El amigo de Soria que hizo caer a media Canarias vuelve a las andadas
La familia de Ángel Marrero, que llevó a la quiebra a buena parte del tejido empresarial de Gran Canaria, cierra su coctelería. Su hijo Ángel Marrero hereda parte de la enorme estructura empresarial que dejó en la quiebra o en dificultades a 800 proveedores
La familia de Ángel Marrero, el empresario avalado por el ministro Soria y para el que trabajó como procuradora su mujer, María del Carmen Benítez López, ha sufrido un nuevo tropiezo en su polémica carrera empresarial. Marrero fue dueño de Vanyera 3, la mayor quiebra de Canarias que llevó a la ruina y dejó con deudas a un total de 800 proveedores.
El amo de la mayor empresa de cátering de Canarias, que sirvió a los grandes hoteles y que acaparó buena parte de las comidas de las bodas de la alta sociedad, continúa con la actividad empresarial y ha visto cómo la última empresa familiar ha tenido que cerrar sus puertas.
Su hijo Borja Marrero dirige la empresa de cátering Boanva, que ha heredado tanto las estrategias como los clientes del padre, según ha reconocido el propio Borja, un chef formado en los mejores restaurantes españoles incluidos el Bulli y el Arzak. Marrero hijo y familia han estado al frente de la coctelería Alquimia, en las Palmas de Gran Canaria, según ha relatado su círculo íntimo a este diario. Pero la familia de empresarios ha tenido un nuevo revés y el negocio acaba de ser traspasado a otros dueños.
Ángel Marrero padre conserva el 1% de las acciones de la empresa del hijo, Boanva, según el Registro Mercantil. Marrero mantiene una actividad empresarial bajo la sombra de su hijo mientras sus afectados siguen arrastrando las consecuencias de una de la quiebra más estruendosa de las Islas Canarias.
Arruinados y sin casa
Las dos suspensiones de pagos de Vanyera 3 dejaron endeudados a 800 proveedores. Y algunos de ellos no han podido levantar cabeza. Es el caso de José Luis Batista, que acumula una deuda de más de 700.000 euros. Tuvo que vender un chalet, dos apartamentos y perdió su empresa.
«Me arruinó la vida. Fue declarado culpable del concurso de acreedores y veo con indignación que abre nuevas empresas escudado bajo la figura de su hijo. Se ha declarado insolvente y los juzgados de Gran Canaria no ha investigado sus bienes ni su patrimonio», José Luis Batista, propietario de la empresa Domijocar, proveedor de pescado de la antigua Vanyera 3.
Los avales
El ministro José Manuel Soria aprobó un aval de 5,2 millones de euros cuando fue vicepresidente y consejero de Economía y Hacienda del gobierno canario entre 2007 y 2010. El aval estaba destinado a garantizar un préstamo de CajaCanarias, hoy Caixabank que el gobierno perdió posteriormente.
La empresa fue a concurso de acreedores dos veces y, aunque el empresario Ángel Marrero fue declarado culpable, los proveedores nunca recibieron el dinero. Muchos de ellos lo dan por perdido.
«Se declaró insolvente y creo que nunca recibiré ese dinero. La pasamos muy mal y muchos empresarios fueron a la quiebra. Incluso algunos tuvieron graves problemas de salud», explica Salvador Rodríguez, de congelados Roper, que aún tiene una deuda por cobrar de más de 360.000 euros.
Pese a la situación ruinosa de la compañía, los administradores concursales cobraron regularmente sus honorarios y contribuyeron a mermar las cuentas de la empresa. Ninguna sorpresa en el sistema concursal español.