El Corte Inglés: las tretas de las hermanas Álvarez para forzar el consejo
Las hermanas Álvarez entregaron un documento a Dimas Gimeno con fecha de abril y sin ninguna firma. El objetivo real no es echarlo, es forzar la dimisión
La partida de ajedrez por la presidencia de El Corte Inglés está lejos un juego perfecto. En la lucha de las hermanas Álvarez por descabalgar a Dimas Gimeno de la cúpula de los grandes almacenes, una fecha se anticipa decisiva: el consejo extraordinario para forzar el cese de su primo. Una convocatoria, la de la cita, que a pesar de no tener todavía día concreto ya se ha convertido en un auténtico culebrón.
Fuentes cercanas a la presidencia cuentan a Economía Digital la “rocambolesca” historia de la reunión. Si el pasado 4 de mayo el secretario Antonio Hernández avisó oralmente a Gimeno la petición de un consejo extraordinario, pocos días después sí se produjo una comunicación escrita del encuentro. A pesar de llevar el nombre de seis consejeros, no iba firmado por ninguno.
Sí llevaba los nombres de seis personas: Marta y Cristina Álvarez, Víctor del Pozo y Jesús Nuño de la Rosa –los dos consejeros delegados— y los veteranos Florencio Lasaga y Carlos Martínez Echevarría y la firma del secretario. Un documento refrendado por cuatro de los seis consejeros estaba preparado, pero jamás se distribuyó.
Además de la falta de rúbrica, el documento estaba fechado como si hubiera sido entregado en el mes de abril. Varias semanas antes de lo que fue verdaderamente transmitido.
Dimas Gimeno cree que la petición de un consejo no es válida. Un portavoz de El Corte Inglés le contradice
Con ambos gazapos sobre la mesa, desde el entorno de Gimeno dudan de la vigencia de la convocatoria. “Qué tipo de certeza existe de que es una convocatoria legal”, dudan. No obstante, asumen: “Tenemos abogados que estudian si realmente es válido o no”. En los próximos días, decidirán si cogen el guante o no.
A pesar de las incoherencias, un portavoz de El Corte Inglés da por oficial la solicitud del consejo. «En los estatutos de la empresa no existe ninguna obligación de que la petición del encuentro deba ser por escrito y firmado», señala. «Y en el derecho civil español, tampoco», añade.
De ser así, el sobrino de Isidoro Álvarez tendría 30 días para convocar la cita. Si convoca la reunión, caería para mediados de junio, votar allí su salida. Si no lo hace, esperar un mes más para forzar el encuentro o llevar la salida a la junta de accionistas, prevista para el último domingo de agosto.
El verdadero plan de las hermanas Álvarez y los octogenarios no es echar a Dimas, es forzar su dimisión
Pero las mismas voces dudan de que el plan real de las hermanas Álvarez y los dos consejeros octogenarios sea el de cesar al presidente. «Lo que realmente quieren es presionar hasta que Gimeno termine por dimitir», creen. «Eso no va a pasar. Ni se marchará ni aceptará un pacto que acabe con su salida», avanzan
De hecho, todas las ofertas recibidas para abandonar la cúpula de la empresa fueron presentadas de manera informal por los consejeros delegados. Ni un papel, ni una cifra concreta y un constante de amenazas de acabar con todos los ejecutivos de confianza del todavía presidente.
Precisamente en su relevo están la mayoría de las discrepancias entre los rebeldes. Son muchos los que dudan de la validez de Marta Álvarez para liderar la cadena de grandes almacenes. Si en las últimas semanas parecía haberse postulado para el cargo, parece que el torrente informativo y la tensión de la batalla habrían hecho mella en sus nervios.
La alternativa es el consejero independiente Manuel Pizarro, expresidente de Endesa. Todavía a la expectativa y viendo los toros desde la barrera, el antiguo político popular pone una condición para tomar el puesto: qué no sea después de una conspiración. «Si Dimas dimite, de acuerdo. Si le echan, que no cuenten conmigo», explica a su círculo.
El jeque, los Areces y la Cartera Mancor
En la batalla a tres bandas entre la vieja guardia, conformada por Florencio Lasaga y Carlos Martínez Echevarría, y las hermanas Álvarez contra Gimeno existen todavía algunos grises además de Pizarro. Sin embargo, poco a poco cada uno se acerca a uno de los dos bandos.
El más importante es el jeque Hammad bin Jazzim bin Jaber al Thani, que en junio se hará con entre el 10% y el 14% de la empresa gracias a un préstamo convertible de 1.000 millones de euros concedido en 2015. A través de su hombre en el consejo, Shahzad Shahbaz, y su importancia financiera en la salud del grupo, el qatarí es una pieza clave en el engranaje de alianzas que intenta tramar el presidente.
Si bien todavía no se ha decantado hacia su lado de la balanza, la idea de Al Thani sobre el futuro de los grandes almacenes es mucho más cercana a la de Gimeno que a la de sus primas: modernizar y profesionalizar la gestión de la compañía. Por ello, los contactos entre ambos son constantes en las últimas jornadas.
También tiene una butaca en el órgano de decisión la Cartera Mancor, con el 7% de la sociedad. Varios medios dieron por sentada la oposición de Paloma García Peña a la gestión del presidente, pero su nombre no está entre los que solicitan el consejo para forzar su cese.
Y en tercer lugar está la Corporación Ceslar (9%), de la familia Areces, sin representatividad en el consejo. Para ganarse su favor, ambas partes habrían insinuado la posibilidad de volver a la mesa a cambio de su apoyo.
Mientras, la sociedad familiar IASA (22,1%) –a través de la que tienen sus acciones Gimeno y las hermanas Álvarez– es contraria al actual mando. El accionista mayoritario, la Fundación Ramón Areces (37,3%), todavía no se ha reunido para definir el sentido de su voto, pero la mayoría de los díscolos en el patronato decantan su posición en el enfrentamiento.