El Gobierno abre la puerta a eliminar las cabinas telefónicas
El Gobierno elimina la obligatoriedad de mantener las cabinas telefónicas por su elevado desuso y su mantenimiento deficitario
Puede que las cabinas telefónicas tengan los días contados. El Ministerio de Agenda Digital ha abierto la puerta a su desaparición después de modificar el servicio universal de telecomunicaciones en el que se obligaba a mantenerlas. Parece que los motivos para hacerlo se acumulan: han caído en el olvido y más de la mitad son deficitarias.
Los cambios llegan porque, dada la situación actual del sector de las comunicaciones electrónicas, “algunas de las prestaciones incluidas en el servicio universal de telecomunicaciones van cayendo en un progresivo desuso”, en referencia a este tipo de aparatos.
Concretamente, cita a la existencia y puesta a disposición de las guías telefónicas y la existencia de una oferta suficiente de teléfonos públicos de pago.
Deficitarias, poco utilizadas y en un limbo legal
El futuro de las cabinas está más en el aire que nunca. Ningún operador se presentó al último concurso convocado para explotar su servicio y la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha cuestionado varias veces su mantenimiento, tras señalar en diferentes informes que casi uno de cada nuevo españoles no las ha utilizado nunca.
El ministro Álvaro Nadal alude a que estas actuaciones se encuentran en línea con las medidas tomadas en el resto de países de la Unión Europea y que el nuevo marco normativo comunitario no contempla ninguna de estas prestaciones dentro del servicio universal.
Otra de las razones es su limbo legal. La obligatoriedad de prestar este tipo de servicios expiró hace dos años, pero el Gobierno decidió prorrogarlo hasta 2018, pese a que ningún operador concurre a concurso para su gestión.
La situación ha obligado hasta ahora a que, Telefónica, en su situación de antiguo monopolio, sigue siendo la encargada de prestarlo. Fuentes de la compañía consultadas por Europa Press, tildan el servicio de “deficitario” —la mitad de las cabinas no cursan ni una sola llamada— y añade que su mantenimiento responde más a motivos “sentimentales” que a ningún criterio económico.