El Arts y el Mandarín, los grandes hoteles de Barcelona con dos estrellas Michelín
Los reconocimientos frenan la sangría de chefs de primera línea en los principales hoteles
La segunda estrella Michelin que recibió este jueves Enoteca, el restaurante del chef Paco Pérez, y Moments, del hotel Mandarín Oriental, ha revertido el mal reciente de los grandes hoteles que sufren la pérdida de primeras figuras de los fogones.
Con la concesión de la segunda estrella a Enoteca, Paco Pérez, suma cuatro estrellas, dos de las cuales ha cosechado con el Miramar. El lujoso Mandarín Oriental también gana una estrella más y Carme Ruscalleda, al mando de los fogones, acumula su quinta estrella.
Los ganadores
La noche de los premios Michelin, que se entregaron este jueves en Madrid, terminó con un total de 20 nuevas distinciones para los restaurantes de España y Portugal. En Barcelona, han ganado distinción Dos Palillos, Koy Shunka y Nectaría, mientras que Lluerna ha ganado en Santa Coloma de Gramenet, en el área metropolitana de Barcelona.
Los dos cocineros que han entrado a lo más alto de la gastronomía –las tres estrellas—son Quique Dacosta con su restaurante en Denia (Alicante), y Eneko Atxa, de Azurmendi (Larrabetzu, Vizcaya). Completan la lista con el máximo reconocimiento Juan Mari Arzak (Arzak, San Sebastián), Martín Berasategui en Lasarte (Guipúzcoa), Carme Ruscalleda (Sant Pau en San Pol de Mar, Barcelona), Pedro Subijana (Akelarre, San Sebastián) y Joan Roca (Celler de Joan Roca, Girona).
Las pérdidas
Diego Guerrero (Club Allard), David Muñoz (Diverxo), Ramón Freixa (del restaurante Freixa), Óscar Velasco (Santceloni), Paco Roncero (La Terraza del Casino) y Sergi Arola cuentan con dos estrellas en Madrid, una distinción de la que también presume Jordi Cruz, en el Abac de Barcelona.
Un total de ocho establecimientos han perdido la estrella por cierre o cambio de concepto. Uno de ellos es el restaurante Evo, en L’Hospitalet (Barcelona) que cerró sus puertas este año y dejó al hotel Hesperia sin la distinción.
El hotel Magestic de Barcelona ya había sufrido la misma suerte el año pasado cuando cerró el restaurante Drolma, con una estrella Michelín.