El panorama de Mango: 300M en alquileres con las tiendas cerradas
El gigante de la moda debe pagar 90 millones de euros a la banca y ver que hace con toda la mercancía ya adquirida antes del brote de coronavirus
El estado de alarma por el coronavirus decretó el cierre de todo establecimiento que no fuera de primera necesidad. Y aunque para algunos pueda parecer imprescindible, ir a la moda no es un argumento para saltarse el confinamiento. Así lo sufren las grandes cadenas textiles, que fueron de las primeras en presentar ERTEs a su plantilla. Pero más allá del gasto salarial, las principales firmas afrontan otro elevado coste: el alquiler de sus establecimientos, cada vez más grandes y céntricos en las principales ciudades del planeta.
En el caso de Mango, la factura ronda los 300 millones de euros, según las cuentas anuales de 2019 presentadas ante el regulador. Los estados financieros de la firma que preside Isak Andic revelan que en 2020 deberá pagar como mínimo 268,8 millones de euros en alquileres. La cifra a final de temporada siempre es superior debido a que parte de las rentas se negocian con el añadido conceptos variables no contemplados al inicio del ejercicio.
Por ejemplo: la temporada pasada, el gasto en alquileres fue de 302,8 millones de euros frente a los 311,1 millones de 2018. El dato podría parecer abultado para una empresa que factura más de 2.300 millones, pero la compañía dijo adiós al ladrillo hace años para centrarse en un modelo de alquiler en busca de locales en ubicaciones premium.
Consultado por este medio, un portavoz de la empresa explica que ahora mismo se encuentran «negociando las rentas con los propietarios de aquellas tiendas que permanecen cerradas». Sin embargo, las conversaciones no solo deberán producirse en España sino con los dueños de la mayoría de sus 2.188 establecimientos. Países como Italia, Francia, Rusia, Dinamarca, Bélgica, Reino Unido, Grecia y Polonia también obligaron al confinamiento a su población.
Además, Turquía –el cuarto mercado de la compañía detrás de España, Francia y Rusia– también da pasos hacia el confinamiento para acabar de sacudir la operativa del Poulidor de la moda española, solo por detrás de Inditex.
Loa 300 millones de euros que Mango deberá pagar a sus arrendatarios solo responden a las rentas de sus tiendas. A la suma se debe añadir el alquiler de su centro logístico de Lliçà d’Amunt y sus instalaciones de Palau-Solità i Plegamans, que vendió a dos fondos de inversión y firmó un contrato de alquiler a largo plazo con ellos.
Mango no solo deberá negociar por sus locales
Pero el dolor de cabeza para el consejero delegado, Toni Ruiz, no se limita a renegociar los alquileres. Para empezar, Mango tiene que pagar 91 millones de euros a la banca en 2020. La organización tiene la suerte de haber firmado la refinanciación de su deuda de 500 millones en diciembre de 2018, sino el panorama hubiera sido mucho menos halagüeño. «Mango cerró el año con la menor deuda neta de la última década, tenemos uno de los balances más sanos de los últimos años y la relación con la banca es excelente».
La empresa tiene una línea de 100 millones de euros que ya comenzó a utilizar y admite que «ya negocia con los bancos toda la liquidez necesaria para evitar cualquier tensión de tesorería».
Y tras responder ante bancos y propietarios, Mango tiene un tercer problema: todas las prendas de ropa compradas y que no va a poder vender. Aquí es más complicado conocer el volumen de prendas ya adquiridas por la firma, pero al cierre de 2019 la empresa catalana sumaba 520 millones de euros en existencias; una producción que deberá pagar a sus proveedores y que, de momento, no puede vender en sus tiendas.
Las piezas pueden haber costado más incluso por los gastos en los que incurrió la compañía cuando el brote de Covid-19 rompió la cadena de suministro en China. «estudiamos la posibilidad de enviar mercancía fabricada en China por transporte aéreo en lugar de en barco para recuperar los potenciales retrasos de producción y analizamos otros posibles orígenes de producción que no estén afectados por el coronavirus para algunos modelos de la colección», dijo la textil a Economía Digital hace algo más de un mes.
Ahora, Mango asegura estar ajustando stocks para el año 2020. «Todavía no se ha comprado el 100% de las colecciones del año, por lo que se están ajustando las compras a la demanda actual; hay margen de negociación para optimizar el stock», dicen. Con las tiendas cerradas, al menos podrán hacer frente a los pagos más urgentes con las ventas realizadas a través de la página web, que suponen un 24% del total de la facturación.
El coronavirus ensombrece la vuelta a beneficios
El golpe del coronavirus oculta así la vuelta a beneficios de Mango. La empresa ganó 19,1 millones de euros en 2019 y a comienzos de marzo hizo públicas unas ventas récord de 2.374 millones de euros. Sin embargo, apenas una semana después tuvo que anunciar un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) para 4.767 trabajadores, el 78% de los 6.000 empleados de tiendas que tiene.
La recuperación del balance y la cuenta de resultados quedó opacada por el plan de despidos temporales, que también ha afectado a la cúpula. En este sentido, Toni Ruiz decidió renunciar a su salario mientras dure la crisis.