El Banco de España advierte que la guerra de Ucrania intensificará el riesgo de BBVA en Turquía
La pandemia, las decisiones de política monetaria y ahora la guerra, han dado lugar a una fuerte depreciación del tipo de cambio y a la mayor inflación en 20 años
El Banco de España ve que los riesgos en Turquía se han incrementado con el conflicto entre Rusia y Ucrania y advierte de ellos a BBVA, que es la única entidad española con presencia en el país. De hecho, Garanti -donde el banco es dueño del 49,85% del capital- es el segundo mayor banco privado turco y el quinto del país si se incluyen también los públicos.
Pero BBVA tiene previsto aumentar su presencia en el país otomano, de hecho, el banco lanzó una opa el pasado mes de noviembre, que acaba de mejorar este mismo lunes, para hacerse con el control total de Garanti. Por lo que su exposición a este mercado, que ya aporta el 13% del resultado del grupo, será aún mayor en el medio plazo.
Y en este contexto, el supervisor manifiesta que la economía turca se ha visto afectada primero por la pandemia, luego por las decisiones de política monetaria adoptadas por el gobierno de Erdogan y ahora por la guerra de Rusia y Ucrania, donde Turquía se ve bastante expuesta. Un cúmulo de circunstancias que han exacerbado algunos de sus principales desequilibrios y ha dado lugar a una fuerte depreciación del tipo de cambio y a una tasa de inflación muy alta, apuntan.
En este sentido, el BdE explica que la invasión de Ucrania por parte de la Federación Rusa a finales de febrero ha supuesto “un importante aumento de la incertidumbre y de los riesgos para la economía turca”. No solo por compartir frontera marítima con ambos países y tener una posición geoestratégica muy relevante, también porque como miembro de la OTAN, Turquía mantiene estrechos lazos comerciales con ambos países.
Rusia es el segundo país para Turquía en cuanto a importaciones, con un 10,7% del total y Ucrania el duodécimo, con un 1,7%. Destaca el elevado peso de las importaciones energéticas (en torno al 40% del gas natural y el 35% del petróleo importados proceden de Rusia) y de alimentos (el 80% de las importaciones de trigo provienen de ambos países).
Por el lado de las exportaciones de bienes, Rusia es el décimo país de destino, con el 2,6% del total, y Ucrania el vigésimo, con el 1,3%. Asimismo, ambos países son muy importantes en los ingresos por turismo, pues en 2021 el 27% de los turistas del país procedían de Rusia y Ucrania, explica el Banco de España.
El frenazo en la actividad cambia las previsiones de crecimiento económico. El año pasado el PIB de Turquía creció un 11% y este 2022 se esperaba una subida más moderada, de hasta el 3,3% según Fondo Monetario Internacional (FMI). Pero el BdE prevé que los efectos del conflicto bélico pesarán adicionalmente a la baja sobre dicho crecimiento.
Y es que, aunque Turquía no se ha sumado a las sanciones impuestas a Rusia por otros países, es probable que los flujos comerciales tanto entre Turquía y Rusia como entre Turquía y Ucrania sufran disrupciones, a lo que habrá que sumar otros efectos negativos indirectos, como un mayor encarecimiento de las materias primas (sobre todo de la energía), una menor demanda global, una caída en la confianza de los agentes económicos y unas condiciones financieras más restrictivas.
A ello se suma que la relajación de la política monetaria aplicada desde el último trimestre del año provocó una gran depreciación de la moneda turca, que, a su vez, contribuyó a elevar la inflación hasta máximos históricos. Así, tras el recorte de tipos de interés oficiales de diciembre, el tipo de cambio llegó a cotizar a 18 liras por dólar, con una pérdida de más del 50% del valor de la lira respecto a antes de la primera rebaja de tipos de interés oficiales, que tuvo lugar en septiembre.
La inflación se dispara a su nivel más alto en dos décadas
En esta situación, el Banco Central de Turquía intervino varias veces en el mercado de divisas, al tiempo que anunció una nueva estrategia que busca incentivar la utilización de la lira en lugar de las monedas extranjeras en el sistema financiero turco para lograr así la estabilidad cambiaria.
Respecto a la inflación, la confluencia de factores comunes a escala global (cuellos de botella, aumento de los costes de transporte o incremento del precio de las materias primas) junto con diversos factores internos (fuerte depreciación cambiaria, inflación o el aumento del salario mínimo) desembocó en un incremento muy acentuado de esta, que alcanzó el 61,1% interanual en marzo, la tasa más alta registrada en los últimos 20 años.
BBVA ya informó a la SEC, el equivalente a la CNMV española en Estados Unidos, el pasado mes de marzo que la exposición directa a Ucrania y Rusia “es limitada”, pero el conflicto podría afectar de manera significativa y adversa a su negocio, la situación financiera y los resultados de las operaciones del grupo.
En concreto, el banco que preside Carlos Torres apuntaba a que la cercanía de estos países con Turquía haría este riesgo posible, principalmente por el flujo comercial que se ha producido en los últimos años. Además del comercio, los rusos y ucranianos constituyen una parte importante de los ingresos del turismo de Turquía, recordaba el banco.