El Consorcio de la Zona Franca y el Puerto se enfrentan por un polígono
Críticas a la conversión de los terrenos de la antigua Seat en el Hollywood catalán
La disparidad de objetivos entre las distintas instituciones dificulta el objetivo de convertir Barcelona en la puerta de entrada del sur de Europa para las mercancías de todo el mundo, principalmente las procedentes del lejano Oriente y del norte de África. La ventaja competitiva que Barcelona exhibe al tener en un corto radio de distancia potentes plataformas logísticas y de transporte, como el puerto, el aeropuerto y la mayor concentración industrial de España en la Zona Franca, se ha vuelto en un argumento en contra a partir de la conversión de los antiguos terrenos ocupados por Seat en un parque audiovisual que aspira a convertirse en el Hollywood catalán, una iniciativa impulsada por los socialistas Jordi Hereu y Manuel Royes.
El presidente de la Autoridad Portuaria de Barcelona (APB), el convergente Sixte Cambra, lamenta la falta de coordinación manifestada por las distintas instituciones que operan en la franja logística que va desde el puerto al aeropuerto. Una situación que pone en evidencia que en la capital catalana “no se rema en la misma dirección”. Cambra reclama que se aclare “el problema competencial y de liderazgo” en esa pequeña porción de territorio, para que las tres instituciones relevantes en la logística y el transporte de mercancías (puerto, aeropuerto y CZF) compartan objetivos.
Agujeros negros
Los responsables del puerto barcelonés consideran que la Zona Franca y el aeropuerto son “dos agujeros negros” para el Gobierno catalán. El sector de la logística catalana, participante en la primera jornada de empresarios españoles y franceses a favor del Corredor del Mediterráneo, manifiesta no entender cómo se han “perdido 50 hectáreas” de la Zona Franca para dedicarlas al sector audiovisual y la instalación de universidades, entre otros proyectos que se antojan “un cajón de sastre” y que, en opinión de la comunidad portuaria, “pueden ubicarse en otras zonas y así dejar liberados unos terrenos de gran valor logístico y estratégico”. Máxime, cuando el Port de Barcelona va a doblar su capacidad con la entrada en servicio en el verano de 2012 del Moll Prat y de la terminal de contenedores adjudicada a la mayor empresa del mundo, la china Hutchison.
Distribución institucional
Mientras el puerto goza de autonomía y es la Generalitat quien propone a su presidente, el aeropuerto de Barcelona sigue en manos de AENA y el Consorcio de la Zona Franca es una institución dependiente del Gobierno central, que nombra al “delegado especial del Estado” (Manuel Royes) como primer ejecutivo de la institución que, sin embargo está presidida por el alcalde de Barcelona. A las dificultades que el Ministerio de Fomento pone para desplegar las inversiones previstas en la mejora de los accesos viarios y ferroviarios del puerto, se une ahora la “pérdida” para la actividad logística de una porción de la Zona Francia, considerada “vital” para la actividad portuaria.
La comunidad portuaria reclama “una reflexión global”, porque Barcelona tiene posibilidades de arrebatar buena parte del tráfico de contenedores que ahora transitan por los puertos del norte continental. Una oportunidad que a juicio del sector se “esfuma” con apuestas divergentes como unos estudios de cine en la Zona Franca. De hecho, el planeamiento urbanístico del triángulo comprendido entre Martorell, el Garraf y la desembocadura del Llobregat, sólo contempla 40 hectáreas para destinarlas a un uso logístico. Una reserva considerada “muy escasa” para las aspiraciones del puerto barcelonés y menor que las 50 hectáreas ahora liberadas para usos cinematográficos y de sectores “innovadores”.
El polígono de la Zona Franca es el que acoge la mayor concentración industrial de España. Trabajan unas 60.000 personas y entre las grandes industrias destaca Nissan, que recientemente ha apostado por fabricar un nuevo modelo descartando la deslocalización, y Seat, que aunque ha dejado libres 50 hectáreas, continúa ocupando otras 30 para la fabricación de la chapa que se utiliza en la factoría de Martorell y otras del grupo Volkswagen, como la de Landaben.
Diversificación
Pero el Consorcio de la Zona Franca (CZF), que nació con la misión de gestionar el mayor polígono industrial de España, ha diversificado notablemente su actividad. Mientras la exención aduanera resulta algo residual, bajo la presidencia del socialista Manuel Royes, antiguo alcalde de Terrassa y ex responsable del PSC de política municipal, los tentáculos del CZF han crecido fuera de la Zona Franca hasta amasar 12 millones de metros cuadrados de suelo industrial, creando polígonos en Bellpuig y Òdena, entre otros, además de levantar singulares edificios de oficinas y un hangar de mantenimiento de aviones conjuntamente con Iberia que ya ha entrado en funcionamiento.
En los legendarios terrenos donde comenzó la producción de vehículos en España y nació el mítico Seat 600, ya han empezado las obras para sustituir la industria de las grandes prensas de chapa y operarios embutidos en monos azules por las cámaras, los actores y los platós del glamuroso mundo del cine. La función ya ha comenzado con las obras de transformación de una extensión equivalente a 30 islas del Eixample y más de un millón de metros cuadrados construidos. El CZF impulsa un nuevo parque audiovisual, cuyo telón se levantará el año que viene, además de promover la instalación de la Universitat de Barcelona, el Hospital Clínic, el Institut de Recerca i Tecnologies Agroalimentàries (IRTA) y otras actividades consideradas “innovadoras”.
El objetivo del CZF es diametralmente opuesto al del Port de Barcelona y su comunidad empresarial, ya que los antiguos terrenos recuperados a Seat se destinan para colocar a Barcelona en “la vanguardia internacional de las industrias innovadoras de más potencial de futuro”. Las ventajas que ofrece la nueva zona, bautizada como Parc BZ Barcelona Zona Innovación, es la proximidad a la ciudad y al aeropuerto.
Entre las empresas que se instalarán en el preciado terreno, sólo Acciona Logística cumple el papel de compañía relacionada con las actividades portuarias. También serán las primeras en instalarse la Universitat de Barcelona, la Fundación Clínic, La Salle Technova Barcelona y las productoras audiovisuales Endemol, Vértice 360, RBA, Benecé Produccions y 3A Management. Las facilidades del CZF son amplias. Manuel Royes reconoce que el precio de alquiler de los nuevos espacios a estos sectores tendrá un precio “razonable” de alrededor de 30 euros por metro cuadrado y año, “porque la labor del Consorcio de la Zona Franca no es hacerse rico, sino posibilitar que se hagan los otros”, asegura Royes.