El auditor de Nostrum avisó antes del concurso
La cadena de restauración perdió 2,3 millones y el auditor duda de las cuentas de la empresa, que podrían ser peores de lo que asegura
La voz de alarma saltó antes del preconcurso de acreedores. Si la banca se puso en alerta por una deuda de más de 10 millones de euros, el auditor de Home Meal –la matriz de Nostrum–, es quien se pone en alerta por unas cuentas que podrían no reflejar la realidad de la cadena de restauración.
La firma Pkf asegura en las cuentas del primer semestre de 2018 que existen varios saldos que la compañía fundada por Quirze Salomó no podrá afrontar. El primero, un crédito fiscal de 4,43 millones de euros que la sociedad engloba entre las salvedades del informe, que deberá compensar unas ganancias que no se vislumbran en el horizonte.
Sin embargo, el pero más grande de la auditoría es el de la presunta falsa compra de siete restaurantes por parte de la directiva Anna Canal. Según ha podido saber Economía Digital, Home Meal –la empresa propietaria de Nostrum— se deshizo de siete locales en el mes de diciembre de 2016 .
El comprador fue la sociedad Eat Top SL, una compañía constituida el mismo 7 de diciembre, con un capital de 3.000 euros y con la directiva Anna Canal como administradora única.
Home Meal perdió 2,3 millones de euros frente a los 1,7 millones perdidos en el primer semestre de 2017. Mientras, la facturación de 2018 alcanzó los 7,04 millones de euros frente a los 7,60 millones de euros.
El preconcurso de Nostrum
Mientras vive inmersa en las pérdidas, la compañía afronta un preconcurso de acreedores al que se acogió después de que Ibercaja no secundara la refinanciación de la deuda a la que había llegado con la banca y los tenedores de pagarés. Con un pasivo de que ronda los 16 millones de euros, la cotizada tiene ahora tres meses para llegar a un pacto que ya parecía cerrado.
La compañía anunció un viernes de septiembre por la tarde un principio de acuerdo con BBVA, Targobank, Banc Sabadell, Ibercaja, Banco Santander, Bankia, Banco Popular, Bankinter y Caja Mar para refinanciar la deuda actual de 3,7 millones a seis años con un ejercicio de carencia y la nave industrial de Sant Vicenç de Castellet (Barcelona) como garantía. A la firma se sumaron la española QRenta y Credit Suisse, tenedoras de 6,3 millones en pagarés. No obstante, quedaron fuera de la negociación los proveedores, con una deuda similar a la de los bancos.
“El plan de negocio no es creíble, la única solución es que aparezca alguien y la compre”, explicaban desde las entidades hace semanas. La refinanciación era un balón de oxígeno para una empresa que duplicó pérdidas en 2017, el año en el que debía afrontar una ambiciosa expansión.