El mapa de los últimos fiascos de Acciona en los tribunales
A la pérdida de la concesión de ATLL en Cataluña se suman los litigios abiertos en Polonia y Brasil y el peligro de su contrato internacional más importante, en Australia
Acciona está a punto de cerrar un año más movido de lo que es habitual para una compañía con el grueso del negocio dirigido al sector público. Los reveses judiciales y litigios internacionales han dejado en el aire la continuidad de proyectos tan importantes para el grupo como la más que probable pérdida de la mayor concesión de su cartera internacional: la construcción y explotación por 25 años de un túnel en Melbourne (Australia).
El importe de la adjudicación supera los 3.500 millones de euros, el contrato de infraestructuras más cuantioso que se ha firmado en los últimos años en el país. El grupo de los Entrecanales rubricó el acuerdo el pasado febrero y ha iniciado los trabajos en la zona, pero la continuidad se ve afectada por el cambio de gobierno en el Estado de Victoria.
Impacto en la cotización
Daniel Andrews, el nuevo primer ministro laborista, incluía en su programa electoral suspender la megaobra. Es tan probable que cumpla con su promesa, que los mercados ya descontaron la semana pasada la pérdida de la concesión en la cotización de Acciona. Los títulos llegaron a perder un punto, hasta los 53,6 euros, aunque se recuperaron posteriormente.
El grupo de los Entrecanales por el momento se ha librado en la bolsa del envite del proceso judicial que ha abierto recientemente en Polonia para cobrar los supuestos sobrecostes registrados en la construcción de varias vías.
Polonia y Brasil
La compañía ha reclamado a la autoridad de carreteras del país 103 millones de euros para hacer frente a los «cambios introducidos en los proyectos originales y los incrementos extraordinarios de determinadas materias primas (combustibles y asfaltos) que están perfectamente acreditados», tal y como informó a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) el pasado lunes.
La negociación de títulos de Acciona en el Ibex 35 también ha superado otro litigio destacado fuera de España. La compañía ha acudido a la justicia de Brasil para intentar recuperar parte de las inversiones que realizó de la mano de Eike Batista, el primer socio de Acciona en la región (entró allí en 1996).
El empresario llegó a ser el hombre de negocios de referencia en el país, pero ahora ha quebrado. El grupo español intenta recuperar a la desesperada los casi 400 millones que invirtió en construir un astillero en la localidad de San Joan de Barra, en Río de Janeiro. Otro proyecto fracasado.
Conflictos en España
La guerra del agua en Cataluña es la protagonista de los fiascos en España. La pérdida del contrato de Aigües Ter Llobregat (ATLL), una concesión de 50 años valorada en casi 1.000 millones, deja en una situación muy delicada la división de agua de Acciona. El grupo intenta sacar a flote el negocio pero en un territorio que tiene más controlado: Madrid. Ha conseguido la gestión de 15 depuradoras del Canal Isabel II por 10 millones.
A pesar de las magnitudes económicas, el pulso con Aguas de Barcelona (Agbar) por este contrato no es la principal causa judicial que Acciona tiene abierta en España. El caso Zaragoza Plaza ha implicado a ciertos directivos de la compañía en un episodio de corrupción que se investiga en la capital aragonesa.
La Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) establece en un primer informe que el dinero público que desviaron los directivos del grupo de infraestructuras con la adjudicación de la primera fase de la obra llega a los 20 millones de euros. El caso está en los tribunales.
‘Guerra’ en Bestinver
Los Entrecanales también han hecho frente durante este ejercicio a la guerra que se abrió en la firma de inversión del grupo: Bestinver. El gestor de referencia, Francisco García-Paramés, abandonó la sociedad a finales de septiembre por los «desencuentros irreconciliables» con la cúpula de Acciona.
El grupo de infraestructuras anunció que estudia emprender acciones legales contra el ejecutivo tras el anuncio de que iniciaría su propia firma de inversión. La compañía alega que es incompatible con el contrato que tenía firmado.
Las espadas están en alto, pero nadie ha dado por el momento el primer envite.