El Corte Inglés: la desescalada reduce un 10% el golpe de la pandemia
Los grandes almacenes logran rebajar la caída de ventas del 50% hasta el 40% gracias a los centros periféricos, con mejor funcionamiento que los céntricos
La llegada de la fase 2 sacó una sonrisa a más de un directivo de El Corte Inglés. El impacto de la pandemia sigue notándose en las cuentas de los grandes almacenes, pero la primera semana de los grandes centros abiertos se saldó con buena nota: si antes del 8 de junio la caída de las ventas era del 50%, ahora ya ronda solo el 40%.
El pasado lunes 8 de junio se marcó como un día clave en el calendario del gigante de la distribución. Madrid y Barcelona entraban en fase 2, lo que significaba que ya podían abrir sus puertas sin la limitación de 400 metros cuadrados de espacio. «La vuelta ha ido bastante bien y la facturación ya se está recuperando, aunque evidentemente no será suficiente para que el golpe no se note a finales de año», explican fuentes internas a Economía Digital.
Los cálculos más optimistas hablan de unas pérdidas de 500 millones de euros al cierre del ejercicio 2020/2021; una realidad muy distinta a los 310 millones de beneficios registrados en la temporada 2019/2020. El principal sostén será una renovada página web y los supermercados, que resistieron durante todo el estado de alarma para mantener la facturación al 35% de su nivel habitual.
Sin embargo, la recuperación entre centros es desigual. Y los directores de los establecimientos de menor enjundia son los que ahora pueden sacar pecho. «La sala hipermercado y los centros comerciales de las afueras son los que mejor respondieron», señalan las mismas voces.
En cambio, en los establecimientos de Castellana y Preciados (Madrid) y plaza Cataluña (Barcelona) la vuelta a la normalidad es más débil al ser mucho más dependientes del turismo. A la falta de visitantes se suma otro factor: al haberse impuesto el teletrabajo en muchas de las empresas, los oficinas del centro de las ciudades están vacías por lo que hay muchos menos empleados que acudan a los centros comerciales una vez terminado su horario de trabajo.
Con la salida del estado de alarma se da una paradoja en la compañía. Las grandes agencias de calificación siempre alertaron de la excesiva dependencia de la empresa de sus principales centros. En uno de sus informes, Standard & Poor’s criticó la estacionalidad de las ventas, que se concentran en buena medida en la segunda mitad del año, y su dependencia de sus 10 tiendas más importantes. Ahora, queda por ver si la nueva normalidad será suficiente.
El Corte Inglés teme el impacto del coronavirus en los centros menos rentables
Si el impacto de la pandemia en el corto plazo será evidente con la caída de las ventas y la entrada en pérdidas, en la compañía se teme más al impacto a medio plazo. Con 52 de sus casi 100 establecimientos en números rojos, en las altas esferas del grupo ya circula la conclusión de que es más que probable que la Covid-19 obligue a cerrar alguno de los centros en pérdidas que la empresa arrastra desde hace años sin lograr darle la vuelta.
La factura no alcanzará ni mucho menos el medio centenar de centros comerciales. “De ser necesario, se harán las cosas con la discreción con la que se acostumbra a trabajar en El Corte Inglés”, explicaban fuentes internas hace algunas semanas a Economía Digital. La clausuras se afrontarían de manera escalonada en los próximos meses. De hecho, hasta 25 centros ya estaban inmersos en un plan que pretendía reformarlos o destinarlos a otros usos bajo el mando de la división inmobiliaria.
La otra alternativa prevista era convertir algunas superficies en outlet, pero el proyecto parece ir con retraso. La prueba piloto, el centro comercial de Arroyosur, se debía presentar al público entre abril y mayo, pero el coronavirus obligará a aplazar el estreno hasta prácticamente 2021, emplazan las mismas voces.
Otra opción será la de convertir otras tiendas en centros logísticos para atender la creciente demanda online, como ya ha sucedido con el Bricor de Alcalá de Henares.