El concurso de Reyal Urbis entra en un agujero negro
El juez debe resolver cientos de incidencias contra el informe provisional de la administración concursal, que elevó el pasivo a 4.118 millones
Casi año y medio después de que la inmobiliaria Reyal Urbis entrara en concurso de acreedores, con un pasivo de 4.118 millones, los avances prácticamente han sido nulos. Y, como viene sucediendo desde hace un año, cada trimestre se repite la misma historia.
La empresa presidida por Rafael Santamaría sale al paso con unos argumentos que, por repetitivos, dejan entrever que las negociaciones mantenidas con los acreedores están lejos de llegar a un punto de acuerdo.
Retahíla recurrente
La inmobiliaria “se encuentra evaluando cuáles serán las actuaciones a realizar con objeto de conseguir presentar un convenio que sea recibido de forma positiva por la masa acreedora, y considera que la superación del concurso le permitiría reforzar su capacidad para hacer frente a los compromisos financieros”, es la retahíla vacía de contenido que cada tres meses viene repitiendo.
Hace un año podría colar. Ahora menos. Y es que, mientras comenta esto, es la propia empresa la que ha interpuesto decenas de incidencias contra el informe provisional de la administración concursal. Una de estas incidencias se relaciona con el no reconocimiento de un crédito de 700 millones de euros titularidad de la Sareb, el banco malo.
Pendiente del pasivo definitivo
El informe provisional, elaborado por BDO y emitido el 11 de julio de 2013, incluía una masa activa de 2.420 millones de euros con un pasivo, de casi 4.119 millones, que dejaba un agujero patrimonial de 1.700 millones. Por eso habrá que esperar a que finalice el trámite de resolución de incidencias para, en virtud de lo dictamine el juez, saber cuál es la masa pasiva a la que presentar la propuesta de convenio de acreedores.
A la vuelta del pasado verano, Reyal Urbis planteó una quita sobre el 90% de la deuda, además de la posibilidad de mantener en su poder activos por valor de 100 millones de euros y participaciones en varias sociedades, como el complejo Castellana 200. Pero ambas ofertas no fueron atendidas por los acreedores.
Ventas
En el caso de la quita, habrá que ver en su momento, si llega a aprobarse un convenio de acreedores, si estos la aceptan y, si lo hacen, con qué descuento. Lo que no han aceptado los bancos es que Reyal Urbis mantenga los activos. En un proceso lento pero inexorable, la mayoría de los mejores inmuebles han sido vendidos a instancias de los acreedores.
Ni Castellana 200, ni el centro comercial ABC Serrano ni el complejo de oficinas de la avenida San Luis forman ya parte de la cartera patrimonial de la empresa presidida por Rafael Santamaría. Tampoco el edificio de oficinas de calle del Cardenal Marcelo Spínola, en Madrid.
Otros 450 millones perdidos en seis meses
La semana pasada, no era Reyal Urbis sino la propia compradora del inmueble, la socimi Lar España, la que comunicaba, en hecho relevante a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), que había adquirido este edificio por 19 millones de euros.
Se convertía así en una venta más que añadir a las realizadas por Reyal Urbis durante el primer semestre para cumplir con las exigencias de los bancos acreedores. Operaciones que se cierran con fuertes pérdidas, pero que sirven para condonar deuda.
Entre enero y junio, la inmobiliaria madrileña, a pesar de los casi 50 millones de ingresos logrados, volvió a presentar unas pérdidas de calado. Más de 450 millones de euros en rojo provocados por los 331 millones aportados para provisionar el progresivo deterioro de los activos y por un gasto financiero neto de 55 millones de euros, frente a los 35 millones de euros del ejercicio anterior, debido principalmente al incremento en los devengos de deuda por intereses indemnizatorios.