El cava teme a 2021: ¿ERTEs en las bodegas y ruina para los agricultores o recuperación?
Las cavistas arrastran una caída del 10,5% antes de unas navidades con restricciones en Europa por lo que el miedo se traslada a la primera mitad de 2021
A diferencia de lo que sucede en la mayoría de industrias españolas, en el cava hay cada vez más voces que auguran un 2021 incluso peor que este año. Hasta el mes de septiembre, el sector arrastraba una caída del 10,5%, pero la llegada de unas navidades plagadas de restricciones en media Europa hace temer un final de año todavía peor. Ante tal panorama, son cada vez más los que piensa que los ERTE se prorrogaran durante el próximo ejercicio y que los viticultores sufrirán para que alguien los compre la uva.
La voz más optimista de las consultadas por este medio es la de Javier Pagés, el presidente de la DO Cava. En una conversación con Economía Digital, el exdirigente de Codorníu aspira a que el descenso del espumoso a final de año sea de un solo dígito. Para 2021: “Quiero pensar que la pandemia tendrá menos efecto, habrá mayor consumo y más alegría; no será un año fácil pero sí mejor que este, sobre todo a partir de la segunda mitad”.
La recuperación, como en la mayoría de sectores, se augura desigual. Es el mercado español el que impulsa las caídas de facturación hacia el doble dígito, pues el negocio internacional solamente cayó el 7% hasta septiembre.
De hecho, fuentes internas de Freixenet explican que las botellas destinadas a la exportación, aproximadamente el 80% del total, se repartieron con normalidad. Más problemas tiene Codorníu, pues no está tan internacionalizada como su principal rival.
En los supermercados prima el precio, una carrera en la que el cava dice que no quiere competir
Sin embargo, la aparente serenidad del mercado internacional oculta un peligro: no existen las devoluciones. Por ello, existe el miedo de que, si las restricciones a la movilidad en Europa continúan, durante los primeros meses de 2021 los pedidos caigan en picado al tener ya la despensa llena de cava.
Con las dudas sobre el futuro a corto y medio plazo sobre la mesa, las empresas buscan fórmulas para tratar de asegurar sus ventas. Incluso aquellas que ya habían abandonado hace meses en busca de mayores márgenes. Es el caso de Codorníu, que hace tres años dejó atrás la marca blanca, a la que ha vuelto ahora, elaborando para la cadena británica de supermercados Tesco, tal y como avanzó este medio.
Y aquí es donde surge una de las mayores quejas del sector. «¿Se puede promocionar el cava con una estrategia unitaria mientras los grandes apuestan por el vino barato cuando el sector trata de tomar otra dirección?», lamenta un alto dirigente de una cavista. «A nosotros nos gustaría ver como las empresas apuestan por crear valor», dispara Pagés.
La llegada de la pandemia no hace más que reforzar el debate. El cava caro se consume habitualmente en restaurantes mientras que la bebida debe centrarse ahora en pelear contra otros productos en los lineales de los supermercados, donde el precio tiene un factor esencial; un camino que la DO trata de abandonar en busca de posicionarse como una bebida premium.
«Es cierto que el supermercado no ayuda; la experiencia que se vive en un restaurante es inigualable y nos sirve a nosotros para crear marca y posicionarnos como una bebida de gama alta; por suerte, internet nos ayuda», señala el dirigente.
El miedo de los trabajadores: que los ERTEs se conviertan en EREs si el consumo no se recupera
A la espera de ver el impacto de los nuevos hábitos de consumo en el cava, es en la primera mitad del año próximo donde se concentran las preocupaciones relacionadas con el empleo. Todos los grandes del sector anunciaron expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) durante el estado de alarma y desde el sindicato Comisiones Obreras (CCOO) –el mayoritario en el sector— temen que los ERTE puedan extenderse a lo largo de la primera mitad del año que viene, el semestre tradicionalmente más flojo para el sector.
Otras voces incluso avisan de que los ERTE puedan convertirse en ERE si las ayudas no fluyen y el consumo no recupera la normalidad, pues el sector ya arrastra problemas de rentabilidad desde hace años.
En cambio, Javier Pagés insiste en su optimismo y augura que la llegada de la vacuna a España revitalizará el ánimo de los clientes y acabará con la mayor parte de las restricciones vinculadas a la hostelería.
Los viticultores temen un 2021 negro
Pero más allá de empresas y trabajadores, la industria del cava se sostiene sobre una tercera pata: la de los viticultores. Y si esta campaña ya se dispararon las quejas por los bajos precios a los que compañías como Freixenet pagaron la uva; para 2021 el miedo es incluso mayor. Al tener las bodegas llenas, las cavistas rebajarán la compra de materia primas.
El presidente de la Asociación de Viticultores del Penedés, Joan Pascual, admite que el sector no tiene mucho margen de maniobra si no se venden botellas. No obstante, sí se muestra crítico con la falta de apoyo del Gobierno y la Generalitat, a los que acusa de no haber pagado todavía las ayudas prometidas.
La DO asegura que tratará de ayudarlos: «Las ayudas no son suficientes, pero trataremos de conseguir más y que estén mejor enfocadas», promete Pagés. «En la DO hablamos de estos temas y trasladamos al Gobierno nuestras opiniones para hacerlo mejor».