El hombre que ha ‘catalanizado’ Cacaolat
Luis Victory es el cerebro de la operación que ha permitido a Sol Daurella y a Demetrio Carceller convertirse en los propietarios virtuales de Cacaolat. El probable triunfo final de Cobega y Damm sobre el resto de postores llegará tras una licitación cargada de polémica
Cacaolat ya tiene todos los números para ser una empresa plenamente catalana. Una alianza de empresarios arraigados al territorio ha echado mano del talonario para adquirir los activos de la mítica firma fundada por la familia Viader. Pero tras esta unión está Luis Victory de Sintes, un especialista en reflotar empresas.
Sol Daurella (una de las mujeres más ricas de España) y Demetrio Carceller (dueño de Damm y con posiciones clave en otras compañías como Sacyr y DISA) han ofrecido la vertiginosa cantidad de 151 millones de euros (75 millones por la marca y 76 millones más en inversiones industriales) para comprar una firma, Cacaolat, amenazada por el fantasma de la deslocalización y el cierre definitivo de la mano de la familia Ruiz-Mateos. Más de 300 empleos estaban en la picota.
Pero Cacaolat ya está a punto para pasar página. El plan industrial y la solvencia económica del binomio Cobega-Damm es tan abrumadora que fuentes cercanas al proceso de licitación dan por segura su adjudicación esta misma semana al consorcio barcelonés. El juez Javier Martínez, sin embargo, espera las conclusiones finales de los administradores concursales y de los sindicatos. Salvo sorpresas mayúsculas, Martínez fallará a favor de Daurella y Carceller.
Una vieja aspiración
Victory, por consiguiente, está a punto de cerrar su última operación. Es una maniobra de seducción empresarial que finiquita una vieja aspiración. En 2007, ya intentó quedarse con la factoría de batidos. Parmalat se decantó por Clesa. Pero como ahora, ya contaba con el apoyo económico de Sol Daurella y con el respaldo industrial del gigante Cobega, el mayor embotellador de Coca-Cola en España. Daurella, como avanzó Economía Digital, está maniobrando junto a la multinacional de refrescos estadounidense para absorber al resto de distribuidores españoles.
Esta vez, Victory, ha querido jugar a caballo ganador y ha reforzado la alianza con otro de los gigantes del sector: Demetrio Carceller, el dueño de Damm y pieza clave en el jaque-mate a Luis del Rivero, el ex presidente de Sacyr que lanzó el órdago a Repsol tras pactar con los mexicanos de la petrolera Pemex. El propio Victory tendrá ahora una pequeña participación en el proyecto de los batidos.
Damm se sumó por sorpresa a la licitación de Cacaolat, con todas las ofertas ya diseñadas. Esta temporización permitió presentar al juez el plan industrial más detallado para recatalanizar Cacaolat. Más completo, incluso, que el de Vichy Catalán, la otra alternativa catalana a la adjudicación.
Las manchas del expediente
Pero la trayectoria de Luis Victory no sólo la componen éxitos, como la presumible compra de Cacaolat. En 1994 adquirió las cenizas de Granjas Braut, una industria también especializada en derivados lácteos. No logró reflotarla y en 1995, tras levantar la suspensión de pagos, reordenó el grupo en dos sociedades para traspasar su fondo de comercio a Puleva y a una firma holandesa (Campina).
La última transacción llevada a cabo por Victory afecta a Troquelería Dover, uno de los líderes en troquelería de automoción. La firma fue adquirida en 2010 con pérdidas de 12 millones de euros. En este caso sí ha conseguido darle la vuelta a la situación y, en 2011, Dover cerró en el terreno de los beneficios: la empresa ganó 1,2 millones de euros.