El lobby de Sol Daurella suma cinco fracasos en un año
Tres de los cuatro grandes mercados europeos han aprobado impuestos para las bebidas azucaradas
El lobby de Coca-Cola suma cinco fracasos en su intento por evitar los impuestos de bebidas azucaradas en Europa. El mayor embotellador del mundo, por cifras de negocio, Coca-Cola European Partners, presidido por la empresaria Sol Daurella, ha sufrido la aprobación de impuestos a las bebidas azucaradas en cuatro países: Bélgica, Portugal, Reino Unido y España.
Francia fue el país pionero en decretar en 2012 la primera tasa contra las bebidas azucaradas y la comida con alto contenido en grasa.
La multinacional estadounidense ha emprendido una batalla coordinada para evitar la expansión mundial del impuesto al refresco. La estrategia de la compañía incluye la coordinación de mensajes en todo el mundo y contactos con periodistas, personalidades públicas, gobiernos y parlamentos para intentar influir en sus decisiones, según revelan correos electrónicos de la compañía difundidos por algunos medios en Estados Unidos.
Coca-Cola contactó en Francia con Nicolás Sarkozy, presidente del partido UMP, para evitar que la iniciativa parlamentaria del impuesto al refresco prosperase, según las filtraciones de correos de exdirectores de Coca-Cola en Europa.
Tres grandes reveses
De sus cuatro grandes mercados europeos, la embotelladora de Daurella sólo ha logrado frenar la tasa en Alemania, donde el gobierno no contempla «por ahora» la aplicación de esa medida impositiva.
Bélgica aplica desde este año la tasa y no sólo para las bebidas con alto contenido de azúcar sino también para las versiones Light y Zero.
La multinacional estadounidense ha coordinado sus mensajes al asegurar que las tasas no intentan incentivar hábitos saludables en la población, especialmente en los niños, sino que se trata de una medida meramente recaudatoria.
Presión en Portugal
Portugal también anunció este año su intención de penalizar los refrescos con un nuevo impuesto. El gobierno de izquierdas incluyó a Coca-Cola en la lista de los productos afectados y la reacción de la embotelladora europea no se hizo esperar. Daurella ordenó la paralización de la ampliación de la fábrica de Setúbal, al sur del país. La obra contemplaba una inversión de 40 millones de euros.
Pocos meses después, el gobierno catalán anunció un impuesto a los refrescos y entonces Daurella aceptó formar parte de Diplocat, una plataforma impulsada por el independentismo para fomentar la imagen de Cataluña en el mundo. El ingreso fue interpretado como un intento por frenar la aplicación de la tasa.
Pero la jugada fue un bumerán para Daurella y su marca. Las redes sociales han cargado contra Coca-Cola al acusarla de apoyar el independentismo en Cataluña. Para colmo de males, el ministro Cristóbal Montoro se adelantó y aplicó el impuesto para toda España.
El gobierno francés estudia elevar el impuesto aplicado desde 2012 e Inglaterra ha anunciado que desarrollará políticas para incentivar hábitos saludables con el dinero recaudado.