El futuro de Pescanova se queda en manos de siete bancos
El actual 'steering committe' negocia la entrada de Banco Espiritu Santo, Rabobank y Deutsche Bank para poder decantar el convenio de acreedores, y sumar más 50% del pasivo
El plan de viabilidad de Pescanova, elaborado por la consultora PricewaterhouseCoopers (PWC) ha revelado que la compañía precisa de 185 millones de euros para sobrevivir. Esa es la cifra que marca las necesidades de capital circulante operativo y capex (inversiones de capital que crean beneficio) a un año vista. De nuevo, la multinacional está en manos de la banca, ya que se estima que gran parte de esta cantidad debería ser inyectada vía crédito por las entidades financieras atrapadas en la pesquera, una vez aprobado el convenio de acreedores.
Según el plan de viabilidad, del que la pesquera ha remitido un resumen a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), PWC estima para Pescanova unas ventas de 1.624 millones de euros en cuatro años, con un crecimiento medio anual del 7%, y un resultado bruto de explotación (Ebitda) de 202 millones de euros, con un alza medio anual del 19%.
Crédito urgente
“Estas necesidades requerirán de menores inyecciones de liquidez en función de la capacidad de general Ebitda a lo largo del primer año del plan”, señala el documento remitido a la CNMV, que fija como año uno los primeros 12 meses a partir de la inyección del circulante necesario.
Según aseguran fuentes conocedoras del proceso concursal, las necesidades de capital circulante de la compañía “son el equivalente a las necesidades de crédito que ya tuvo este año y que la obligaron a pedir a la banca una inyección urgente de 54 millones de euros”.
Ese crédito urgente de la banca fue inyectado en junio, después de más de dos meses de negociación y de que Pescanova tuviese que ofrecer como aval su propia marca y la sede de la compañía en Chapela (Pontevedra). Tan sólo las principales entidades españolas atrapadas en el concurso (Novagalicia, Sabadell, Popular, Bankia, Caixabank, BBVA y Santander) participaron en el préstamo, que todavía no ha sido amortizado en su totalidad.
Primero, el convenio
Ahora, diversas fuentes sostienen que la pesquera deberá de recurrir de nuevo al núcleo duro de las entidades acreedoras para solventar parte de las necesidades de circulante que se le presentan, tal y como marca el plan de viabilidad. Pero, ¿está la banca dispuesta a seguir invirtiendo en Pescanova? La respuesta parece clara: “Primero tiene que estar firmado el convenio de acreedores”.
Al margen del plan de viabilidad, durante los últimos meses se ha elaborado otro documento crucial para el futuro de la multinacional gallega. Se trata del convenio de acreedores. Según ha podido saber Economía Digital, el plan ya está redactado. Más de 300 páginas en las que se abordan distintas vía para intentar minimizar el ingente pasivo que atenaza al grupo, que sobrepasa los 3.600 millones de euros, de los que 3.200 son deuda bancaria. El documento se revela crucial para conseguir que la pesquera se mantenga a flote.
La propuesta se fundamenta en tres pilares básicos: la necesidad de que los acreedores asuman una quita, la capitalización de deuda y la entrada de nuevos socios en la compañía. El documento también recoge las posibles desinversiones de activos no estratégicos que podría acometer el grupo que, no obstante, no se troceará.
El ‘steering committee’ busca sumar apoyos
Para la aprobación del convenio será necesario el voto a favor del 50% del pasivo ordinario, y el administrador concursal (Deloitte en este caso) deberá presentar una evaluación de la propuesta de convenio. Ahí es donde, de nuevo, Pescanova se encuentra en manos de la banca.
Las siete grandes entidades acreedoras suman casi 1.000 millones de euros en concepto de pasivo. La cantidad no llega al 50% de la deuda, por lo que el actual steering committe negocia con otras firmas su entrada en el núcleo duro acreedor para poder controlar el convenio.
De momento, los intentos para refundar el actual steering committee, y que este grupo actúe no sólo en su propia representación, sino también en el nombre “del mayor número de acreedores posible” no han dado frutos. Entre las entidades con las que se mantienen conversaciones se encuentra el banco portugués Espiritu Santo (con una deuda de 89 millones), así como Rabobank (48,9 millones) y Deutsche Bank (128 millones).