”, explican sus investigadores.
Al final de las pesquisas, los padres entregaron el resultado del informe de los detectives a Arantxa con datos reveladores. Santacana no era empresario sino un autónomo con deudas acumuladas con la Seguridad Social y que tenía unas 20 demandas por impago. Pero a Arantxa no le importó el pasado económico y, además, contó al marido que su familia le había investigado. En ese momento, según fuentes del círculo familiar, Santacana logra que Arantxa corte relaciones con su familia y que se ponga de su lado.
El contrato prematrimonial
Santacana es hijo de un matrimonio que regentaba un bar de menús en la calle de Sepúlveda de Barcelona y que vivía en un piso alquilado de la calle Tarragona. Tenía acumuladas varias deudas aunque no se trataba de cantidades astronómicas, debido a la baja capacidad de endeudamiento.
Entre los afectados por sus negocios se encuentran un comprador de un piso, un hombre que le dio una provisión de fondos; su exsocio que ha cobrado por aparecer en los platós de la prensa rosa y su exmujer, Núria Jiménez, que asegura que perdió su vivienda por las deudas y que ahora los bancos no le dan crédito.
La familia de Arantxa propuso a Santacana firmar un contrato prematrimonial (capitulaciones) para que renunciara a la fortuna y demostrara, así, que se casaba por amor. Pero el marido rechazó la oferta. Poco tiempo después del matrimonio, pagó buena parte de las deudas, según los investigadores. Ahora se vende como un hombre con las cuentas saneadas y a él le atribuye la familia de Arantxa la idea del libro que ha trascendido la polémica familiar al conjunto de la opinión pública.