El exjefe de los informáticos de Madrid se adjudicaba contratos a sà mismo
Cándido Cerón licitó cuatro millones de euros a una empresa privada para la que trabaja. Años después, gastó 80.000 euros de las tarjetas negras de Caja Madrid
El ex consejero delegado de la Agencia Informática y Comunicaciones de Madrid (ICM), Cándido Cerón Escudero, estaba invitado a todas las fiestas ilegales. En 2006 fue nombrado máximo responsable de las oficinas informáticas de la Comunidad de Madrid y sólo nueve meses después enchufó a su cuñado José Luis Lozano Ferradas como “personal laboral fijo” de la empresa pública.
Cerón no era demasiado hábil para ocultar sus movimientos. Durante sus dos años como consejero delegado de la agencia pública adjudicó cuatro millones de euros en contratos a una empresa privada para la que trabajaba. Se trata de la Avanzit, una compañía donde ocupó el cargo de consejero delegado en una de las filiales mientras la compañía ganaba los contratos públicos firmados por su puño y letra.
Los traspasos
Avanzit ganó su primer contrato con la agencia por 2,5 millones de euros en junio de 2007. Le encargaron un informe titulado “Definición de servicios innovadores y gestión y control de los mismos para su implantación en el Campus de la Justicia”. Cuatro meses después ganó otra jugosa licitación de 1,2 millones de euros para coordinar el proyecto “Ilustra Madrid” que consistía en la digitalización de contenidos. Sólo un mes después, el consejero delegado volvió a adjudicar a la misma compañía el informe titulado “Evolución de la arquitectura tecnológica de los sistemas de información de la Agencia de Informática y Comunicaciones de la Comunidad de Madrid”.
Cerón compatibilizaba su cargo público con su cargo privado, algo prohibido por la ley de Contratos del Sector Público. Fue cesado dos años después de su nombramiento pero sus empresas siguieron ganando contratos en la agencia. Todavía parece mantener las buenas relaciones con la empresa pública que dirigió.
La tarjeta negra
Pese a las irregularidades, recogidas en un informe privado de la empresa Hard News y recogidas por el sindicato Manos Limpias en una denuncia contra los implicados de la operación Púnica, la Comunidad de Madrid siguió confiando en las capacidades de Cerión Escudero.
El gobierno de la Comunidad, entonces dirigido por Esperanza Aguirre (PP), lo premió con el cargo de representante de la Comunidad de Madrid en la Comisión de Control de Caja Madrid. Pero Cerión no controlaba demasiado. No se dio cuenta que las tarjetas negras que él mismo usó para gastar 80.000 euros eran ilegales y no declaraban a Hacienda. No fue el único. En la borrachera bancaria estuvo acompañado por otros 85 compañeros.